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Filosofía contemporánea

Comentar este libro de manera apropiada, por su solvencia conceptual y erudita, requeriría quizás más de las 85 páginas que lo comprenden y en las que condensa una provocadora reflexión filosófica y política contemporánea.

Las palabras intermitentes

Progreso, Nación  y Utopía

Roberto Fragomeno

Ensayo

Arlekín

2018

Comentar este libro de manera apropiada, por su solvencia conceptual y erudita, requeriría quizás más de las 85 páginas que lo comprenden y en las que condensa una provocadora reflexión filosófica y política contemporánea.

Estratégicamente, el filósofo Roberto Fragomeno plantea su reflexión a partir de tres vocablos que él llama “palabras intermitentes”, a saber: Progreso, Nación y Utopía.

El escogimiento de estos vocablos claves se debe a que “son palabras que se pronuncian como palabras pero se viven como experiencia.”

El texto, eminente y felizmente filosófico, parte de la pregunta ¿qué es ser progresista?, provocación que conduce a análisis complejos y reveladores acerca de los escenarios y resonancias de los términos estudiados.

Sin titubeos, el autor señala que: “Desde la Ilustración lo progresista es un acompañante semántico de lo revolucionario.”, con lo que resume y define las coordenadas de las que parte su propuesta de discusión.

Desde la brevísima introducción, plantea una preocupación importante por el lugar que ocupa la filosofía en la organización de la sociedad contemporánea tanto en lo académico, como en lo político o la vida común y algunas tendencias que han instaurado un sistema de pensamiento que “mimetiza la filosofía con la metafísica del Capital”.

Contrario a esa tendencia, Fragomeno considera que: “Para la democracia, la filosofía crea valor al construir ciudadanos pensantes, laicos, críticos y solidarios”, de ahí su interés por sacudir “conceptos” que se dan satisfechos.

El libro, diríase un denso opúsculo sino no fuera por la gravidez de sus posibilidades de análisis, constituye un punto de partida para una discusión más amplia y necesaria en la sociedad contemporánea.

La urgencia de esa discusión la sentencia el autor: “la razón política progresista no apela a un sujeto substancializado. No se dispone a priori de un sujeto político sino que la subjetividad política se autoconstruye en la acción política y lo que se autoconstruye no es una subjetividad que gestiona lo real sino que lo crea.”

Las palabras cuentan.

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