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Sorpresiva caída de Amador: ¿segundo tropiezo del proyecto chavista?

Rodrigo Chaves destituyó a uno de sus hombres del “núcleo duro”, y ahora activa dudas sobre el futuro del movimiento adepto al mandatario, después del fracaso que tuvieron los partidos pro-Gobierno en las elecciones municipales.

Luis Amador salió el domingo 10 de marzo rumbo a Canadá para un viaje propio de su cargo como ministro de Obras Públicas y Transportes, sin saber que iba a regresar desempleado y sin pensar en que cinco días después iba tomar el mismo vuelo rumbo al norte para algo que llamó “exilio voluntario”, en un afán por escapar de “los tentáculos del mal”, en probable referencia al presidente Rodrigo Chaves.

No lo suponía él ni lo hubiera pronosticado nadie. Amador fue en 22 meses de gobierno uno de los ministros más visibles, más conocidos por la población y más parecidos en su estilo al propio mandatario Chaves, quien lo defendió en mil y un cuestionamientos a polémicas decisiones que ahora, después de anunciada la expulsión, empiezan a tomar otra connotación.

Ya Amador no es una punta de lanza de Rodrigo Chaves ni su presunto elegido para representarlo como candidato presidencial en el 2026, una aspiración que el exmininistro ya había admitido públicamente. La reiteró incluso el jueves pasado en el mismo video en que aseguró que su destitución se dio por razones políticas, no por responsabilidad en el contrato presuntamente confeccionado a la medida de Meco para arreglar la pista del aeropuerto de Liberia, la cual fue la justificación divulgada por Chaves cuando anunció la insospechada destitución, y no se sabía que ambos estaban siendo investigados desde enero en un expediente penal relacionado a ese caso.

Chaves dijo que le dolió despedir al “ministro más popular”, como lo calificó, basado quizás en expresiones de sectores chavistas y en mediciones de grado de conocimiento de la población. También dijo que nunca habló de intenciones electorales, pero que de todas formas “no lo apoyaría”, una expresión que entierra el deseo o la presunción de grupos adeptos, entre los cuales, veían al ingeniero Amador como la carta de proyección para el movimiento chavista en las elecciones de 2026.

El despido de Amador puede tener tintes de desencanto entre quienes desean la expansión del chavismo, más allá de lo que haga el gobierno actual o de la popularidad propia del presidente Chaves, obligado a delegar en otra persona el liderazgo político para efectos electorales del 2026.

Este momento llega sólo unas semanas después de un primer tropiezo: el desaprovechamiento de las elecciones municipales como oportunidad para crecer en estructura territorial y mostrar capacidad organizativa. Aunque no tuviera partido propio por razones legales y por el distanciamiento con el Partido Progreso Social Democrático donde alojó su candidatura en 2022, al menos dos agrupaciones intentaron competir con la bandera chavista y sus resultados fueron casi nulos.

Ni Pueblo Soberano ni Aquí Costa Rica Manda lograron ser protagonistas en los resultados de los comicios y este último grupo más bien se desmanteló, como lo evidencia la renuncia de Federico Choreco Cruz al puesto de presidente del partido, cargo que tomó apenas en mayo de 2023 como un alfil y asesor cercano al presidente Chaves.

Tras cuestionamientos a Cruz por financiamiento electoral del 2022, el presidente marcó distancia de él, aunque no tenía un cargo formal en el gabinete como sí lo poseía Amador al frente de un ministerio vital para mostrar obra gubernamental. Eran frecuentes las apariciones del ministro en la conferencia de prensa semanal y las felicitaciones del mandatario. Era del “núcleo duro” que había tomado el cargo en mayo del 2022 y que seguía en él, junto al ministro de Hacienda, Nogui Acosta; la de Educación, Anna Katharina Müller; o la de Planificación, Laura Fernández, como describe Eugenia Aguirre, politóloga del Observatorio de la Política Nacional (OPNA) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

“Parecía resistente y seguro en el puesto”, advierte la politóloga, quien admite que la caída de Amador tiene elementos que pueden verse como un tropiezo del chavismo, pero evita adoptar esa conclusión por un dato fáctico: Chaves nunca había expresado “bendición” electoral a su ministro del MOPT. “Sí es claro que es este un momento clave en términos de manejo del equipo de gobierno y que también tiene efectos en lo electoral, pero no hay evidencias de que él era la carta del presidente”, apunta.

La pregunta que queda instalada, añade Aguirre, es para el futuro inmediato: ¿cuán transferible es el capital político del presidente? Se refiere a ese casi 50% de apoyo, una buena base que aún conserva después de perder más de 20 puntos desde mayo del 2022. Hay un único antecedente: solo un ministro expresó intenciones electorales y ese ministro ya no está. Otros miembros del gabinete pueden pensar dos veces si desean alzar la mano y de qué manera.

“Se descarta una opción sin que haya otras evidentes”, dice Ronald Alfaro, investigador del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR, al señalar un dato relevante: la salida de Amador activó la conversación electoral sobre el sucesor de Chaves a pocas semanas de que llegue a la mitad de su mandato. Ahora el tiempo corre y las preguntas o adivinanzas empiezan a surgir, mientras el gabinete empieza a recibir más presión popular y al mandatario se le van acabando los márgenes de traer gente fresca a su equipo.

“El problema de la sucesión es difícil en un proyecto personalista como este, que ni siquiera tiene un partido claro. Puede ser traicionero porque obliga a dar poder a alguien más y eso no siempre sale bien”, dijo Alfaro recordando gobiernos costarricenses a cargo de mandatarios que han roto con su antecesor, como Abel Pacheco o Laura Chinchilla, o herederos que acabaron de enemigos, como los de Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) o Álvaro Uribe (Colombia).

“Es claro que el presidente no ha hecho la transición hacia alguien más y esto deja el camino libre para que alguien lo haga por cuenta propia. El tema es que el gobierno tiene una fecha de vencimiento; o se prepara a alguien o alguien decide por su cuenta tomar ese sitio”, comentó Alfaro.

En la mira y las quinielas quedan figuras diversas como Natalia Díaz, que pese a ser ministra de la Presidencia registra un perfil bajo en la exposición pública y además tiene su trayectoria propia. Ella no ha manifestado interés alguno en la candidatura, aunque ya fue candidata presidencial en 2022 con la agrupación que dirigió junto a su familia, Unidos Podemos, la cual logró resultados más que aceptables en los comicios municipales de febrero.

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