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Trabajadoras de Zona Franca: Jornadas de 12 horas ya se aplican, no son negociables y proyecto las empeoraría

Estas empresas piden disponibilidad para jornadas comprimidas, pero, a diferencia de como lo propone el proyecto, pagan las horas extra. Quienes ocupan estos puestos tienen dificultades con sus estudios, cuido y salud.

Trabajadoras de empresas que gozan de los beneficios del régimen de Zona Franca relatan que las jornadas de 12 horas ya se aplican en el país, pero que no son —ni serían— negociables como lo asegura el Gobierno y que, aunque una legislación es necesaria, el actual proyecto de jornadas flexibles empeoraría el salario de personas que dependen del pago de horas extras.

El pasado 19 de mayo, una delegada de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE) confirmó que las empresas interesadas en el proyecto ya están en el país y que no darían su nombre por temor a ser perseguidas legalmente porque aplicaron estas jornadas de forma ilegal.

En la breve presentación de CINDE también se afirmó que las empresas pagaban las horas extra que corresponden en jornadas de 12 horas y las trabajadoras coincidieron en que en ocasiones así se hace, aunque “no todas son igual de responsables” y en definitiva se dejarían de pagar con el proyecto propuesto por el ejecutivo.

Las personas trabajadoras consultadas por UNIVERSIDAD pidieron mantenerse en anonimato, por temor a ser despedidas: “El nivel de desempleo es tan alto que reemplazar a alguien es muy fácil, así te lo presentan”.

El proyecto de jornadas flexibles propone jornadas comprimidas de 12 horas para sectores como manufactura tecnificada, industria de implementos médicos, servicios corporativos y salud. También propone jornadas anualizadas de hasta 10 horas para los sectores de turismo, agricultura.

Así se establece en el último texto sustitutivo propuesto en la moción 731 y que es apoyado por una mayoría parlamentaria: Liberal Progresista (PLP), Unidad Social Cristiana (PUSC), Nueva República (NR) en conjunto con el oficialista Progreso Social Democrático (PPSD).

Jornadas groseras y obligatorias

Daniela es una profesional que trabaja en la industria de dispositivos médicos y relata que, aunque es más común que las jornadas de 12 horas se apliquen para personas en trabajo de planta, le ha tocado asumir estos horarios así como estar a cargo de personal que las soporta.

“Cuando hacíamos la jornada extendida de 12 horas en manufactura se pagaban las horas extra, pero con el tiempo me empecé a dar cuenta de las implicaciones que tienen. Me da mucho enojo que digan que es voluntario cuando la realidad es otra, ves las publicaciones de las empresas y de las reclutadoras y te dicen que se requiere trabajar turnos comprimidos”, contó.

La profesional dijo que con frecuencia personas trabajadoras de planta pedían se le asignen horas extras para ajustar su salario, que mujeres debían ausentarse para ir a recoger a sus hijos o que presentaban dificultades de estudio.

“Yo he visto casos de personas con lesiones en las muñecas por jornadas ordinarias de 8 horas, al pasarse a 12 horas en cuestión de meses pierden la capacidad de trabajar. Entre más empresas pasan a esta modalidad más personas se quedarán fuera por lesiones de la misma industria, principalmente, personas de edad avanzada”.

En su caso particular, tras dos años de sostener jornadas largas de trabajo le diagnosticaron trastornos de ansiedad y depresión, y desarrolló problemas con el túnel carpiano y otras cosas que “son progresivas, no se ven en los primeros 3 – 6 meses”.

La profesional dice que las personas trabajan hasta 60 horas laborales bajo estas jornadas porque “el tiempo se acaba” y están dispuestas “porque no les pagan tan bien” y que en ocasiones se incluyen cláusulas ilegales en los contratos que, por ejemplo, establecen que sindicalizarse es causante de despido.

“Una trabajadora me dijo que le daba miedo mostrar cansancio por perder su trabajo. En muchas ocasiones son personas de baja escolaridad con pocas posibilidades de salir por las dificultades a avanzar en sus estudios o por lo menos en un buen ritmo, mientras trabajan esas jornadas”, comentó.

