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Trump asume presidencia de EE.UU. con discurso ultranacionalista

El nuevo presidente de EE.UU inauguró hoy su administración reafirmando con crudeza su discurso ultranacionalista y populista.

Con un discurso ultranacionalista, absolutamente consistente con sus promesas de campaña, el magnate inmobiliario Donald Trump se convirtió en el 45 presidente de los Estados Unidos, en una ciudad de Washington con escasa asistencia de público y custodiada por 28.000 soldados y agentes de seguridad.

En una ceremonia formal precedida por numerosos discursos religiosos Trump fue brutalmente claro acerca de lo que serán las prioridades de su administración.

“A partir de este día, una nueva visión gobernará nuestra país. Desde este momento será sólo primero Estados Unidos, primero Estados Unidos. Cada decisión sobre comercio, impuestos, inmigración, política exterior se hará para beneficiar a los trabajadores estadounidenses, a las familias estadounidenses. Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, robando nuestras compañías y destrozando el empleo. La protección llevará a la gran prosperidad y fuerza”.

El sucesor de Barak Obama no se moderó tampoco a la hora de atacar a la clase política estadounidense y a los partidos políticos emblemáticos que la representan al señalar que “durante muchos años una casta en esta ciudad se enriqueció a costa del pueblo” y hoy eso se acaba”.

“No estamos meramente transfiriendo el poder de una administración a otra, o de un partido a otro, sino que estamos transfiriendo el poder de Washington DC y se lo estamos dando a ustedes, el pueblo estadounidense”, prometió Trump.

El cariz de proteccionismo extremo de su verbo fue contundente  al definir que “de ahora en adelante todo se decidirá, se comprará y se invertirá si le sirve a los Estados Unidos”.

La era Trump que comenzó hoy es también  -sin dudas-  la era de la incertidumbre para el resto de un mundo que atisba con recelo cuáles serán las primeras acciones del nuevo presidente de los EE.UU.

Ya el presidente de China, Xi Jin Pin se anticipó y desde la cúspide del capitalismo global, en el Foro de Davos, salió a cruzarlo y le advirtió “nadie saldrá como ganador en una guerra comercial”.

Una posición similar mantuvo Ludwigh Willisch, presidente de BMW Norteamérica tras la amenaza que Trump le hizo para que la trasnacional alemana no instalara una nueva planta en México, “la nueva planta de San Luis Potosí es parte de nuestra red global de producción. Desde allí vamos a exportar a todo el mundo”, dijo, la semana pasada el directivo de la automotriz durante el Auto Show en Detroit.

En el discurso inaugural de su administración el nuevo presidente parece impermeable a ese entorno e insistió con su retórica incendiaria.

“Por muchas décadas, hemos enriquecido la industria extranjera a expensas de la industria estadounidense, subvencionado ejércitos de otros país mientras hemos permitido la merma de nuestras fuerzas militares; hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos rehusamos a defender las nuestras; y gastamos billones de dólares en el extranjero mientras nuestra infraestructura ha caído en deterioro y decadencia”.

En tanto, durante la misma ceremonia de traspaso de poderes el ahora expresidente Barak Obama se mostró discreto y sonriente  de retirarse con una imagen positiva del sesenta por ciento conociendo que, quien lo sucede llega al Salón Oval con solo un 40% de imagen positiva.

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