Desde el pequeño patio al frente de la casa de don José Miguel Quesada Montenegro, en Oratorio de Cipreses, se expanden los campos sembrados, esperando las lluvias de mayo.
En el 2021, al campesino de 77 años le salió una vejiga blanca en la lengua. Le causaba tal dolor al masticar que solo podía tomar sopas o sustancias.
Según contó a UNIVERSIDAD, pagó un médico privado que le mandó un tratamiento, el cual no funcionó, al tiempo que la vejiga iba aumentando de tamaño. El médico lo mandó a hacerse una biopsia.
“Me dijeron que era un cáncer. Él (médico) hizo todas las vueltas para que me vieran rápido porque dijo que el cáncer en la lengua era muy agresivo. Me agarré de Dios, aguanté y aguanté”, dijo Quesada.
A Quesada lo operaron en el Hospital Max Peralta el 14 de junio del año pasado. Luego recibió 33 sesiones de radioterapia en el Hospital México. Tuvieron que quitarle todos los dientes superiores.
“Yo no fumo, no tomo, trabajé muchos años en la agricultura, dicen que podría ser de los químicos, porque antes uno usaba los químicos y luego uno agarraba la comida, no se ponía cuidado; aparentemente es por eso”, agregó.
Desde que era un niño, Quesada empezó a trabajar en la agricultura, oficio que le dio de comer toda su vida. Trabajó en un terreno de un hermano, sobre todo en la siembra de papa y repollo, en Oreamuno y, también, en las faldas del volcán Turrialba y en las del volcán Irazú.
Ahora Quesada está en tratamiento y control, el cual se extenderá durante cinco años. Lo que sí perdió, apenas recibió la radioterapia, fue el apetito, contó. Aunque la comida le huele rico y le da hambre, cuando empieza a comer, poco a poco, los alimentos pierden su sabor hasta que ya no le saben a nada.
“A mí lo que me tiene más sostenido es el Ensure”, comentó sobre el suplemento alimenticio que le provee la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Exposición crónica a plaguicidas
Existen habitantes de Cipreses, como don José Miguel, que padecen diversos tipos de cáncer y mal de Parkinson, en una de las zonas del país de mayor uso de plaguicidas.
Documentos de la Caja muestran que en el Área de Salud Oreamuno – Pacayas – Tierra Blanca, que cubre la comunidad de Cipreses, se ha detectado un aumento en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cáncer y tumores malignos. Asimismo, se resalta como un hallazgo el “alto uso de agroquímicos en el área de atracción”.
La zona norte de Cartago es una de las zonas del país de mayor uso de plaguicidas por un conjunto de factores como la intensidad de cultivo, las condiciones climáticas y por la cultura de aplicar estos químicos, explicó Fernando Ramírez, investigador y docente del Instituto Regional de Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional (UNA).
Si bien en Costa Rica no existe, a la fecha, un estudio epidemiológico que estime la cantidad de eventos de salud debidos a la toxicidad crónica por el uso de plaguicidas, la epidemióloga e investigadora Rebeca Alvarado señaló que sería muy importante que se realice un diagnóstico de este tipo en Cipreses de Oreamuno.
La exposición crónica a plaguicidas es una exposición a largo plazo, por meses e incluso durante años, a las partículas que quedan después de la fumigación en el aire, a fuentes de agua contaminadas, al comer frutas o verduras que tienen concentraciones de agroquímicos que superan las permitidas, o por exposición directa, en el caso de los trabajadores agrícolas, explicó Alvarado.
Alvarado es la responsable de un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se reconoce que existe evidencia en otras partes del mundo sobre la relación entre el uso de plaguicidas y la incidencia de enfermedades como tumores malignos, linfoma no Hodgkin, diversos tipos de cáncer y el mal de Parkinson.
Nacientes de agua contaminadas
La agricultura de papa, cebolla, zanahoria y hortalizas es el sostén de cientos de familias de Cipreses de Oreamuno de Cartago. Los verdes campos sembrados, algunos potreros para la ganadería de leche y numerosas tiendas de agroinsumos rodean las casas, cada una con su galón plástico para recoger agua guindando de las verjas.
La población de Cipreses recibe agua de camiones cisterna desde octubre del año pasado, cuando el Ministerio de Salud prohibió usar el agua de las nacientes Plantón y Carlos Calvo para consumo humano y preparación de alimentos, debido a la contaminación con metabolitos de clorotalonil, es decir, productos derivados de la molécula original del clorotalonil. En noviembre se prohibió el consumo humano del agua de cinco de las siete nacientes de Santa Rosa de Oreamuno por la misma razón.
