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Dulce San José: Un reto a los lectores

La existencia de mundos diversos, no necesariamente paralelos, fuera y dentro de la mente de una persona, se pone de manifiesto en el elaborado relato

Dulce San José

Adriano Corrales Arias

Novela

BBB Producciones

2017

La existencia de mundos diversos, no necesariamente paralelos, fuera y dentro de la mente de una persona, se pone de manifiesto en el elaborado relato interior de una mujer que padece el llamado mal o síndrome de Asperger, exteriorizado en el transcurso de un prolongado diálogo que sostiene con su psiquiatra y, al mismo tiempo, en un plano supra con la sociedad, ese medio en el que le ha tocado nacer e intentar vivir, contra viento y marea, dentro de lo que es una estructura  rígida que la ha hecho objeto de la peor violencia desde una edad muy temprana. Todo ello se evidencia en su comportamiento, considerado en principio como anómalo, o desconsiderado hacia su madre, alguien que no se cansa de abrumarla con sus desmesuradas exigencias de todo tipo; un ser que le cierra las puertas para un mejor desenvolvimiento en ese medio, al impedirle continuar con su escolaridad, cuando su manera de comportarse no había sido clasificada aún, como un padecimiento emocional.

Su madre, al no entenderla y actuando a partir de su rígida visión de mundo, termina arrojándola de su casa, haciéndola deambular por la ciudad, durmiendo en cualquier sitio, en condiciones deplorables, y buscando comida no importa dónde, para subsistir apenas. Con la ayuda de una señora que la lleva a su casa, donde trabaja para sobrevivir durante un tiempo antes de ser hospitalizada y diagnosticada de su padecimiento emocional, por primera vez, se abre otra etapa de su existencia. Esa, y no otra es la narración o el universo en el que nos propone sumergirnos el escritor Adriano Corrales Arias, en su novela que tituló, no sin una cierta dosis de ironía, Dulce San José (Editorial BBB producciones, San José, Costa Rica 2017), la que no estoy seguro si será percibida por los lectores incautos.

Acudiendo al recurso de la intertextualidad, de muy diversas maneras, el autor nos muestra los entretelones de la vida de esta persona, una mujer inteligente con gran habilidad para aprender idiomas y asumir los nuevos desafíos que se le van presentando, mientras se va cultivando a sí misma, consagrándose a la lectura y al pensamiento abstracto para terminar llegando, por esa vía, a alturas insospechadas, dentro de los ámbitos donde se va desenvolviendo. Lo anterior se evidencia, en cada instancia, a través de una larga reflexión en voz alta que sostiene con su médico, pero también con la sociedad y los personajes con los que toca interactuar en su vida cotidiana, de los que hace una reflexión crítica y toma una cierta distancia, probablemente por su enfermedad. Pero también por la violencia de que ha sido objeto en distintos momentos de su vida, una violencia que en cierto sentido jamás concluye.

No duda en enamorarse de su médico, a quien ironiza frecuentemente, aunque ve todo aquello como imposible para el mundo en el que ella se mueve, siempre retraída y vista como un ser insospechado para los otros. Las alusiones a los alcances de los relatos de Franz Kafka, y sus implicaciones metafísicas u ontológicas, aparecen invocados con cierta frecuencia en el transcurso de la reflexión; pero también los contenidos y la bella serenidad de las imágenes presentes en la poesía china de las épocas clásicas, muy ajenas a su occidentalización posterior; la poética intimista de Eunice Odio, con su inmensa soledad, y sus incesantes búsquedas; igual la presencia de Virginia Wolf quien busca en todo momento la soledad para producir el mundo de sus relatos y de su producción lírica, que terminan por alejarla de su existencia misma de una forma dramática.

Un desafiante y atrevido relato del autor donde, a través de ese monólogo del personaje principal, nos habla claro y sin pudibundeces acerca de la violencia, la hipocresía, y la falta de humanidad, presente en las sociedades contemporáneas: su xenofobia, su segregación social y racial, su patriarcalismo violento y su imposibilidad de percibir, siquiera en el espejo, al otro diferente. En fin, estamos ante mundos no necesariamente paralelos, pero sí hostiles y capaces de ignorarse recíprocamente.

 

 

 

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