Es usual observar en medios de comunicación, redes sociales y hasta en consultorios de pediatras privados publicidad sobre las bondades de incorporar fórmulas de leche para alimentar a los bebés, chupones especiales que semejan el pezón de la madre y otros productos infantiles relacionados. Sin embargo, el Código Internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la Leche Materna establece límites en cuanto a esta promoción, los cuales se incumplen regularmente.
Las madres se ven presionadas, tanto por la parte comercial como por especialistas en salud, a no amamantar a sus hijos; a buscar como alternativa las fórmulas infantiles con el pretexto de que no tienen suficiente leche materna, que no es de calidad, o no le aporta los suficientes nutrientes al bebé.
Esto se debe al bombardeo mediático y los intereses corporativos de muchas empresas que se dedican a la comercialización de este tipo de productos, los cuales están inmersos incluso entre los profesionales en salud, sobre todo aquellos del sector privado.
“Desde que llegamos a la habitación nos dieron dos latas de fórmula que fueron recetadas por el pediatra y viendo hacia atrás, eso da el mensaje de que una va a fallar en el proceso de lactancia materna, o que ni siquiera debería intentarlo”, Mariana Cascante.
Así lo determinó un monitoreo desarrollado por la Asociación de Promoción de la Lactancia Materna (Aprolama) en coordinación con la Red Mundial de Grupos Pro Alimentación Infantil (IBFAM) y otras organizaciones, durante el año 2020.
De acuerdo con la especialista en lactancia materna la médica, Sonia Cháves, el Código marca las pautas en todo lo relacionado con el comercio de fórmulas infantiles y sucedáneos (como chupones, chupetas y otros productos) y su promoción. Sin embargo, el análisis desarrollado mostró que, pese a que se cumplen 40 años de la normativa internacional este mes de mayo, aún hay incumplimientos.
“En Costa Rica no puede aparecer ningún chupón en la publicidad, tienen que cambiarlo a beberito; las etiquetas de esos productos no pueden traer fotografías de bebés; tampoco se deben hacer promociones para lograr que la gente consuma sus fórmulas, ni entregar regalías a los médicos, pero sí lo hacen”, detalló Cháves.
La experta comentó que con la llegada de la pandemia ha sido muy difícil llevar un mayor control y monitoreo de los incumplimientos, pero sí hay evidencias de las prácticas de comercialización inadecuadas que se han presentado, sobre todo en redes sociales.
Los centros de salud también tienen una incidencia muy poderosa, aunque en la Caja Costarricense de Seguro Social es prohibido dar fórmula en los servicios de maternidad, de hecho, si por un caso especial se requiere comprar alguna, la madre la tiene que comprar afuera.
“Pese a esta normativa, existe un portillo, porque muchos gastroenterólogos recetan este tipo de fórmulas, cuando en realidad lo que se requiere es que la mamá deje de consumir todo producto que contenga proteína de vaca. Con las clínicas privadas es otro tema, no hay suficientes controles y allí a todas las mamás les dan el bote de leche de fórmula cuando salen”, contó la experta.
Cháves fue enfática en que se ha trabajado fuertemente desde hace años en formar al personal de salud para ayudar a las mamás en su proceso de amamantar al bebé, aunque todavía reciben denuncias y quejas sobre falta de información o presión para que se cambien a la alimentación por fórmula. Pese a ello, el país ha avanzado mucho en el establecimiento de clínicas de lactancia.
El mayor problema, desde su perspectiva es el incumplimiento en la parte comercial de los productos sucedáneos a la leche materna, porque les venden a las personas la idea de que aportan gran cantidad de nutrientes o que el bebé crecerá más fuerte. Además, después de un año de vida, el niño ya puede tomar leche de vaca.
“Desde que llegamos a la habitación había dos latas de fórmula”
El parto para Mariana Cascante y su bebé Felipe no fue sencillo, fue un proceso complicado del que salieron bien librados, gracias al rápido accionar de los profesionales de la clínica donde fueron atendidos, algo de lo que estarán eternamente agradecidos. Pero como en todo lugar, hay cosas que se deben mejorar.
“Desde que llegamos a la habitación nos dieron dos latas de fórmula que fueron recetadas por el pediatra y viendo hacia atrás, eso da el mensaje de que una va a fallar en el proceso de lactancia materna, o que ni siquiera debería intentarlo”.
Dos horas después que salió de la cesárea le llevaron a su bebé, la enfermera le corrió su bata y puso al bebé en su pecho sin previa autorización, ni comunicación. Nadie le explicó, y ella no sabía nada, pues era mamá primeriza.
Luego de un parto complicado, Felipe se la pasaba dormido, las enfermeras cada dos horas llegaban, le llevaban a Mariana al bebé y se lo ponían al pecho para que tomara leche. A los diez segundos se quedaba de nuevo dormido, hasta que en algún momento le llevaron un chupón con fórmula, que incluso no se tomó completo.
“El día que nos iban a dar la salida le comenté a la enfermera mi preocupación de que el bebé durmiera tanto, pero me dijo que era por el parto, todo el mundo me daba a entender que los 10 segundos que tomaba leche estaba bien. Nos dieron la salida un domingo y el martes que tenía cita de valoración con el pediatra, para mi sorpresa tenía la bilirrubina por las nubes, estaba amarillo y lo enviaron al Hospital de Niños con fototerapia”.
Allí Felipe tenía que tomar chupón cada dos horas y le comenzaron a dar fórmula. Luego Mariana hizo la consulta de si ella podía sacarse la leche de la casa y llevarla, y en efecto, las enfermeras la animaron a hacerlo porque era mejor que darle fórmula.
A los tres días le dieron la salida del hospital y ella continúo tratando de amamantar a su bebé, pero no lo lograba debido al dolor que le causaba, por lo que le daba de su leche en chupón, a lo que se le denomina lactancia diferida.
“Yo siempre seguí con la espina de que algún día quería que él tomara directo del pecho, porque sacarse la leche es agotador. A los 10 meses me gané una rifa de asesoría en lactancia, y logramos pasar de la lactancia diferida al pecho directamente y aquí seguimos”.
Un estudio en Reino Unido mostró que:
Las empresas gastan $27 por bebé en promoción de sus productos.
El Estado gasta solo $0,20 centavos por bebé en promoción de lactancia materna.
Bebés que reciben biberón tiene 25 veces más probabilidad de diarreas.
Venta de fórmulas infantiles y ultraprocesados generan +de $41.000 millones al año.
Fuente: IBFAM.