Pese a que el país dejó de reportar más de tres mil casos diarios de COVID-19 desde mediados de mayo, la cantidad de contagios se ha estancado en una cifra alta y no se han reducido como se esperaba.
De hecho, durante este mes únicamente en nueve días se reportaron menos de dos mil casos nuevos, lo que sitúa al país en un promedio de 2.200 contagios más cada 24 horas.
Para el investigador del Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica (UCR), Agustín Gómez, las medidas de restricción aplicadas por el Ejecutivo han tenido un efecto, pero más limitado de lo que se proyectó para contener el avance de la ola pandémica que afecta al país.
“La disminución ha sido menor de lo que uno esperaba a partir de las medidas de contención implementadas. Si no hubieran existido, es muy probable que estuviéramos en 20 o 25 mil casos por semana, en un momento más complicado. Pero a pesar de esto, la inercia del comportamiento exponencial que ha tenido la pandemia nos ha puesto en un lugar complicado para empezar una desaceleración más rápida de la misma”, explicó.
La economía podemos sacarla adelante, pero cada persona que fallece no la podemos resucitar y no está bien que sigan muriendo costarricenses cuyas muertes pudimos haber prevenido”, Mario Quesada.
Este proceso se ve retrasado por las altas cifras que acumuló Costa Rica en los últimos meses. Por ejemplo, durante abril se reportaron 33.645 casos nuevos, mientras que hasta el 28 de mayo se sumaban 63.111 más, dando 96.756 contagios entre ambos meses.
“En los últimos 29 días podemos notar una meseta, con una leve tendencia a la baja. En los últimos días habíamos estado reportando entre 11 mil y 14 mil, y ahora estamos en unos 10 mil. Hay una desaceleración, no tan rápida como esperábamos en algún momento, pero sí hay un leve cambio en el patrón”, dijo Gómez.
¿Cómo medir el impacto de las medidas?
Durante los primeros tres meses y medio del año, Costa Rica tuvo pocas restricciones de movilidad, más allá de la vehicular nocturna, que iba de 11 p.m. a 5 a.m.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad de abril se empezaron a aplicar nuevas medidas. Por ejemplo, el 17 de abril se retomó la restricción vehicular por placa durante fines de semana, el 24 abril de abril la imposibilidad de circular se amplió dos horas, estableciéndose de las 9 p.m. a las 5 a.m.
Además, del 3 y al 9 de mayo se ordenó el cierre de los negocios con atención al público en la Región Central del país, el 17 de mayo se anunció la suspensión total del curso lectivo del lunes 24 de mayo hasta el próximo 24 de junio, y del 19 de mayo al 6 de junio se estableció una nueva restricción vehicular, alternando la posibilidad de circular entre placas pares e impares.
Para Gómez, interpretar si una medida es efectiva o no va a depender del momento epidemiológico que atraviesa el país, por lo que algunas restricciones que fueron útiles anteriormente pueden no serlo en la actualidad.
“Duramos 29 días desde las primeras medidas de restricción hasta tener estos datos que paulatinamente van bajando. Las medidas que se aplicaron el año pasado estaban asociadas a un reporte epidemiológico de 700 o mil casos diarios, ahora se suma el componente exponencial y el de las personas asintomáticas. Esta desaceleración es fruto de las medidas de hace dos o tres semanas, pero estamos en un pico muy alto y bajarlo nos va a llevar un tiempo más largo que el que nos tomó subirlo”, explicó.
Sobre la restricción vehicular, el investigador aseguró que esta tiene su impacto, ya que ayuda a restringir la movilidad, pero que el Ejecutivo también debe revisar lo que ocurre con el transporte público, ya que “a la gente que tiene que movilizarse por trabajo en este medio se le debería tener una mayor atención y cuido”.
Una situación similar ocurre con las escuelas y colegios, ya que la reducción en la movilidad dependerá del acatamiento de las personas.
“Eso está orientado a tratar de bajar la incidencia de que la gente se traslade, el efecto dependerá de si la gente hace caso o no porque esta semana se puede estar sin clases pero si las personas siguen saliendo, viéndose o interactuando con otros se va a seguir propagando el virus. Uno esperaría que el efecto del cierre de los centros educativos se vea dos o tres semanas después, pero por el volumen que venimos arrastrando ninguna medida va a tener un efecto inmediato”, detalló Gómez.
Gremios médicos critican ausencia en toma de decisiones
Mientras se anuncian las nuevas medidas, cuyo efecto no ha sido el esperado, los gremios médicos critican que las decisiones se han tomado únicamente con las cámaras empresariales, sin tomar en cuenta el criterio de los especialistas en salud.
Para el presidente del Sindicato Nacional de Médicos Especialistas (Siname), Mario Alberto Quesada Arce, las medidas adoptadas han sido insuficientes y privilegian el aspecto económico por encima de la salud.
“Cuando hay una situación de caos se aplican cierres completos. En Italia hubo un repunte y se cerró todo por 15 días para poder cuantificar resultados. Estamos claros que las medidas fueron sugeridas por las cámaras, porque el mismo Gobierno dijo que estaba en reunión con ellas para tomar decisiones”, afirmó.
Quesada ejemplificó estas decisiones enumerando las aperturas durante Semana Santa y el regreso a clases presenciales, las cuales, en su criterio, fueron desacertadas.
“Hay una política de salud que muchas veces se basa en criterios económicos. Se dio una apertura de las clases, cuando siempre estuvo en la palestra el peligro potencial de una población que no está con inmunidad de rebaño. Además, se dio una apertura para aligerar la visita a centros de vacaciones, con llamados para llenar hoteles de playa y de montaña. Por eso vemos que pasamos de un primer trimestre de 300 casos a una pesadilla a 2.500 casos diarios, con una saturación de centros hospitalarios”, señaló.
El presidente de Siname agregó que han hecho gestiones para ser parte de esta toma de decisiones, pero que el Ejecutivo ha ignorado sus pretensiones y aportes.
“Nosotros hicimos una solicitud al señor presidente con una serie de recomendaciones y pidiendo que se incorporara a los gremios, como representantes de los trabajadores de salud, a las mesas, pero a la fecha siguen con oídos sordos. Las medidas no han sido las correctas, estamos pagando los platos rotos con un sistema sanitario colapsado, más de 500 pacientes en UCI y gente necesitando espacios”, reclamó.
Quesada hizo un llamado a evitar la politización y enfrentamientos en las decisiones, pero también a ampliar la mirada hacia otros sectores que viven el día a día de la pandemia.
“¿Por qué si tenemos que sacar adelante esto entre todos no llaman a los representantes gremiales? No es satanizar a las cámaras, porque sin economía tampoco hay salud, pero en esa delicada balanza tenemos que tener la claridad de que la salud va primero. La economía podemos sacarla adelante, pero cada persona que fallece no la podemos resucitar y no está bien que sigan muriendo costarricenses cuyas muertes pudimos haber prevenido”, finalizó.