A los vecinos de Las Brisas de Upala se unieron diputados que esperan respuestas de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) por haber otorgado la viabilidad ambiental para que una empresa siembre piña en un terreno que colinda con la escuela, la iglesia y una cancha.
En el país se han dado varios casos recientes de estudiantes y docentes de escuelas intoxicados por la aplicación de agroquímicos en piñeras cercanas. A esto se suma la realidad de que no existe ninguna legislación que regule las distancias de fumigación terrestre que deben separar los monocultivos, como la piña, de los centros de población.
Ante la situación, los diputados Ariel Robles y Priscilla Vindas, del Frente Amplio, y un grupo de vecinos interpusieron un “incidente de nulidad absoluta” ante la Setena, argumentando que se está violando el artículo 50 de la Constitución Política porque se permitirá que la empresa aplique agroquímicos a menos de 500 metros de la escuela y la iglesia, lo cual pone en riesgo la salud de la gente, además, porque el expediente no identificó los impactos ambientales acumulativos.
La empresa, por su parte, aseguró que dejará una zona de amortiguamiento de 15 metros entre la piña y los sitios mencionados y que utilizarán barreras vivas en las zonas de amortiguamiento para evitar la deriva de agroquímicos.
Rodeado de 579 hectáreas de piña
En el distrito de Canalete, cantón de Upala, se ubica el poblado de Las Brisas, donde los cultivos de piña se extienden a lo largo de toda la calle que lo atraviesa y donde viven unas 140 personas. La única parte donde no hay piña es cerca del río Guacalito, donde se pueden ver aún árboles de higuerón, espavel, ojoche, cortés y gavilán.
De acuerdo con información brindada por la Compañía Agropecuaria Las Brisas S.A., en la zona de Las Brisas y Santa Cecilia —poblado contiguo— tienen 1.040 hectáreas, de las cuales 579 están en producción de piña y el resto son bosques, zonas de regeneración y de amortiguamiento.
Sin embargo, la empresa compró otra finca de 23 hectáreas, que colinda con el cultivo de piña que ya se tiene. Esta finca, que antes era de ganado, se encuentra ubicada detrás de la escuela unidocente Miramar, una pequeña cancha deportiva y una iglesia.
Un grupo de vecinos viajó desde esta comunidad hasta San José el pasado 17 de mayo después de solicitar una audiencia a la Setena, cuando aún estudiaba la solicitud de la compañía de sembrar más piña en esa finca. Expusieron que les preocupaban las posibles afectaciones a la salud los pobladores, especialmente niños y adultos mayores, por los agroquímicos.
Ese día, el gestor ambiental de la Municipalidad de Upala, Diego Mora Jiménez, insistió a este medio que en la audiencia él hizo hincapié en que la Setena debía considerar el “efecto acumulativo” de la piña en la comunidad de Las Brisas antes de darle la viabilidad ambiental al proyecto. Es decir, que ya hay mucha piña sembrada alrededor del pueblo.
A pesar de esto, el 31 de mayo la Setena otorgó la viabilidad ambiental para la siembra de piña.
Héctor Morales Gallo, presidente de la Asociación de Desarrollo de Las Brisas, expresó: “De este lado es la única finca que les quedaba a ellos por comprar. En solo 13 años rodearon el pueblo de piña”.
Morales relató que en 2010 la empresa puso la primera piñera en la zona y que, aunque anteriormente la gente producía arroz, frijoles, maíz, plátano, yuca, tiquisque, ganado de cría y ganado de leche, ahora, prácticamente el trabajo es en piña.
“Los perjudicados somos nosotros”
Varios vecinos entrevistados manifestaron su preocupación por esta expansión piñera tan cerca de la escuela y temen que los menores sean afectados por la aplicación constante de agroquímicos.
Denia Calvo Vargas, quien tiene 13 años de vivir en Las Brisas, dijo sentirse decepcionada por la decisión de la Setena: “Son muchos niños, y uno no solo piensa en uno; aquí pensamos como comunidad. Uno se decepciona porque ojalá esas personas que dieron el permiso pudieran venir y cambiar de lugar con uno”.
“Este es un lugar pequeñito, yo siento que tampoco se vale que venga gente de otro lado y nos quiten la respiración, porque aquí lo que se siente en la mañana cuando uno está acostado es el tufo, este aire agrio, enchichado”, contó Geylin González, a quien le pusieron la piñera a la par de su casa. “Ustedes ven que esto está prácticamente todo abarcado de piña”, añadió.
Mientras que Jorge Eduardo Murillo, quien compró su propiedad hace 12 años, comentó refiriéndose a la Setena: “A ellos no les perjudica; los perjudicados somos nosotros los que estamos sufriéndola. Si hubiera una distancia se baja un poco el problema; más si hubiera vegetación de por medio, árboles, monte”.
