La vida silvestre que habita los parques nacionales de nuestro país podría estar en riesgo de contagio del COVID-19 por la visitación de playas, advierten la bióloga Shirley Ramírez, y la médica veterinaria Laura Brenes, ambas funcionarias del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
“Sí es posible contagiar a las especies silvestres de coronavirus y que los costarricenses se mantengan en sus hogares son medidas que protegen también a nuestra vida silvestre” indicó Ramírez.
Brenes, por su parte, mencionó que este tipo de contagios puede darse dependiendo de la enfermedad y que por eso siempre se solicita seguir medidas de bioseguridad que eviten el contacto directo entre los humanos y los animales.
La investigadora aclaró que en este momento es difícil para los investigadores hablar de la transmisión entre humanos y animales del Covid-19 porque es un virus nuevo y hay poca publicación científica relacionada con vida silvestre.
Sin embargo, el contagio de este virus de humanos a animales sí es posible y por lo tanto el cierre de los parques nacionales es la mejor medida de protección de nuestra vida silvestre, aseguró Brenes.
El Colegio de Médicos Veterinarios de Costa Rica también hizo público su criterio y dijo que no hay evidencia científica de contagio de animales hacia humanos, pero que actualmente sí se puede hablar de un caso de “antroposoonozis” o una enfermedad que los humanos transmitimos a los animales.
Por lo que “un humano positivo al COVIS-19 sí representa un peligro de contagio para algunos animales” aclaró Silvia Soto, presidenta del Colegio.
Eduardo Carrillo, biólogo e investigador del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis) coincide con las autoridades y destaca el alto riesgo en que podríamos poner a las especies de primates, por su parentesco con los humanos.
Si una especie de primate se contagiar de coronavirus no sería la primera vez que los humanos le transmitimos una enfermedad. En el pasado primates se han contagiado por malaria, ébola y, en el caso de nuestro país, se han encontrado monos con fiebre equina venezolana, señaló Carrillo.
El investigador considera que el mayor reto actual es educar a la población costarricense en reconocer la flora y fauna que posee el país y a protegerla. Además, los tres especialistas reiteraron que las medidas de seguridad para proteger a las especies silvestres es evitar tocar o alimentar los animales.
Límites entre la vida silvestre y los humanos se pierden
Las y él especialista señalaron que el COVID-19 es una consecuencia del mal manejo de las especies y la desaparición de los límites de contacto entre humanos y la fauna silvestre.
“Desde que surgieron los primeros casos en la ciudad china de Wuhan, en diciembre pasado, ha habido mucha especulación y desinformación sobre los orígenes del virus” dijo Laura Brenes, médica veterinaria y asesora en vida silvestre del Sinac.
Actualmente, agregó Brenes, los científicos sospechan que pudo surgir tras el sacrificio de un animal para consumo pero aún se desconoce con certeza cómo el virus llegó a los humanos y por medio de qué huésped intermediario.
Y que “según Chris Walzer, director ejecutivo de salud de Wildlife Conservation Society (WCS), lo más probable es que el huésped evolutivo o ancestral fuera un murciélago”.
El coronavirus es un grupo de virus con alta tasa de mutación que existe en los murciélagos, roedores, camellos y gatos.
El comercio de vida silvestre y los mercados de carne que se da en el mercado de Wuhan y alrededor del mundo son un “caldo de cultivo” idóneo para la propagación del virus, por lo que los científicos están solicitando su prohibición, dijo la investigadora.
Otro ejemplo de cómo los límites entre humanos y vida silvestre podrían afectar la biodiversidad es el más reciente contagio de tigres en el zoológico de New York.
“El tráfico de fauna silvestre para mascotas o consumo por parte de las personas, está ligado a cacería, mal manejo, malnutrición, hacinamiento, estrés y sufrimiento de los animales silvestres traficados” mencionó la bióloga Shirley Ramírez, que considera que como consecuencia de romper el límite natural las ponemos en riesgo de enfermedades.
Sistema de conservación es una ventaja
El investigador del Icomvis, Eduardo Carrillo, espera que una consecuencia de la crisis sea un endurecimiento de los protocolos en las áreas de interacción entre humanos y vida silvestre en Costa Rica y en el resto del mundo.
“Tenemos la bendición de un sistema de salud muy muy bueno, estamos viendo los resultados. Lo mismo podríamos decir en el sector conservación, nos falta muchísimo, eso tengo que decirlo, pero hemos hecho un esfuerzo muy grande como país y vamos a seguirlo haciendo”, dijo Carrillo.
Para Carillo lo más importante es “aprender es a respetar la vida silvestre que está alrededor nuestro y entender que somos parte también” y que por lo tanto todo las acciones humanas pueden afectar el equilibrio en el medio ambiente.
Brenes, por su parte, consideró que la legislación nacional es clara y restrictiva en cuanto la posibilidad de contacto de las personas con los animales. Por ejemplo, se le exige a los sitios de manejo barreras de seguridad para evitar el traspaso de enfermedades que los visitantes puedan traer.