El clorotalonil es un fungicida que se usa en hortalizas, apio, culantro y cebolla, entre otros. Es el segundo fungicida de mayor importación en el país, aunque ha sido prohibido en 32 países, al ser considerado un plaguicida altamente peligroso debido a sus probabilidades de producir cáncer.
Casos en gente joven
El año pasado Allan Mora Serrano, de 27 años, empezó a bajar rápidamente de peso, a ponerse pálido y a padecer un dolor en un costado del vientre, según contó a este medio su madre, Xinia Serrano, en su casa en Cipreses.
Lo llevaron a un médico privado, quien lo refirió para internamiento en el hospital Max Peralta, donde le hicieron una tomografía (TAC) y le diagnosticaron linfoma no Hodgkin, un cáncer que comienza en los ganglios linfáticos.
Serrano narró que el tumor se alimenta de sangre y por eso su hijo se puso tan delgado. Recibió quimioterapia entre agosto de 2022 y enero de 2023. Desde entonces, le han hecho dos TAC y encontraron que el tumor se había reducido en un 60% y, próximamente, tienen cita para ver qué ha pasado desde entonces.
Hasta que se enfermó, Allan trabajaba en la empacadora de mini vegetales que emplea a muchas personas de la localidad.
“Eso le puede aparecer a cualquiera”, dijo su madre. “Hace un año que él se enfermó. Después, la hija de la señora de la par, de 32 años, empezó con un dolor de cabeza y era un tumor. Un vecino de más arriba, de la misma edad que mi hijo, 27 años, le detectaron cáncer de testículo”, comentó.
“No sé si es cierto o mentira eso del agua. No sé si estas enfermedades tendrán que ver con el agua”, agregó doña Xinia, al tiempo que explicó que, actualmente, toman agua del tubo porque el agua que entrega el camión cisterna le queda muy lejos, y mientras ella está mal de la rodilla y no la puede acarrear; su hijo permanece muy débil.
Patologías de cáncer y tumores malignos
Un “aumento de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y patologías de cáncer y tumores malignos” y un “alto uso de agroquímicos en el área de atracción” son dos de los hallazgos en las condiciones de vida del Área de Salud Oreamuno – Pacayas – Tierra Blanca, que cubre a la comunidad de Cipreses.
Así se expone en el Análisis de la Situación en Salud (ASIS) 2019-2020, que es el más reciente, solicitado por UNIVERSIDAD a la CCSS.
El documento señala que, en Oreamuno, Pacayas y Tierra Blanca, los agroquímicos utilizados con mayor grado de peligrosidad son los nematicidas, seguidos de los herbicidas, insecticidas y fungicidas, por el tipo de uso de suelo, que es dedicado a la agricultura y ganadería.
El ASIS también destaca que en la zona “la principal fuente de contaminación se encuentra en los lugares en donde la principal actividad de uso de suelo es la agricultura, debido al uso indiscriminado de plaguicidas que penetran en la capa freática contaminando los mantos acuíferos”.
Específicamente en el EBAIS de Cipreses, las primeras cinco causas de enfermedad que padecen las personas usuarias que son atendidas allí son enfermedades circulatorias, enfermedades endocrinas y metabólicas (como alteraciones en niveles hormonales y diabetes), enfermedades respiratorias, enfermedades del sistema nervioso y trastornos mentales, en ese orden.
“A él le dio eso joven”
Don Marino Montenegro nació en la localidad de Plantón, y tiene casi 30 años de vivir en Oratorio de Cipreses con su esposa Rosa Sanabria Navarro.
Según contó Sanabria, la enfermedad de Parkinson que hoy padece su esposo, de 61 años, mostró sus primeras señales hace 26 años, es decir, cuando él apenas tenía 35 años.
“A él le dio eso joven. A él le empezó que se le dormía la mano, ya después le empezó a temblar”, relató en la puerta de su casa.
Marino también trabajó toda su vida en el campo. Sembraba repollo y lo vendía en el mercado. Hoy ya no trabaja. Cuando está bajo el efecto de las pastillas sí camina, pero de lo contrario, doña Rosa tiene que asistirlo en todo.
