El Tribunal Supremo de Elecciones realizó este miércoles la convocatoria oficial para las elecciones nacionales del 4 de febrero del 2018, con lo que se da el banderazo de salida oficial a la campaña electoral.
En el auditorio Francisco Sáenz del TSE, los magistrados del poder electoral hicieron el llamado oficial a los 3 millones 300 mil costarricenses inscritos en el padrón electoral, para que ejerzan su derecho al voto y definan al próximo presidente de la República, así como a los nuevos diputados de la Asamblea Legislativa.
Luis Antonio Sobrado, presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) recordó que el país tiene 65 años de realizar con éxito elecciones libres, lo cual es un hito y forma parte de la identidad costarricense, pero aseguró que esto ya no es suficiente.
“Hay que elevar el estándar. Poner el listón más alto. Porque esta joven nación está alcanzando ya la edad adulta y porque los desafíos que enfrenta, como proyecto de vida colectiva, son formidables. El próximo 4 de febrero elegiremos al Gobierno bajo cuya conducción cruzaremos el umbral de los 200 años de vida independiente y será un Gobierno que, ya los propios 1° y 8 de mayo del año entrante, tendrá que buscar, sin respiros ni tiempo de acomodo, la solución a problemas pospuestos por décadas”, afirmó Sobrado.
El acto solemne de convocatoria a elecciones contó con la presencia del Presidente de la República, Luis Guillermo Solís, los Magistrados del TSE, el presidente de la Asamblea Legislativa, Gonzalo Ramírez y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Chinchilla.
UNIVERSIDAD conversó con Gustavo Román, Asesor de la Gestión Política Institucional del TSE, de este proceso electoral y sus preparativos.
¿Cómo ha sido el trabajo previo de la preparación para el inicio de la Campaña?
-Hoy, para la sociedad costarricense es un banderazo de salida, pero para nosotros también es un punto de llegada, porque es la culminación de un trabajo que hacemos desde que terminó la Campaña Electoral anterior. Va desde la evaluación del trabajo de la Campaña Electoral anterior, para ver qué cosas se pueden hacer mejor. De modo tal, que lleguemos a la fecha de hoy, con todas las reglas ya definidas.
¿Cómo trabajará el TSE para insistir a los costarricenses para que no pierdan la credibilidad en la política y vayan a votar?
-Insistimos en algo que es básico en las democracias: que el malestar o la preocupación de los problemas del país, son una razón para votar, no es una razón para quedarse en la casa, porque quedándose en la casa no se soluciona nada. El abstencionismo no logra nada.
El llamado del TSE en este proceso no se queda en llamar a las personas a votar, lo que nos está preocupando, es en llamarlos a votar de manera informada. Queremos urnas, ojala, llenas de votantes, pero más que eso queremos urnas llenas de ciudadanos que se han informado, que han reflexionado su voto. Un llamado a la que la ciudadanía ejerza un voto con músculo.
¿Cuáles han sido los retos a los que se han enfrentado hasta hoy?
-Uno de los principales, ha sido un esfuerzo que hemos llevado acabo para invitar a los costarricenses más jóvenes, que son los que cumplen años entre hoy, y el próximo 4 de febrero, a que no se queden fuera. Lo hicimos con una compaña llamada “Apuntate”, para que se empadronaran y solicitaran las cédula, no importando que cumplieran años el próximo 4 de febrero.
¿Cómo lograr y promover esto desde la institución del TSE?
-Aprovechar los espacios de información que se ofrecen desde distintas plataformas, desde la prensa hasta organizaciones de la sociedad civil, las propias universidades y el TSE. Vamos a desarrollar un programa que se llamará “Votante Informado”, vamos a realizar un debate con todos los candidatos el 7 y 8 de enero del próximo año. Vamos a realizar programas de radio, entrevistas a profundidad para los distintos candidatos entre otras.
¿Cómo definiría el papel que juega la ciudadanía desde hoy?
-Es el papel central. El papel central de una democracia no lo tiene ni el organismo electoral desde luego, ni los partidos políticos, lo tiene el ciudadano. La calidad de una democracia depende de la calidad de su ciudadanía.
