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Especialistas: un millón de personas presentaron síntomas graves en salud mental durante la pandemia

Tristeza, soledad, estrés y ansiedad son los problemas más frecuentes relacionados a la salud mental en contexto pandémico.

Investigaciones realizadas entre el 2020 y el 2021 demostraron que los problemas de salud mental agravados por la pandemia representan una crisis de salud pública en Costa Rica. 

Según datos de las investigaciones, un 32,1% de la población costarricense presentó señales de afectación intensa en su salud mental, lo que representa alrededor de un millón de personas con afectaciones y síntomas graves a lo largo de la pandemia. 

Y de acuerdo con la psicóloga e investigadora, Ana María Jurado Solorzano, solo en Costa Rica 800 mil personas van a quedar con un problema en la salud mental después de esta época.

La ansiedad y el estrés son los síntomas más comunes que presentan las personas, así como la depresión y la fatiga. Sin embargo, también se señalaron condiciones en los estados de ánimo de las personas como aumento en la tristeza y en el enojo. 

En términos generales, los investigadores señalaron que la población costarricense se ha visto sometida a un estrés prolongado y profundo a lo largo de 20 meses y esto se ve relacionado a problemáticas específicas. 

La reducción del ingreso familiar, el miedo al contagio por Covid, la imposibilidad de recreación y el distanciamiento físico, son parte de las principales preocupaciones de las personas y que afectan directamente a la salud mental. 

Una de las investigaciones presenta los resultados de una encuesta aplicada a 2165 personas, entre los 18 y 92 años y donde se demuestra que para los costarricenses el miedo a enfermar por coronavirus era el quinto problema en la lista de situaciones que preocupan a la población. 

El temor más grande de los costarricenses está representando en las consecuencias económicas del Estado, así como la posibilidad de acceder a servicios públicos de calidad. 

Los estudios muestran condiciones más difíciles y extremas entre personas sin ingresos estables, personas desempleadas y sin estabilidad laboral, personas con bajo nivel educativo y mujeres. Además, existe una brecha sanitaria, en la cual los sectores más vulnerables de la población tienen menor acceso a las estrategias preventivas y, por ende, están siendo revictimizados, lo que debilita el entramado social.

Debido a esto, las investigaciones señalan que es urgente fortalecer los servicios públicos de atención en salud mental, particularmente para poblaciones más afectadas y vulnerables. Así como considerar dimensiones que podrían entenderse como ajenas al núcleo de la emergencia sanitaria, pero en realidad se relacionan estrechamente con la vivencia de la gente, como la educación, la conectividad, diferencias entre territorios urbanos y rurales, entre otros. 

Para los analistas, el Estado ha priorizado únicamente el tratamiento a la enfermedad de Covid-19 y ha descuidado los servicios y atención a los problemas relacionados a la salud mental. Por ejemplo, desde inicios del confinamiento. los Centros Regionales de Atención contra el Suicidio han detenido sus funciones y el Hospital Nacional Psiquiátrico esta operando a un 50%, debido a que su otra mitad era destinada a atender problemáticas de Coronavirus. 

“Empezaría por decir, no se ha hecho nada o casi nada pero los recursos existen. Antes de poder decir que nos falta, pediría que esos recursos se utilicen de una forma eficiente. Por ejemplo, dentro del Ministerio de Salud existe una Secretaría pero no hay nadie nombrado en ese puesto”, denunció Ana María Jurado. 

“Las autoridades de Salud han atendido la emergencia sanitaria por Covid-19 como una prioridad. El fuerte de los recursos se ha dirigido al aspecto físico relacionado con el virus pero la salud mental ha quedado relegada a un segundo plano”, afirmó Eva Carazo Vargas, parte de los grupos investigadores. 

Un total de 23 investigadores de las universidades públicas, con participación de investigadores de las universidades de Salamanca y de Valencia, en España, y de las universidades Davis y de Carolina del Norte, en EE.UU., fueron los responsables de realizar estos estudios para determinar el impacto de la pandemia en la salud mental de la población de Costa Rica.

Además, los estudios contaron con el apoyo del Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social, el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica y la Fundación Friedrich Ebert. 

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