País Junto a Gran Cañón (EE.UU.) y la caldera de Santorini (Grecia)

Volcán Poás ingresa a prestigiosa lista de Patrimonio Geológico Mundial

Es la primera vez que la Unión Internacional de Ciencias Geológicas realiza este listado de los 100 sitios de importancia geológica. El coloso costarricense fascina a los científicos desde el siglo XIX, cuando iniciaron las investigaciones.

Poás es uno de los volcanes más estudiados de Centroamérica. De hecho, los científicos le siguen la pista desde el siglo XIX hasta nuestros días. Su particularidad no sólo deviene de sus características geológicas y geomorfológicas, sino también en cómo estas han esculpido los ecosistemas y el paisaje de la zona. No en vano, a este coloso se le considera una atracción turística a nivel mundial.

Precisamente, por su importancia geológica y por propiciar la investigación en pro del entendimiento del mismo planeta, el volcán Poás ocupa uno de los 100 lugares en la lista de Patrimonio Geológico Mundial de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés).

Chirripó será el próximo candidato costarricense para ser Patrimonio Geológico Mundial.

La decisión de incluirlo en el listado recayó en la valoración de 33 expertos internacionales, quienes revisaron las candidaturas de 181 sitios de 56 países. La candidatura fue presentada por Adolfo Quesada, docente e investigador de la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica (UCR), y Dennis Pérez, geógrafo independiente y consultor. Ambos vienen realizando diversos estudios relativos a geopatrimonio, geoconservación y geoturismo en el país.

Junto al Poás, también se incluyeron al Gran Cañón (EE. UU.), el glaciar Perito Moreno (Argentina), la caldera de Santorini (Grecia) o Uluru en Australia. Algunas de las rocas más antiguas del planeta, que yacen en Sudáfrica, también están presentes en la lista; al igual que rastros de vida primitiva en Australia y China, restos fósiles de dinosaurios (Canadá), las primeras evidencias del desarrollo de los primeros homínidos (Tanzania) e incluso rocas marinas en la cima del monte Everest (Nepal).

“Son lugares que sirvieron para desarrollar la ciencia de la geología. Son las mejores demostraciones del mundo de las características y procesos geológicos del planeta. Estos lugares representan descubrimientos fabulosos sobre la Tierra y su historia”, justificó IUGS.

Algunos de los sitios, como es el caso del Poás, se encuentran protegidos gracias a parques nacionales, reservas naturales o geoparques. Otros no corren la misma suerte. “El reconocimiento y la visibilidad de los 100 primeros sitios del patrimonio geológico pueden conducir a una mayor consideración de estos, a su uso como recursos educativos y, lo que es más importante, a su preservación”, destacó la organización en un comunicado.

Único, volcán Poás

Ubicado en la Cordillera Volcánica Central, el Poás es un estratovolcán masivo en escudo de arco. Su edificio volcánico tiene un área basal de 400 kilómetros cuadrados, es decir, el volcán es mucho más grande que el área bajo resguardo del parque nacional. Sobre sus faldas yacen comunidades enteras que se benefician de este, ya sea por la agricultura o el turismo.

Al ser un estratovolcán, se construye a sí mismo en cada periodo eruptivo; esto ocurre al ir intercalando capas de depósitos de lava y otros materiales volcánicos. El edificio volcánico es tan pesado que se deforma a sí mismo, reconfigurando su geomorfología. “Desde el aeropuerto Juan Santamaría, si usted ve hacia el volcán, va a notar una grada grande por donde está San Isidro. Esa es la falla inversa de Alajuela que se generó debido al propio peso del volcán, la otra está —precisamente al otro lado— en Río Cuarto de Grecia”, explicó Quesada.

A esto se suma que el volcán se ubica en una zona altamente sísmica (incluso propiciada por su presencia) y altamente lluviosa, lo cual provoca deslizamientos que también influyen en sus formas. No solo eso, el coloso interactúa con el ambiente y explica algunos procesos naturales. Al ser tan grande, constituye una barrera para los vientos y la humedad que viaja desde el Caribe hasta el Pacífico. Asimismo, su altura propicia la presencia de determinados tipos de bosque.

“El clima condiciona la vegetación, pero las formas del relieve y el tipo de suelo resultante condicionan los endemismos. Y, en ese volcán, hay muchísimas especies únicas de flora, aunque también de fauna”, destacó Quesada.

Cerca del cráter activo se encuentra un lugar conocido como cañón de acidificación. “El azufre que emana del volcán, quemó toda la vegetación que estaba allí. Pero, lo interesante es que hay una serie de organismos que se han ido adaptando, incluso a una de las lagunas cratéricas más ácidas del mundo”, comentó el investigador de la UCR.

Aparte de su acidez, esta laguna cratérica llama la atención de los científicos debido a su actividad. Se han presentado erupciones freáticas cuyas columnas se han elevado cientos de metros, eyectando materiales volcánicos así como agua.

También está la laguna Botos, un cuerpo de agua fría que ocupa el sitio del cráter inactivo. Se encuentra más arriba que el cráter principal. El verde de la vegetación y el azul del agua contrastan con el paisaje gris del cráter principal, aunque se encuentran a poca distancia. “El volcán Poás en sí es un laboratorio de las Ciencias de la Tierra. Se pueden hacer estudios sobre clima, geología, vulcanismo, tectónica, geomorfología, evolución de los suelos, vegetación y biodiversidad”, dijo Quesada.

Oportunidad

El turismo ha sabido aprovechar el volcán Poás desde el punto de vista de biodiversidad. No obstante, la declaratoria como Patrimonio Geológico Mundial podría propiciar otro nicho que aproveche los atractivos geológicos y geomorfológicos.

Además, si se toma en cuenta todo el edificio volcánico, se amplía la oferta de lugares que ostentan atractivos más allá del cráter y la laguna Botos.

“El geoturismo es la promoción de esos sitios para generar encadenamientos económicos locales o regionales”, explicó Quesada. “Hay lugares muy lindos, como la laguna de Hule o la laguna de Río Cuarto, que ya han ido despertando interés. Pero no dejan de ser actividades espontáneas, aún falta organización aunque ciertamente representan una oportunidad”.

“El geoturismo tiene un potencial enorme en Costa Rica, con la ventaja de que ya tenemos la plataforma de naturaleza y parques nacionales que tan bien nos ha funcionado”, continuó Quesada.

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