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Derecho a la salud: una deuda con la población indígena

El artículo primero de la ley 7.426 estipula que Costa Rica es pluricultural y multiétnica; sin embargo, en la práctica seguimos siendo un país con poca inclusión de la población indígena, que aún cuenta con un limitado desarrollo socioeconómico.

La salud como derecho fundamental del ser humano es inviolable. Entendemos por salud como ese punto de encuentro entre lo biológico, lo social, lo emocional, lo económico y lo político; cuyas amenazas son la desigualdad, la pobreza, la explotación, la injusticia, entre otras.

El artículo primero de la ley 7.426 estipula que Costa Rica es una nación pluricultural y multiétnica; sin embargo, en la práctica seguimos siendo un país con poca inclusión con poblaciones como la indígena, que aún cuenta con un limitado desarrollo socioeconómico.

Ante la falta de liderazgo y de coordinación, esta población posee un pobre empoderamiento comunal, un rezago respecto al resto del país en materia de educación, ciencia y tecnología, lo que ocasiona un progreso débil que se traduce en exclusión social. Además, esta comunidad está completamente apartada de la toma de decisiones en políticas sociales y económicas que los afectan directamente.

La situación de salud de la población indígena costarricense no responde al mismo perfil epidemiológico del resto del país, dado que su morbimortalidad obedece a condiciones de saneamiento básico, a enfermedades infectocontagiosas y otras asociadas a factores ambientales, así como a consecuencias por el abordaje tardío o nulo de sus padecimientos por la inaccesibilidad a los servicios de salud; como por ejemplo, la desnutrición es un riesgo perenne en la niñez indígena lejos de los datos nacionales respecto a la recurrencia de sobrepeso y obesidad infantil.

Existe población indígena dentro del territorio nacional enfrentando la problemática de la migración. La frontera entre Costa Rica y Panamá fue definida sin consulta alguna a la población indígena autóctona, la población Ngäbe Buglé, convirtiendo su condición en extranjeros dentro de su misma tierra, lo cual ha ocasionado un detrimento de su propia estabilidad, por lo que es necesario mejorar su condición de vida. Al ingresar a Costa Rica, su actividad económica es el trabajo en diferentes cultivos como el café y el banano, lo que les genera la condición de vulnerabilidad por su condición de obrero, indígena y migrante; tal es el caso de la población de Sixaola al sur de Limón donde la población migrante se dedica principalmente a trabajar en las bananeras.

En la mayoría de los casos, la migración de los Ngäbe Buglé se da en condiciones irregulares por desconocimiento del pueblo indígena, aunado a la negligencia de patronos que los someten a condiciones de vida lamentables, por lo que se incurre en violación de sus derechos humanos.

En esta población podemos evidenciar que sus problemas de salud obedecen a infecciones virales, respiratorias y digestivas, de forma crónica. Al ser parte de sus condiciones de vida, estos padecimientos están asumidos como parte de su realidad, lo cual entorpece el desarrollo óptimo de menores de edad en fases de crecimiento. La sarna, los piojos, la desnutrición, el parasitosis, las enfermedades respiratorias y las diarreas son patologías recurrentes y normalizadas.

El uso de calzado no es una práctica común, el consumo de agua se hace en pozos sin control de agentes contaminantes, las familias viven en hacinamiento, y hay inundaciones, entre otros; todo esto expone la población a un sinnúmero de factores de riesgo para su salud.

Además, hay exposición a envenenamiento e intoxicación debido a agroquímicos utilizados en la atomización y el mantenimiento de las plantaciones de banano, incluso con sobrevuelos de fumigación sin control de la población aledaña a las plantaciones, generando síntomas de forma crónica como visión borrosa, ardor en los ojos y lesiones en piel.

La atención en servicios de salud se ve opacada por la discriminación, impidiendo el desarrollo de los diferentes programas de salud y creando una resistencia de la población para asistir a las áreas de salud u hospitales.

Es importante recalcar que esta comunidad cuenta con un círculo de pobreza, donde prima un incumplimiento de derechos laborales, el desempleo y la ausencia de patronos formales lo que impide un aseguramiento a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Al mismo tiempo, el seguro por el Estado no se puede establecer por la imposibilidad de regularizar su condición migratoria y el hecho de que son menores de edad sin asistencia a educación formal. Esto hace que la población Ngäbe Buglé transfronteriza termine siendo una comunidad invisibilizada.

El voluntariado que se plantea dentro de la Asociación de Voluntarios de Costa Rica Indígena (AVCRI), se ha orientado en el beneficio de población vulnerable a nivel social en temas de salud pública, educación, derechos humanos, entre otros. Es así como se realizó una campaña de salud denominada “Siribi Kwäiren” (que significa “trabajo en equipo” en idioma ngäbere) en mayo de 2018, para mejorar el acceso a la salud integral de la población Ngäbe Buglé y no indígena residente en la zona de Sixaola, que consistió en una jornada quirúrgica, atención básica de salud, educación sanitaria, atención odontológica y atención veterinaria.

Esta campaña permitió un primer acercamiento y diagnóstico poblacional, con el fin de hacer el esfuerzo para realizar más campañas y trabajar en la promoción de salud en la zona de Sixaola y así mejorar la salud integral de la población. Además, buscar soluciones en conjunto con instituciones públicas, privadas y organizaciones sin fines de lucro para brindar acceso a los derechos humanos de estas personas.

Las poblaciones vulnerables no lo son per sé, sino que las condiciones las hacen vulnerables; es por ello que es urgente el abordaje de estas comunidades para eliminar las brechas en todos los aspectos que hay respecto a otras comunidades del resto del país.

Debe existir una respuesta social articulada y una participación real del pueblo indígena, que permita lograr la sinergia entre las instituciones públicas, así como las empresas privadas y las organizaciones no gubernamentales, que generen procesos de formación y sistematización en base a los determinantes de salud, así como abordar las raíces sociales que propician la inequidad. También se debe tomar en cuenta su contexto sociocultural con el fin de incidir en el fortalecimiento de su identidad generando respeto e inclusión y derecho a la libre determinación.

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