Plaguicidas asociados a cáncer y mal de Parkinson
Aunque en Costa Rica aún no existe un estudio epidemiológico que estime la incidencia de enfermedades debido a toxicidad crónica por plaguicidas, en diferentes latitudes del mundo se ha encontrado asociación entre el uso de plaguicidas y eventos de salud como el cáncer o el mal de Parkinson, según el estudio “Diagnóstico de afectación a la salud por uso de plaguicidas en Costa Rica”.
El documento, publicado en mayo de 2022 por el PNUD, analizó la toxicidad de los plaguicidas que más se usaron en Costa Rica durante el periodo 2012-2020: mancozeb, glifosato, diazinón, clorpirifos, paraquat, clorotalonil, carbendazim, 2,4D, terufos y diurón.
La zona Norte de Cartago es donde se aplica una alta cantidad y variedad de plaguicidas, afirmó Fernando Ramírez, del IRET-UNA.
Los principales plaguicidas usados para la producción de hortalizas —que se siembran allí— son los fungicidas clorotalonil y mancozeb, precisó el investigador.
Ramírez indicó que se puede decir que la zona norte de Cartago “es una de las zonas del país de mayor uso de plaguicidas” por la intensidad de cultivo (generalmente tienen de dos a cuatro ciclos de cultivo por año); por las condiciones climáticas (pueden cultivar casi todo el año); por la cultura de aplicar plaguicidas debido a la presión de los vendedores de agroquímicos; por la falta de un sistema de extensión agrícola oficial; y por la poca oferta de alternativas no químicas para el manejo de cultivo y control de plagas.
Se requiere un diagnóstico en la zona
Los eventos en salud que están relacionados con la toxicidad crónica por exposición a plaguicidas, según el estudio del PNUD, son linfoma no Hodgkin, Parkinson, cáncer de pulmón y leucemia.
La epidemióloga responsable del estudio, Rebeca Alvarado, precisó que “la exposición a los agroquímicos, tiene una repercusión sobre la salud y lo que se ha documentado de una forma importante es el cáncer, en sus diferentes tipos”.
La docente e investigadora enfatizó que el paraquat es uno de los agroquímicos de mayor uso en el país y, de acuerdo con la literatura científica, el mal de Parkinson está altamente vinculado con el uso o la exposición de este agroquímico. “Me parece importante destacar esto porque el paraquat ha sido uno de los muchos agroquímicos que la sociedad civil ha tratado de prohibir y no ha sido posible”.
El clorotalonil, que es el que se ha detectado en el agua en Cipreses, está asociado a cáncer de cerebro, cáncer de próstata, afectación al sistema nervioso, daño hepático y problemas de desarrollo prenatal, indicó Alvarado.
Para la epidemióloga sería importante que las autoridades realicen un estudio de las afectaciones por exposición crónica a plaguicidas en Cipreses. “Me parece importante que se haga un diagnóstico general de la situación, no solamente por el consumo de agua sino de la salud en general de la población”.
“No es de inmediato que se desarrolla una enfermedad”
Su papá murió de cáncer gástrico, ella tiene problemas de úlceras gástricas y la mayoría de su familia padece problemas gástricos, contó Isabel Méndez, quien vive en Cipreses hace 55 años.
“La salud es lo que más nos preocupa a nosotros porque la mayoría de las personas que viven aquí trabajan la tierra y se utiliza mucho el agroquímico. No es un secreto que Cartago es la provincia con más incidencia de cáncer gástrico. Y en la zona de Cipreses se está dando el cáncer gástrico en personas muy jóvenes, de 40 años para abajo”, dijo Méndez.
Méndez es integrante del Frente Eco-Cipreses, que desde hace tres años denuncia el excesivo uso de agroquímicos y la desprotección de las nacientes que abastecen a la comunidad, y que presionó para que se hicieran análisis del agua, los cuales culminaron con la clausura de las fuentes de agua.
“No es de inmediato que se desarrolla una enfermedad, sino que es poco a poco. Nos estamos dando cuenta de que esto está afectando la salud de personas de avanzada edad. ¿Qué va a pasar dentro de unos años con los niños de nuestra zona si sigue esta problemática del alto uso de agroquímicos en los cultivos, y que está afectando ahora también a las nacientes?”, preguntó Méndez.
La vecina también hizo un llamado al Ministerio de Salud y a la CCSS para que se realice un estudio en la zona sobre las enfermedades que se están dando y su posible relación con la exposición crónica a plaguicidas.