“Yo siento que Setena debe ser más vigilante a la hora de dar un permiso, tanto antes como después, dándole seguimiento”, exclamó Berta Orozco, vecina de Las Brisas.
Orozco lamentó que cada vez van limitando más a su comunidad: “No hay nadie que quiera comprar una propiedad ni un lote con una casa ni una finca en un pueblo donde haya piña y nosotros esa es la inconformidad que tenemos. Se nos va achicando cada vez más y más la comunidad, ya no va a haber desarrollo y muy posiblemente el pedacito de tierra que uno tenga, a futuro, va a tener que vendérselo a la misma empresa, si es que se lo compran”.
Intoxicaciones constantes en escuelas
En años recientes se han dado varios casos de escuelas afectadas por fumigaciones en piñeras aledañas.
“De este lado es la única finca que les quedaba a ellos por comprar. En solo 13 años rodearon el pueblo de piña”, Héctor Morales Gallo.
El 23 de agosto de 2019, 22 personas —incluyendo menores— de la escuela La Ceiba, en San Juan de Platanar, Florencia de San Carlos, fueron trasladadas al Hospital de San Carlos debido a fumigaciones en la finca piñera que queda a menos de 50 metros del centro educativo.
El 6 de mayo de este año, se repitió el incidente en esa misma escuela. Estudiantes y personal docente y administrativo se vieron de nuevo envueltos en una nociva nube de agroquímicos a causa de una fumigación aplicada por la finca piñera.
El 27 de abril de 2023, al menos 27 personas estudiantes, profesores y administrativos de la escuela Villa Nueva, de San José de Upala, sufrieron una intoxicación y fueron trasladados al hospital de la localidad, aparentemente por una fumigación aérea en plantaciones vecinas.
El 23 de junio de este año, el arrendatario de la finca piñera que colinda con el centro educativo IDA La Victoria, en Santa Rita de Río Cuarto, aplicó agroquímicos y generó la afectación de nueve menores de edad, informó a UNIVERSIDAD el Ministerio de Salud.
El 4 de agosto, 2 adultos y 14 menores de edad de la misma escuela resultaron intoxicados, después de que se aplicaran agroquímicos en una finca distinta, pero que se ubica a unos 300 metros al este de la escuela, precisó el Ministerio.
Anuncian medidas
UNIVERSIDAD consultó a Compañía Agropecuaria Las Brisas S.A. cómo iba a garantizar la empresa que los niños de la escuela no van a ser afectados por la aplicación de agroquímicos.
Según respondió la compañía, “se utilizará una zona de amortiguación de 15 metros entre la piña y la colindancia mencionada; se utilizarán barreras vivas reforzadas y de mayor densidad (arbustos u otros) en las zonas de amortiguamiento para evitar la deriva de agroquímicos; y se utilizarán los agroquímicos en horarios nocturnos”.
La compañía también aclaró que todas sus aplicaciones cercanas a la escuela en los primeros 30 metros de cultivo se realizarán con equipos de aplicación terrestres o manuales, no aéreos; que se capacitará a los docentes y estudiantes en los temas relacionados con los agroquímicos; y que seguirán en “búsqueda de moléculas más eco amigables, en el marco de la adecuada eficacia y costos”.
Afectaciones de salud
Los pobladores de Las Brisas también expusieron afectaciones de salud que sufren como dolor de cabeza, náuseas, alergias, debido a los agroquímicos que se aplican a la piña.
Eugenio Álvarez Villagra, de 89 años, y Ana Cristobalina Zapata, de 68 años, tienen 12 años de vivir en Las Brisas. Su casa queda frente a la piñera, calle de lastre de por medio. En el patio frente a la casa tienen pequeñas bolsas plásticas blancas, que atrapan las moscas de la piña.
“Lo que pienso es que nos perjudica toda esa piña. Tienen alborotada esa tierra. Se padece muchas enfermedades, uno no sabe, pero de ahí vienen”, lamentó don Eugenio.
Denia Calvo Vargas contó que “la afectación de los químicos ha sido bastante”. A ella en particular le generan alergia en los ojos y a su hija, de 15 años, quien es asmática, le producen tos, dolores de cabeza y ganas de vomitar.
“Cuando ellos en la tarde-noche hacen aplicaciones y a veces uno está comiendo y el olor es tremendo. Uno tiene que dejar de comer porque no se puede”, dijo Roy Nelson Sandoval Mora, que vive allí hace diez años.
Consultada al respecto, la compañía aseguró que “las barreras físicas vivas entre la piñera y las casas son funcionales, aunque ciertamente no deben ser la única medida”.
