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El combate en el PLN pasa a manos de sus militantes (o recién llegados)

Acabó la campaña hostil y cara en el partido más grande y viejo. Las encuestas favorecen a Desanti y Figueres confía en el voto callado.

El Partido Liberación Nacional (PLN) acude este domingo a una jornada trascendental en su afán por volver a la Presidencia de Costa Rica, en un marco de evidentes fracturas internas y diferencias de formas y fondo ente sus precandidatos.

A las 8 a.m. se abren las urnas para que liberacionistas o ajenos dispuestos a convertirse voten en una contienda de cuatro postulantes, aunque la competencia se decantó en algo similar a un choque de trenes, entre los expresidentes José María Figueres y Óscar Arias.

Arias, como se sabe, no es el precandidato. Prefirió abstenerse de ello y servir de catapulta para su antiguo enemigo político Antonio Álvarez Desanti, quien dejó tiradas sus funciones como presidente de la Asamblea Legislativa para asumir un proyecto electoral que hace solo tres años había descartado por completo. Vueltas que da la vida.

Todas las encuestas dan la ventaja a esta suerte de consorcio que han formado Desanti y Arias, pero Figueres se aferra a un razonamiento poco ortodoxo: el voto avergonzado. Es decir, votantes que lo apoyarían por él pero que no están dispuestos a defender públicamente a un personaje político con una imagen teñida de corrupción. No hay encuesta que lo salve en eso.

Figueres también se aferra al hueso liberacionista, a esos partidarios que todavía sienten algo en el corazón cuando oyen el apellido de Don Pepe. También a algún joven atraído por el discurso pro energías limpias y su cacareada experiencia internacional. O quizás a algún elector con debilidad por el carácter fuerte. Autoritario de inspiración machista, dirían los detractores después de escucharle decir que tiene “los huevos” suficientes para tomar decisiones.

Desanti, que se jacta de representar la honestidad y del savoir faire político, no podría hacer lo mismo con la coherencia. Chirrían sus posiciones diferentes en temas y en afectos políticos, en concreto con el expresidentes Arias y su hermano Rodrigo, pilares de la precandidatura que llega a competencia este domingo. Ha llamado a votar hoy ciudadanos más allá de su partido apostando al rechazo popular que aparentemente genera Figueres. Tener en el comando de campaña a Rolando Laclé (exministro socialcristiano) talvez sea una buena manera de predicar con el ejemplo.

Los choques en las últimas semanas no fueron pocos. Con más o menos palabras se han dicho corrupto, oportunista, mentiroso, embaucador o servil. Los otros dos contendores, Rolando González y Sigifredo Aiza, han aportado lo suyo y la discusión ha llegado a parecer propia de enemigos, no de copartidarios. Nada nuevo en un partido que, de por sí, quedó sangrante después de la traumática derrota del 2014.

Por el fondo también parece haber diferencias. Desanti propone un “gobierno empresarial” y retomar la agenda arista con planes como el permitir la comercialización privada de la electricidad. Figueres se presenta más proclive a la socialdemocracia que albergó el PLN 30 años atrás, aunque con mano dura en materia de seguridad. Rolando González sigue el camino tratando de evocar el liberacionismo tradicional y Aiza, en lo que se ha logrado explicar, tiene ideas que le permitirían militar perfectamente en el Partido Acción Ciudadana (PAC).

Frente a ellos electorado del PLN, sea el medio millón que votó en la última elección (2009) o los 362.000 que acudieron cuando ya se sabía todo perdido, en febrero del 2014, después de que el candidato Johnny Araya tomara junto a Desanti, su jefe de campaña, una decisión que todavía provoca agruras en los militantes: dejar tirada la campaña. Puede que lleguen nuevos, que deberán firmar una boleta de adhesión, como recuerda convenientemente la tendencia figuerista. Como asustando.

Y más allá, los otros partidos en su mundo menos intenso y más incierto aún que el del PLN. Febrero del 2018 se asoma en el horizonte en un panorama nublado, un cielo gris que hace imposible los pronósticos, salvo para artes comparables a la astrología. Este domingo a las 10 de la noche, casi con seguridad se sabrá al menos qué rostro quién llevará la bandera del partido más aparatoso del país (salvo que nadie llegue al 40% de los votos válidos y se contagie entonces el PLN del síndrome de las “segundas vueltas” que llegó para quedarse en las política nacional).

Ya veremos qué queda vivo para el lunes, con cuántos moretones saldrá a festejar el ganador y qué tan buenos perdedores sean los otros tres. Los cálculos e intereses son incontables, tantos como los codazos explícitos o los ataques de indirectos que se han lanzado desde algunos medios de comunicación, páginas de Internet o redes sociales. Hoy sabremos quién habrá sido el vencedor y ya se verá cuánta sangre le queda para la batalla electoral que tampoco será un paseíto por el jardín.

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