- Predominan mujeres, menores de 55 años y personas con solo estudios de primaria.
El porcentaje del grupo de electores dispuestos a votar y huérfanos de candidato se mantiene por encima de la intención de voto de cualquier candidato presidencial y supera al que se presentaba, para este momento, en la campaña del 2014.
Con un 27%, los votantes indecisos aparecen como el objeto del deseo de la confusa y apretada competencia entre candidatos presidenciales, aunque las características de esa población la convierten en una tarea pendiente, un acertijo o una ilusión para los partidos.
Ese porcentaje surge de la nueva encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, hecha entre el 15 y el 17 de enero. Evidencia que la indecisión sería mayor que hace cuatro años, pues para este momento los que dudaban eran 24,5% de los decididos a votar, según el estudio hecho por la misma institución.
Al observar el comportamiento de indecisos en esta campaña, es notable la lenta reducción en relación con el apoyo a los candidatos. En agosto eran 42% de los decididos a votar, en octubre 40%, en noviembre 37% y en diciembre 34%.
Para el último estudio la reducción es de siete puntos, a 20 días de los comicios. Se acaba el tiempo para tomar la decisión y aún uno de cada cuatro electores sigue pensándolo.
A ellos se suma el 39% de la muestra total que manifiesta la certeza o posibilidad de no acudir a las urnas, aunque este grupo contaría para el resultado de los comicios.
Hechos los cálculos proyectados sobre el estudio de opinión, solo el 44% de los ciudadanos tiene en este 2018 ya un favorito, a escasos 20 días de la elección que escogerá al presidente de Costa Rica para el periodo 2018-2022.
Por eso los estudiosos señalan que es imposible aún dar por seguro el paso de uno u otro candidato a la casi segura segunda ronda, sobre todo por la fragilidad de los apoyos. Además, en 2014 se vio que un tercio de los votantes escogió a su candidato en la última semana.
¿CÓMO SON ELLOS?
Al poner el foco sobre los indecisos es posible detallar que predominan las mujeres (que participan más que los hombres) y los menores de 35 años, como se ha venido señalando, en parte por la distancia que tienen los jóvenes frente a los partidos políticos.
Sin embargo, esta encuesta re- vela que en los indecisos también tienen peso los adultos de entre 35 y 54 años, población que se suponía más cercana a los partidos.
Este grupo es importante por su volumen (el promedio de edad del elector es 42 años) y porque tiende a votar más que los jóvenes.
En el grupo de personas indecisas también tienen una preponderancia especial aquellas que solo poseen educación primaria, seguidas de las que sí llegaron hasta la universidad, por encima de quienes se quedaron solo con estudios secundarios.
Además, si se dividiera la muestra entre los decididos a votar que rechazan el fallo de la Corte Interamericana y quienes lo apoyan, la indecisión sería mayor entre estos últimos. Su posibilidad de escoger a un candidato, sin embargo, está limitada porque diez de los 13 candidatos mantienen un discurso de rechazo al matrimonio igualitario.
Carlos Alvarado (PAC), Edgardo Araya (FA) y John Vega (PT) podrían estar más cerca de ese grupo, aunque ocurre que la escogencia va más allá de un solo criterio.
El oficialista Alvarado, que presenta una intención de voto de solo 6%, al 17 de enero, también podría aprovechar una mayor afinidad con los indecisos por el predominio relativo de jóvenes y gente con formación universitaria. No obstante, tampoco es terreno fácil el de los jóvenes.
Entre ellos hay posiciones diversas, políticas o religiosas, que impiden cualquier simplificación y además son más reacios al voto que otros grupos etarios.
Esta encuesta revela que si la elección presidencial se realizara solo entre mejores de 35 años, el ganador sería Fabricio Alvarado, de Restauración Nacional, solo superado por el grupo de indecisos.
Si se ve la respuesta sobre acuerdo o desacuerdo con el fallo de la Corte Interamericana, los resultados indican que casi la mitad de jóvenes (48%) lo rechazan.
