Diálogos sobre el Bienestar Inmigraciones en Costa Rica: Aspectos sociales y de tránsito.

El mito del imán de bienestar. La Caja, los migrantes y la exclusión

En todo el mundo hay 60 millones de personas desplazadas y refugiadas, una cifra no vista desde la Segunda Guerra Mundial
  • Diálogos sobre el Bienestar, Segundo Fascículo – FLACSO Costa Rica

Costa Rica entendió pronto en su historia la importancia de la salud, y logró crear un sistema de protección social excepcional basado en el universalismo, y la solidaridad. La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) es emblemática de este logro, proveyendo cobertura de seguro y servicios de salud a casi 90% de la población costarricense.

Sin embargo, desde los años 80, la reestructuración basada en los principios del Consenso de Washington (desregular, liberalizar, privatizar) ha generado una gran presión sobre el sistema de salud, debido a la exigencia de hacer más con menos.

Resultado: instalaciones médicas en un estado de deterioro, largas filas y listas de espera para citas médicas, y un sistema saturado con dificultades financieras para proveer servicios de calidad.

Voces de chauvinismo de bienestar

En este contexto, la incorporación en los servicios de salud de migrantes  nicaragüenses ha sido muy espinosa. Tener que “compartir” los servicios con inmigrantes resulta difícil, y surgen voces de chauvinismo de bienestar (“la CCSS es solo para ticos”).

El discurso antiinmigrante se basa en la idea de que los inmigrantes “nos” están quitando “nuestro trabajo” y que se están quedando con “nuestras” citas médicas. Nada de lo anterior está basado en datos concretos, sino en percepciones generales.

En el año 2009 se presentó un experimento social interesante cuando el desempleo subió a causa de la crisis financiera. El Ministerio de Trabajo quiso movilizar ticos para el agro, pero los ticos no quisieron trabajar en agro.

El gallo pinto puede ser tico, pero en la realidad, sin “nicas” no hay gallo pinto. Tampoco el resto del desayuno: el café, las frutas… el azúcar. Si usted le da gracias a Dios por su comida, hay que agradecerle también a un migrante.

También existen mitos persistentes sobre la incidencia de los “nicas” en la CCSS. Doctores, enfermeros y personal de ventanilla de la CCSS estiman que representan entre el 20% y 60%. Sin embargo, los datos de la propia CCSS demuestran que los migrantes nicaragüenses normalmente no sobrepasan el 6%, dependiendo del servicio médico.

“Ellos” representan casi el 7% de la población total: es decir, están subrepresentados en los servicios de salud. Claro, los datos de la CCSS no son los mejores, y los  migrantes pueden mentir sobre su nacionalidad. Pero eso no explica la diferencia entre el 5% (realidad) y el 60% (percepción). Incluso en las zonas fronterizas, la incidencia de migrantes en la CCSS es proporcional a su incidencia en la población.

Otro mito es que los “nicas” no tienen seguro. Es cierto que hay más nicaragüenses sin seguro (36%) que ticos (13%). Pero en el seguro directo contributivo (como asalariado, o voluntario), los “nicas” (37%) aportan más que los ticos (31%) (Censo, 2011). Es el seguro familiar, un seguro indirecto, que explica la cobertura (casi)  universalista entre los ticos (41.4%).

Hay más mitos. Los “ticos” dicen que las mujeres cruzan la frontera para dar luz acá. Existen anécdotas, pero los datos sugieren que menos del 1% vino a Costa Rica por razones de embarazo o de parto (Voorend, 2016).

Los “ticos” dicen que vienen por los servicios de salud y educación para los hijos. Pero las razones principales para migrar a Costa Rica se vinculan con la proximidad (44%), la diáspora y redes migrantes que ya existen (36%) y mejores oportunidades laborales (17%), no con los mejores hospitales (3%) o la mejor educación (6%) que el país ofrece.

La mayoría de inmigrantes nicaragüenses se desplazan a Costa Rica por la cercanía a su país de origen y las redes de migración existentes. Fotografía: Asociación Migrantes Nicaragüenses en Costa Rica

Sobre la exclusión

Varios mecanismos explican la exclusión de los migrantes del sistema de salud. Primero, los mecanismos estructurales: el tipo de inserción laboral de migrantes. El 75% de los inmigrantes trabaja en sectores altamente informales (agro, construcción, servicio doméstico), donde la cobertura del seguro social asalariado es menor. Así el seguro (voluntario) recae en los migrantes, y es costoso.

Para alguien que gana alrededor del salario mínimo (CRC 255,375, salario mínimo rural para agricultura 2017, calculado para 26 días laborales.), el costo del seguro voluntario (+/- CRC 24,000) es bastante, si la canasta básica para una familia de 4 cuesta +/- CRC 183,000.

Segundo, los mecanismos institucionales. La Ley de Migración del 2009 y las políticas de la CCSS establecen que un migrante tiene que ser “legal” para un seguro, pero necesita un seguro para ser “legal”. De esta situación, no hay salida.

Aún más, desde el 2012 la CCSS estipula que el seguro familiar solo cubre a dependientes “legales”, pero para ser “legal”, se necesita un seguro directo. Entonces, el seguro familiar de facto ya no existe para migrantes, creando así condiciones muy desiguales en el acceso a la salud.

Finalmente, los mecanismos de agencia. En palabras simples, la política social se hace en la ventanilla. Y así, el acceso, la calidad del servicio y el trato que recibe el paciente pasa por las percepciones, muchas veces xenofóbicas, de las personas que ejecutan las políticas.

La discusión sobre los migrantes debe incluir su aporte a la sociedad costarricense. Foto: Asociación Migrantes Nicaragüenses en Costa Rica

A modo de cierre.

Costa Rica no es un imán de bienestar, los migrantes nicaragüenses no sobre-utilizan la CCSS, y mucho menos son la causa de sus dificultades financieras.

Los migrantes vienen en edades productivas, y aportan más a nuestra economía de lo que “cuestan” (no hay costo significativo de educación, pensiones o transferencias sociales).

Los datos desmientan casi todos los mitos sobre los “nicas” en Costa Rica. Pero las percepciones persisten. En esto, Costa Rica es todo menos excepcional: mucho del auge de la derecha en Europa y de Trump en los EEUU se explica por sentimientos antiinmigrantes parecidos.

En Costa Rica también. Ya algunos partidos políticos están coqueteando con estos sentimientos de malestar en la sociedad, y emiten mensajes que reflejan el chauvinismo de bienestar.

Si vamos a tener un debate sincero y serio, es importante tomar en cuenta la evidencia empírica. Más allá, que se discuta no solo el “costo”, pero también el aporte de la migración a nuestra sociedad.

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