La formación dual es la modalidad formativa más efectiva para acercar la oferta y la demanda de competencias laborales, aumentar la empleabilidad de las personas jóvenes y optimizar el uso de los recursos disponibles para formación.
Por ello algunos la consideran el estándar de oro de la formación profesional. Su impulso en Costa Rica es un acierto y un paso en la dirección correcta. Sin embargo, su éxito dependerá de la calidad de su diseño, del apoyo de los actores sociales y de su eficaz implementación.
La formación dual es una modalidad estructurada de capacitación que combina la formación en un centro o escuela con la práctica y la formación en un lugar de trabajo. Permite a la persona joven adquirir competencias para su trayectoria profesional, y a la empresa le facilita contar con el talento que demandan sus procesos productivos.
Los países europeos con sistemas más desarrollados de formación dual (Alemania, Suiza, Austria, Dinamarca y Holanda), son justamente los que tienen las menores tasas de desempleo juvenil.
La formación dual no solo funciona en Europa, existen experiencias prometedoras en América Latina. En El Salvador, el Instituto Nacional Salvadoreño de Formación Profesional (INSAFORP) desarrolla desde 1996 el Programa de Formación Inicial en la modalidad Empresa – Centro.
Inició como un programa piloto de aprendizaje dual que pasó de 2 a 29 carreras, con participación de 10 centros de formación y alrededor de 2,000 empresas. La duración oscila entre 6 y 24 meses, 70% en la empresa y 30% en un centro de formación. La inserción laboral de los egresados es del 89%.
Un diálogo necesario
Para el exitoso diseño y desarrollo de la formación dual en el país, es fundamental el diálogo social. Los sistemas de aprendizaje funcionan mejor en países donde empleadores y trabajadores participan activamente. Por ello resulta muy importante el diálogo tripartito que sobre el tema se viene desarrollando en Costa Rica, bajo el auspicio del Ministerio de Educación Pública y la facilitación de la OIT.
Es clave también que existan incentivos eficaces que motiven la participación de empresas, aprendices y centros de formación. El rol activo y compromiso del sector empresarial en particular es de vital importancia. La distribución adecuada de los costos y beneficios del sistema de aprendizaje entre las empresas, los aprendices y el Estado determinará en buena medida su alcance potencial.
Igualmente importante es la existencia de un marco legal claro que defina los derechos y responsabilidades de las partes, así como la gobernanza del sistema. La adecuada tutela de los derechos de los aprendices es fundamental.
Se deben establecer además previsiones suficientes para garantizar una formación de alta calidad, que permita no solo generar los resultados deseados para empresas y aprendices, sino que contribuya también a mejorar la valoración social de este tipo de formación.
En definitiva, la formación dual representa una gran oportunidad para Costa Rica. Convertirla en realidad, para beneficio de la juventud y de las empresas, dependerá de la capacidad de los actores sociales de diseñar un modelo balanceado que tome en cuenta los legítimos intereses de las partes, la experiencia internacional y el marco jurídico-institucional del país.