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Recaudación de impuestos sigue de capa caída, en espera de la reforma fiscal

Las amnistías tributarias maquillaron el pobre crecimiento en la recaudación por impuestos hasta mayo de 2019: una decadencia sostenida que buscará su remedio en el IVA.

La recaudación de impuestos creció un 8,9% en la comparación interanual hasta mayo de este año; sin embargo, el grueso de ese incremento se debió a la aplicación de las amnistías tributarias del plan fiscal, y el resto de los ingresos tributarios apenas creció un 0,9%.

Esta es una diferencia porcentual inferior a la inflación y es la más baja de los últimos cinco años, parte de un panorama alicaído que justificó la aprobación de nuevos impuestos, como parte de la reforma tributaria impulsada por el Ejecutivo en diciembre pasado.

Así quedó demostrado en el repaso mensual de cifras fiscales entregado por Hacienda, esta semana, a menos de 20 días para la aplicación de los nuevo gravámenes.

Estos nuevos gravámenes —algunas reformas al Impuesto sobre la Renta y la extensión del Impuesto de Ventas al Impuesto al Valor Agregado (IVA)— empezarán a regir en julio y sus primeros ingresos no llegarán a las arcas estatales hasta agosto próximo.

La caída en los ingresos tributarios es notoria. Hacienda calculó que este factor representó un 5% del PIB hasta mayo de 2018 y un 5,04% en este 2019, pero las amnistías aprobadas en diciembre —la medida extraordinaria que perdonaba intereses y parte de las multas a los deudores que cancelaran sus impuestos— representaron más de un 0,3% del PIB este año (0,5% del PIB en total, pero parte se recaudó en 2018).

Según Hacienda, este comportamiento del mercado justifica la pronta implementación de nuevos impuestos, pues el IVA llegará a gravar amplios sectores que hasta ahora se encontraban exentos y las reformas en materia de renta permitirán aumentar lo percibido por la generación de riquezas.

En esa línea, la entidad aseguró que “la poca conexión entre los sectores más dinámicos (los servicios) y la recaudación de impuestos se ha venido observando desde hace ya varios años”, lo cual reafirmaría “la importancia de ampliar la base” de nuestro sistema de impuestos.

Esa ampliación de la base se refiere a la posibilidad de gravar la venta de servicios con el 13% del Impuesto sobre las Ventas, el principal cambio que se aplicará con la transformación de esa carga al IVA.

Los gastos caen, la deuda sube

En las cifras reveladas por Hacienda también quedó clara una caída de 0,14 puntos en el déficit primario; es decir, en la diferencia negativa entre los gastos y los ingresos recaudados por el Estado. Este rubro pasó de representar un 1,21% del PIB en 2018 a un 1,07% en 2019.

No obstante, el déficit total (contando los intereses) creció 0,04 puntos y se mantuvo cerca del 2,6% del PIB en la comparación interanual, esto a pesar de la aplicación de las amnistías, que representaron más de un 0,3% del PIB este año y poco menos de un 0,2% del PIB el año pasado.

La diferencia en parte obedece al pago de intereses de la deuda pública, los cuales se dispararon con especial fuerza durante el año pasado, producto de las altas tasas que enfrentó el Estado ante la carencia de recursos frescos y la acumulación de la deuda pública (que sobrepasó el 50% del PIB)

Eso sí, Hacienda destacó que las tasas en sus canjes de deuda se estabilizaron desde la aprobación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas y que se han reducido de forma importante, en dólares y en colones; llegando a rangos de entre el 9,5% y el 11,25% en moneda nacional y entre el 7,05% y el 8,04% en moneda extranjera (reducciones de entre uno y dos puntos en ambas).

Esto quitó presión no solo en las obligaciones del Estado y sus gastos, sino que evitó mayores presiones en el mercado interno, principal prestamista del Estado.

Todo esto se traduce en una mayor cantidad de recursos disponible en el mercado nacional para el crédito público y mejores condiciones (de tasas y plazos), algo que Hacienda destacó como parte de “sus esfuerzos para darle sostenibilidad a las finanzas públicas”.

Esas palabras las utilizó la ministra Rocío Aguilar, quien además subrayó que Hacienda ha “recuperado credibilidad” reduciendo sus gastos y aprobando nuevos ingresos: dos movimientos que quedaron marcados en el balance presentado.

Faltan los eurobonos

Según los registros de Hacienda, el pago de intereses a mayo concluyó en un 1,55% del PIB, más que la diferencia entre gastos e ingresos del Estado (el déficit primario).

Estos intereses son los correspondientes a la deuda que adquiere Hacienda para pagar su deuda ya adquirida y para cubrir ese agujero que sigue existiendo entre gastos e ingresos, dos situaciones que implican altas necesidades de financiamiento.

Para cubrir parte de esas necesidades, el Gobierno sigue pendiente de que los diputados aprueben la autorización por $1.500 millones en eurobonos, como se reconoce comúnmente a la colocación de créditos (a mejores tasas y mejores plazos) en el extranjero.

Además, sigue pendiente la aprobación de un crédito a 20 años plazo por $500 millones de dólares con la Corporación Andina de Fomento (CAF) y otro que se presentaría en las próximas semanas por $350 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Esto, asegura Hacienda, permitiría reducir las necesidades del Estado en el mercado interno y las tasas que este ofrece a todos los clientes del sector financiero. Al mismo tiempo, afirma el ministerio, se reduciría la cantidad de los pagos anuales de deuda del Estado en intereses y, por ende, la totalidad de los faltantes financieros que enfrenta para cubrir sus necesidades.

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