“Es importante también coadyuvar con otras prácticas en áreas aledañas a vecinos, como lo son: las aplicaciones sin riesgo de viento, aplicaciones nocturnas, escogencia de agroquímicos sin olores fuertes, búsqueda de moléculas más eco amigables o de menor impacto, desarrollo y uso de microorganismos biocontroladores y cambios en el diseño de siembra”, agregó la compañía en su respuesta a este medio.
Recurso ante la Setena
En el “incidente de nulidad absoluta” interpuesta por los diputados Robles y Vindas ante la Setena, estos reclaman que se estaría violando el artículo 50 de la Constitución Política al permitir la Setena la aplicación de agroquímicos a menos de 500 metros de centros educativos y religiosos. Dicho artículo señala que “toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado”.
“Entre los agroquímicos aprobados por esta misma Secretaría para el proyecto que nos ocupa, se encuentran 37 tipos diferentes de agroquímicos, que colocan en riesgo directo la población estudiantil detectada en el lugar”, señalaron.
También, argumentaron que se estaría violentando el artículo 50 de la Constitución “al no tener certeza técnica o científica de los alcances e impactos reales del presente proyecto a los habitantes cercanos” porque el expediente carece de una identificación de impactos ambientales acumulativos, “situación que es requisito para otorgar la respectiva licencia ambiental, como lo establecen los artículos 7, 9, 40.2 y 68 del Reglamento General sobre los Procedimientos de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA)”.
Otro argumento es que no hubo una audiencia pública convocada por la Setena, donde se escuchara el parecer de la comunidad de Las Brisas de Upala y que eso violentó el artículo 9 de la Constitución sobre el principio de participación ciudadana.
El incidente de nulidad fue interpuesto el pasado 27 de junio, según consta en un comprobante de entrega y la plataforma de Setena le adjudicó el número de caso 18966. Sin embargo, la Setena afirma que no ha ingresado al expediente.
Respuesta de la Setena
UNIVERSIDAD consultó a la Setena sobre estos cuestionamientos y la Secretaría aseveró que “la propuesta del desarrollador indica una zona de amortiguamiento de 15 metros entre la calle pública que comunica el proyecto con la localidad de Las Brisas”, con el fin de aislar las actividades en la etapa de establecimiento del cultivo y la etapa operativa del proyecto.
La Secretaría indicó que los efectos acumulativos están en el Plan de Gestión Ambiental aportado por el desarrollador, “donde se valora y cuantifica cada impacto y según el resultado se definen las medidas de mitigación”.
La Setena también respondió que en el expediente no había solicitud de audiencia pública, por lo que no fue valorada por la Comisión Plenaria, según lo establecido en el artículo 55 y 56, del decreto 31849-MINAE.
Sin embargo, mencionó que realizó un Estudio Cualitativo “mediante entrevista a informante clave”, que fue la directora de la Escuela Miramar, quien dijo “que el principal impacto positivo de la actividad piñera es la generación de empleo y manifestó que el impacto negativo de la actividad son la generación de olores, asociada al uso de un químico”.
Según la Setena, el 2 de febrero se realizó un taller de información del proyecto con vecinos de las comunidades de Las Brisas y Santa Cecilia, en el cual participaron 51 personas mayores de edad.
“De lo anterior, el proyecto cumplió con la identificación y análisis de los impactos ambientales por parte de los vecinos del proyecto, y las medidas de mitigación se incluyeron en el Plan de Gestión Ambiental, instrumento al que se dará seguimiento por parte del Departamento de Seguimiento Ambiental una vez inicie el proyecto”, respondió el ente.
Urgen retiros de fumigación
En el país no existe ninguna legislación, reglamento o normativa referente a las distancias de fumigación terrestre que deben de guardar los monocultivos, aclaró el Frente Nacional de Sectores Afectados por la Producción Piñera (Frenasapp).
Desde hace diez años, Frenasapp ha exigido que se regulen las fumigaciones terrestres que son mecanizadas; es decir, que exista un margen de retiro propicio para que las derivas (restos de rociadores o de las nubes de fumigación) no lleguen a las casas de habitación de las personas, escuelas, centros de salud como Ebais o que inclusive tengan consecuencia sobre áreas públicas como parques o lugares donde no tendrían que haber agroquímicos, indicaron.
En otros países, como en Argentina, existen retiros de fumigación terrestre de unos 500 metros de distancia respecto a centros de población. “Eso también podría hacerse en Costa Rica, tal vez no con una distancia tan grande; pero sí podría haber distancias de retiro al menos de unos 50 metros que haga que los restos de los plaguicidas no lleguen a las escuelas ni a las casas. Es urgente que las autoridades tomen medidas”, declaró Frenasapp.