Diálogos sobre el Bienestar Diálogos sobre el Bienestar - Educación Dual

Aprender no es un lugar al que se va, es algo que se hace

La formación dual como modalidad de aprendizaje y sus controversias es un anuncio de los desafíos que nos deparará “el futuro del trabajo”.

Inicialmente pareciera que se trata de un asunto de una modalidad puntual y específica de formación técnica y profesional que requiere algunos ajustes legales e institucionales.

Incluso, se ha justificado la formación dual como recurso cuyo principal objetivo es ofrecer a la población joven en condiciones de pobreza y vulnerabilidad -muchos de los cuales fueron expulsados de la educación formal- una alternativa de formación que a la vez le permita adquirir experiencia de trabajo para luego tener más opciones de empleo.

Lo cierto es que cuando se profundiza con visión y rigor en el contexto y los factores que motivan su puesta en la agenda pública, se revela un fenómeno mucho más retador.

Como sabemos, el desarrollo tecnológico y de las comunicaciones está generando procesos muy acelerados de cambios en las formas de producción y de comercialización con fuertes implicaciones en la fuerza de trabajo de los países y todo lo que depende de ello, como los esquemas de seguridad y protección social.

Políticas de trabajo activas

En el caso de nuestro país, esto está sucediendo en un contexto en el que en los últimos 25 años la política de empleo ha sido “no tener política”.   Las oportunidades de trabajo y el acceso al empleo han sido entendidas como un “resultado”, como la “variable de cierre” de otras políticas y procesos, por lo que no han sido objeto de una política como tal, excepto en lo que se refiere a las regulaciones propiamente laborales como los salarios, la salud y seguridad ocupacional, entre otras.

Poder reaccionar a tiempo, y más que reaccionar, adelantarse proactivamente al futuro del trabajo requiere de políticas de trabajo activas, que parten de acciones intencionadas, programadas para obtener resultados previamente definidos, como punto de partida. Recordemos que según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO-INEC), el 80% de los ingresos de los hogares en nuestro país provienen de la participación en el mercado laboral.

Sobra decir que estas acciones no pueden estar desvinculadas de las políticas públicas y lo que sucede en el sistema de educación pública y de formación técnica.  Profundizar con una mirada amplia en la comprensión de la formación dual como modalidad de aprendizaje inspira una perspectiva renovada sobre cómo pensar ese vínculo especialmente en el contexto de lo que algunos llaman el “nuevo sistema operativo” del mundo del trabajo.

Retos de la Educación

El aprendizaje es un proceso continuo y sin final. Foto: Archivo Universidad.

Aprender es algo que se hace a lo largo de toda la vida y una característica fundamental de una educación de calidad es la de “aprender a aprender”. Pareciera lógico pero lo cierto es que prevalece la idea del aprendizaje marcado por hitos, como si se tuviera una lista de chequeo con la que se cumple en determinado momento. Tenemos el desafío de ver el aprendizaje como un “flujo”, como un proceso continuo y que no acaba.

Ello implica diseñar procesos, condiciones y requisitos de aprendizaje con la visión de un sistema articulado y evitar llevar a las personas a “callejones sin salida”, es decir, por opciones de aprendizaje que luego no les permiten continuar por una ruta permanente.  Por ejemplo, obtener formación y títulos técnicos sin el título de Bachillerato.

Sacar el aprendizaje de las cuatro paredes de las aulas.  Adquirir conocimientos y desarrollar competencias para el emprendedurismo y el trabajo requiere de un proceso de aprendizaje mucho más y mejor imbricado entre el aula y los espacios y situaciones donde suceden y se deciden las cosas.

Aprender no es un lugar al que se va, es algo que se hace.  Asistir a la educación y aprender no son lo mismo. Además de aprender a aprender, una segunda característica de una educación de calidad es “aprender a hacer”.  Tenemos el desafío de repensar cómo, cuándo y a dónde se aprende a hacer.

Modelo de alta calidad

La formación dual es un recurso de aprendizaje de muy alta calidad y rigurosidad, esencial para elevar la calificación de la fuerza laboral e incluso para la reconversión de los recursos humanos de un país de cara a los desafíos del futuro del trabajo.

No es únicamente una medida de política social para inclusión laboral de la población en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, aunque es fundamental que no se queda nadie atrás.

El desafío de la educación y el aprendizaje es la formación de seres humanos integrales, con competencias para la vida y no solo para el trabajo y con las capacidades ciudadanas de las que depende la calidad de la convivencia y la democracia.

Se trata de “aprender a ser” y “aprender a convivir”, las dos otras características de una educación de calidad.  Pero estas competencias no solo se adquieren en los centros educativos y los procesos de educación formales, también se adquieren, se desarrollan, se practican y se requieren en el mundo del trabajo.

En el mes de marzo de este año 2017, se instaló una Mesa de Diálogo Tripartita sobre Formación Dual facilitada por la OIT y con la participación de varias instituciones públicas, la representación del sector empresarial y de varias organizaciones sindicales.

Más allá de los acuerdos que se logren alcanzar en el mes de diciembre próximo sobre la implementación en Costa Rica de la formación dual, lo cierto es que ha sido uno de los espacios de discusión y de análisis más interesantes e inspiradores en los que he participado en los últimos años.

Concluyo con la convicción de que en Costa Rica se tienen los conocimientos, la experiencia y la capacidad de análisis de funcionarias y funcionarios de instituciones públicas, miembros del sector empresarial y del sector laboral para dialogar, proponer y construir la agenda del país sobre el futuro del trabajo.

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