Lalia, la novela más reciente de la escritora costarricense Ana Cristina Rossi, empezó siendo ciencia ficción, pasó a ser ciencia posible, y luego se convirtió en “un retrato de lo que nos espera”, en palabras de la autora.
En su nueva obra, Rossi imaginó el istmo centroamericano dentro de 50 años, en un “mundo empeorado”, de destrucción, donde aparece Lalia, sobreviviente de un cataclismo climático.
En griego, Lalia significa “la que habla”, y es la protagonista de la séptima novela de Rossi, donde se abordan, con un lenguaje muy comprensible, los temas de la supervivencia, la reproducción y el libre albedrío, en un mundo de devastación.
Rossi recordó el mes de octubre de 1976, cuando llegó a París, Francia, desde Inglaterra, momento en que empezó a observar el clima. Ese año Inglaterra vivió lo que se conoció como “The year of the drought”, el año del verano más largo, una sequía que resquebrajó la tierra y tuvo un profundo impacto en los ecosistemas. “Ese fue el año que hizo percatarse a la gente de que el cambio climático venía y era en serio”, afirmó la escritora.
Volviendo al presente, Rossi llamó la atención del aviso que se dio el pasado mes de marzo, que fue terriblemente caliente y tan seco, que todos los robles sabana de San José florecieron intensamente, en un intento por reproducirse ante la muerte inminente. “Estaban diciendo ‘tenemos que reproducirnos, porque nos vamos a morir, nos vamos a morir’”.
A estas inquietudes que ha tenido la autora desde siempre, se le suman las contribuciones de una de sus hijas, quien es científica, especialista en cambio climático, con un doctorado en ciencias de plantas, que siempre la ha tenido al tanto y la ha instado a guiarse por informes científicos, según contó.
Esta mutante, Lalia, sobrevive en un mundo en el que la humanidad se ha extinguido por el cambio climático, pero tiene además como antecedente directo su novela de 1991: La loca de Gandoca.
Ahí se advierte de que hay que hacer algo por proteger la naturaleza, porque los ecosistemas son los que nos permiten vivir y todo eso está amenazado por la tala, por la destrucción de los humedales y por el uso desmedido de agua.
Basada en la lucha de Rossi por defender el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, 33 años después La loca de Gandoca es una historia que se repite con la tala y el impulso voraz que continúa vivo por urbanizar el Caribe Sur.
Rossi establece así una conexión entre Lalia y La loca de Gandoca, a la cual considera su antesala.
El libro, que surgió a partir de unos cuentos de ciencia ficción que Rossi escribió entre el 2017 y 2018, es una historia que aborda el cataclismo climático hacia el que vamos, en un mundo en el que nadie se hace responsable y no existe rendición de cuentas para el desastre ambiental.
Rossi afirmó que, a pesar de que muchos han tratado de detener “estas sociedades adictas al gas, al carbón y al petróleo”, se siguen acumulando los gases de efecto invernadero.
Lalia aparece en un país que es Costa Rica y Panamá unidos. Rossi explicó que son Costa Rica y Panamá, tal vez, de los territorios en donde habría más posibilidad de existir sobrevivientes, al estar rodeados de mar, ya que los océanos son el disipador de calor más grande del planeta, al absorber el 93,5% del calor generado por el cambio climático, lo cual ha sido explicado científicamente.
La novela es publicada por el sello de la nueva Editorial Perro Callejero —bajo la sombrilla de la editorial de larga trayectoria en el país Zona Tropical Press, que publica libros de historia natural y flora y fauna de Costa Rica— y se puede encontrar en la cadena de tiendas de la Librería Internacional.
