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Espín: una oportunidad para reflexionar sobre la ciudad inclusiva

El trabajo conjunto entre todos los actores es lo que logrará desarrollar los cambios que se necesitan para enfrentar los problemas urbanos que caracterizan nuestras ciudades.

La ciudad es un lugar de encuentro; y como ha asegurado Lewis Mumford en sus textos La cultura de las ciudades y La ciudad en la historia, la ciudad es la gente. Esta consideración implica que una ciudad inclusiva es una apuesta por el acceso universal que, considera y visibiliza a todas las capas que constituyen la sociedad.

Esa ciudad inclusiva es la que comprende que tres aspectos son los esenciales para entender los problemas urbanos. El primero de ellos es el que la ciudad es un producto histórico; tanto en su materialidad física como en lo que concierne a simbolismos, significados culturales y modos de vida y organización de sus habitantes. Ya lo dice Manuel Castells “la ciudad no es el reflejo de la sociedad; es la sociedad misma”.

El segundo aspecto es que la sociedad, por ende, la gente y la ciudad, está compuesta por múltiples capas: grupos socioeconómicos, etarios, de diversos géneros, con distintas capacidades de movilidad, de acceso de información y conocimiento. La visión equitativa, la proyección y diseño de los espacios urbanos y públicos, bajo este entendido, es lo que nos hace considerar a madres que en su cotidianidad puedan disfrutar del espacio público, sin temor al acecho, a que las cuestionen. Al igual que a los ancianos y niños que tienen necesidades diversas. Por otro lado, considerar los distintos medios de transporte y las distintas funciones urbanas que necesitamos y que necesitan estos distintos grupos.

El tercer aspecto es el balance entre el medio físico, el social y el económico; se refiere al acceso irrestricto a la ciudad, el logro de procesos cohesos entre los otros. La ciudad es el espacio público, lo aseguran autores como Lefebvre, Jacobs, Gehl. Espacio público que debe ser inclusivo, accesible y atractivo. Ese balance lo encontramos cuando hay continuidad, cuando cedemos y consideramos todas las necesidades, cuando logramos equilibrio funcional, cultural en todos sus aspectos, cuando nos sentimos seguros y podemos disfrutar.

La ciudad inclusiva es la casa de todas y todos. Es ese lugar de encuentro en donde prevalece la tolerancia, la consideración, en donde se borran todas las preconcepciones de roles de género y grupos socioeconómicos. La ciudad inclusiva es aquella donde prevalece el respeto, el confort, la seguridad. Nadie es más vulnerable que el otro. En ella hay continuidad y es en donde encontramos justicia espacial.

Costa Rica es internacionalmente reconocida por sus recursos naturales y por los esfuerzos que hace para conservarlos. A pesar de ello, de esta riqueza natural y de estos procesos, nuestras ciudades no han sido diseñadas ni construidas como ambientes urbanos sostenibles. ¿Qué es lo que tenemos? Periferias, expansión urbana, fragmentación, segregación socio-espacial. Ciudades de inequidades sociales, de oportunidad y de acceso.

Proinnova ha organizado el pasado 13 de febrero el evento Espín: Costa Rica hacia la innovación urbana, en donde ha reunido a expertos e interesados sobre el problema urbano para informar, escuchar y cuestionar proyectos, ideas, algunos sueños y muchas realidades. Ideas y visiones que han presentado diversas opciones y las limitaciones que tiene este sistema urbano en el que vivimos, trabajamos, nos movilizamos, disfrutamos de su paisaje natural y sufrimos de sus aspectos de diseño inadecuados.

Entre conferencias que han presentado proyectos de movilidad que buscan la regeneración urbana y proyectos centrados en mejora social y conversatorios temáticos, el evento ha sido un viaje. Uno intermodal, a través de un tren, caminando y montados en bicicleta. Un viaje en el que se ha valorado la biodiversidad que nos rodea. El paisaje de este viaje ha presentado los esfuerzos interinstitucionales por aportar a la calidad de vida de los jóvenes de este país, principalmente los vulnerables.

Tres estaciones se han visitado. La primera de ellas de ciudades inteligentes, que obligó a los participantes a entender la importancia de planificar adecuadamente y entender que la tecnología debe estar al servicio de la ciudad. Al lograr eso, y cuanto más centrada está en la ciudadanía, se podrá evolucionar hacia ciudades inclusivas.

La segunda estación, la de la movilidad, ha dejado igualmente muchas ideas, preocupaciones grandes, pero también, y al mismo tiempo, focos de esperanza. Poco a poco nos volvemos más conscientes del beneficio de integrar a nuestra vida cotidiana, prácticas de movilidad activa. Allí, en esa segunda estación, se han vuelto a hacer las reflexiones que han acompañado a los participantes en este viaje: centrar las acciones en todos y todas quienes habitamos y usamos estos espacios urbanos, al igual que definir los mecanismos de control y toma de decisiones que se necesita a través de la definición de una meta alcanzable.

La última estación, en la que terminó el viaje, tuvo que ser la de cultura; diversa también, como se ha caracterizado el evento. La premisa del cambio debe lograrse de forma adecuada, paulatina, divertida. Un cambio que implica romper mitos y barreras, exige resiliencia e innovación, basadas en el manejo inteligente y estratégico de la información.

Costa Rica hacia la innovación urbana parece ser un camino trazado que debe ser concertado y plantear nuevas visiones.

Innerarity, en su texto Un mundo de todos y de nadie, pregunta:

“¿de quién es el mundo?

El mundo actual está lleno de paradojas y una buena parte de ellas podría sintetizarse en la idea de que es un mundo de todos y de nadie. Proliferan los asuntos que son de todos (que a todos nos afectan y que exigen acciones coordinadas), pero de los que, al mismo tiempo, nadie puede o quiere hacerse cargo (para los que no hay instancia competente o de los que nadie se hace responsable). ¿Cuál es la diferencia entre lo común y lo ingobernable, entre la responsabilidad compartida y la irresponsabilidad generalizada? ¿Cómo distinguir lo de todos y lo de ninguno, lo que no tiene dueño y aquello de lo que nadie se ocupa? ¿No estaremos llamando universal a lo vacío y celebrando como una apertura lo que en realidad no es sino intemperie y vulnerabilidad?”

El camino debemos hacerlo todos: instituciones gubernamentales, gobiernos locales, academia, empresa privada. Todos quienes exigimos un ambiente urbano sostenible, adecuado y de calidad. La innovación urbana nos exige inclusividad y una visión integral de los problemas urbanos. El trabajo conjunto entre todos los actores es lo que logrará desarrollar los cambios que se necesitan para enfrentar los problemas urbanos que caracterizan nuestras ciudades.


La Directora de la Escuela de Arquitectura, analista invitada del evento Espín: Costa Rica hacia la innovación urbana, llevado a cabo el pasado 13 de febrero, compartió su punto de vista en relación con los planteamientos dados en los distintos paneles y conferencias.

El objetivo principal del evento fue crear una plataforma para que los diferentes actores estratégicos relacionados con el desarrollo urbano en Costa Rica interactuaran y generaran una comunidad de trabajo articulada.


 

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