Se requiere legislación, pero no la propuesta

Carlos ha trabajado en compañías multinacionales por 25 años en empresas de tecnología y equipos médicos y ha tenido que asumir turnos comprimidos, pero asegura que lo propuesto por el Gobierno no es una verdadera jornada 4×3 como él la ha experimentado.

“Cuando uno trabaja en horarios comprimidos con 4×3 se trabajan 8 horas normales y se pagan 4 horas extras; una semana se trabaja 4 días y se descansan 3, la siguiente semana se trabaja 3 días y se descansa cuatro, sino no es sostenible ni rentable para el trabajador”, comentó.

Carlos considera que sí se requiere de una legislación ya que, por ejemplo, en ocasiones, la Caja Costarricense del Seguro Social no tenía cómo justificar una jornada que no era posible, como lo es la de 12 horas, lo que significaba en rebajas en las incapacidades, pero asegura que la propuesta por el Gobierno solo beneficiaría a los patronos.

“El proyecto que proponen favorece a los patronos porque al pasarse no se pagan más las horas extras ¿Si usted no quiere se devuelve a una de ocho horas? Esa es la peor mentira del mundo, si no le sirve el patrono te despiden y contratan a alguien más. La jornada no es negociable, viene en la oferta laboral y la gente termina desgastada, no hay cómo recuperarse”, lamentó.

Carlos asegura que muchas empresas de zona franca ya operan con estas jornadas, pero pagando las horas extras, sin embargo, “no todas las compañías son igual de responsables” y que su aplicación como se plantea desde el plenario significará en más lesiones, menos salario y expulsión de personas de la fuerza laboral.

Precisamente, por la pérdida de las horas extra, María, quien es operaria de una empresa de Zona Franca en Cartago, se opondría a la aprobación de las jornadas de 12 horas, ya que con este pago ajustaría su salario.

María cuenta que las plazas suelen ofrecerse con un horario establecido por la empresa y que ella va a empezar a estudiar, pero solo porque al tener experiencia en otras áreas tiene la oportunidad de pasarse a otra plaza con un horario que se lo permite

Mujeres salen perdiendo

En el caso de Sofía, el pago de extras no se da, aunque sus jornadas se extiendan a 60 – 70 horas semanales porque su plaza —en una empresa de dispositivos médicos de zona franca— es “exenta” o de confianza por lo que debe estar disponible en cualquier momento.

“Discutir sobre jornadas de 12 horas es como descubrir el agua tibia, yo escuché decir de un director de planta decir hace dos décadas ¿cuándo nos van a aprobar estas jornadas? Hay casos como el de las personas exentas de los que aún no se habla”, comentó.

En los lugares de trabajo en los que ha estado, Sofía asegura que las jornadas de 12 horas a algunos les sirve y a otros no, pero que habiendo trabajado largas jornadas de trabajo no las considera posibles de forma continua porque “aunque el cuerpo se adapta es un hecho que hay desgaste”.

“En algún momento trabajé hasta 72 horas semanales y no tenía tiempo para nada, los días de descanso no alcanzaban para recuperarse. A nosotros nos explotan, si no das la milla extra el sistema te saca. Si estás a tiempo estás tarde, si te quedas un sábado y un domingo bien, porque lo que importa es el negocio, el margen de utilidad”.

Otros factores que afectan a las mujeres, dice Sofía, es el costo del cuido que se vuelve más costoso cuando las jornadas se alargan y que finalmente afectan a los hijos y personas adultas mayores que se tienen a cargo.

“Hace tres años mi hija me dijo ¿usted está o no está conmigo?, porque era tan demandante que los fines de semana yo seguía trabajando y trabajando”, recordó.

Sofía dice que aunque “hay empresas más humanas” el estándar es que se debe “dejar el pelo en los alambres” o no lo diste todo y por eso es que las contrataciones se concentran en gente joven “porque es donde pueden exprimir más”, dejando por fuera a quien no pueda ajustarse a las demandas.

 

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