Internacionales

Mirando a Chile en vísperas de las elecciones desde el parque Bustamante

Trece millones de chilenos están convocados para asistir mañana a las urnas. Las encuestas dan como favorito al expresidente conservador Sebastian Piñera

Cae la tarde y camino por el parque Bustamante. Es viernes y faltan menos de 48 para que se abran las urnas, este domingo, y los chilenos acudan a votar por el sucesor de la presidente Michelle Bachelet. Quizás se repita la historia y, tal como ocurrió en su primer mandato, le toque entregar el poder al mismo sucesor: el conservador Sebastián Piñera.

Pero, esta tarde, en el parque Bustamante, las parejas disfrutan acostadas sobre el pasto, los niños juegan y los jacarandás florecen. Está todo en calma. Ayer venció el plazo para la propaganda y prácticamente toda desapareció de las calles.

En realidad, es la campaña política la que ha ido desapareciendo de las calles. Los puerta a puerta no tienen ya ningún sentido, me dice un excandidato a alcalde. Te abren dos o tres, te reciben la propaganda solo para botarla o te dicen claramente: –¡No pierda su tiempo conmigo! Quedan las redes sociales, o reuniones reducidas, en casas de partidarios.

El candidato del oficialismo, de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, cerró su campaña en jueves con un acto público en otro parque, cerca del palacio presidencial de La Moneda. El discurso, largo, despierta poco entusiasmo. El favorito, Piñera, ni siquiera hizo uno.

En el parque Bustamante nada hace pensar que, en unas horas, los chilenos elegirán a sus nuevos dirigentes. También una nueva cámara de diputados. Se amplió el congreso. Son 35 diputados más, para un total de 155. Además, se renovará parcialmente el senado.

Camino en dirección a la plaza Italia. De cierto modo, un centro desde donde se redistribuye la ciudad.

Acabo de conversar con uno de los líderes de una nueva izquierda, surgida de los movimientos estudiantiles. Es candidato a diputado. Tiene 31 años. Me parece articulado, pero impresiona más por la manera como dice las cosas que por las cosas que dice.

Reflexiona con calma antes de contestar. Tampoco te vende certezas. Más bien apuesta.

De esta y otras conversaciones es imposible evitar la sensación de que algo está por romperse, de que los plazos están vencidos, de que las reformas son indispensables pero que el sistema no las permite. Y que la elección podría llevar al gobierno a quien representa la oposición a esas reformas.

Para ese sector, un triunfo significa que serán otras las reformas económicas, las “modernizadoras”, las que seguirán su curso.

Bachelet ofreció varias –la educacional, la tributaria, la laboral, la del sistema binominal, la de la ley del aborto– y, para algunos, su gobierno ha sido el más reformista desde que Pinochet entregó el gobierno, en 1990.

Otros prefieren destacar la modestia de esas reformas y la baja popularidad de la presidente, que ha mantenido una cierta distancia del candidato de su coalición.

Ya no se puede divulgar encuestas. Pero circulan. Me envían la “última”. La fuente es cercana a la oposición conservadora. Le da a Piñera 43%. A Guillier, 23%. Imposible, me comenta alguien de posición más a la izquierda. No hay 20 puntos de diferencia entre Piñera y Guillier, asegura. Lo imposible es saber. Por lo menos hoy. En tercer lugar aparece la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, con 14%.

Si nadie alcanza 50% de los votos, habrá segunda vuelta en diciembre. Es lo que todos aseguran. Hay también un criterio generalizado de que si Piñera supera con cierta holgura el 40% en la primera vuelta, el triunfo en la segunda está asegurado.

Mañana lo sabremos.

 

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