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PLN se la juega por el voto evangélico

El candidato liberacionista, Antonio Álvarez Desanti, se despide de la presidencia de la Asamblea Legislativa con una operación exitosa y de riesgo

El candidato liberacionista, Antonio Álvarez Desanti, se despide de la presidencia de la Asamblea Legislativa con una operación exitosa y de riesgo: le deja la silla al primer clérigo evangélico en la historia en presidir un poder de la República.

“No tengo el dinero, no tengo los planos, no tengo la estrategia, pero tengo a Jesús; tengo la Palabra, tengo la Palabra, tengo la Palabra, tengo la Palabra, tengo la Palabra, tengo la Palabra, tengo la Palabra, tengo la Palabra”. Sí, ocho repeticiones, una tonelada de decibeles y un movimiento de cuerpo con suficiente swing  como para llamarse baile.

La imagen de video muestra a un hombre de casi 1,90 de estatura, crespo, joven y enérgico. El saco y la corbata no le limitan los movimientos exagerados de quien convierte una predicación evangélica en un ejercicio físico de alto impacto cardiovascular, vociferando al micrófono y llevando al máximo las emociones de los feligreses del Templo Alfa y Omega, que subió las imágenes al canal de Youtube el 23 de marzo de 2015.

Haciendo gestos como de quien da mazazos al aire en la tarima, el pastor evangélico Gonzalo Ramírez se desgañita con su sermón en la iglesia ubicada en una ciudad del condado de King, en Washington: “No importa cuánto hayas pasado, no importa cuánto hayas vivido, hoy hay una palabra en tu presente que dice ‘echa la red otra…’, pronuncia esperando que los presentes acabaran su frase con la palabra “vez”. Alguien había dicho “aleluya”. Parece una arenga.

Es todo un predicador en acción, con crescendos y silencios histriónicos, con señalamientos fuertes al auditorio y un mensaje claro como hablando en boca de otros.

“Tengo una palabra para el presente; no tengo más recursos para Gonzalo (el pastor); no tengo dinero para una empresa, no tengo un dictamen bueno de salud, pero sí tengo una palabra en el presente”.

Ese pastor evangélico de aspavientos glorificados, abogado y diputado de la República de Costa Rica, ahora sí que tiene la palabra, tras vencer este 1° de mayo a Ottón Solís, el candidato que el bloque oficialista promovía para la presidencia legislativa.

Ramírez es el presidente de la Asamblea Legislativa gracias al impulso del Partido Liberación Nacional (PLN), que puso sus 18 votos y toda su logística, experiencia y esfuerzos de negociación política para consolidar una alianza conservadora que ya se venía forjando desde hace más de un año, pero que ahora alcanza un punto máximo:

Un clérigo cristiano protestante presidiendo el Congreso por primera vez en la historia de este país, cuya religión oficial es la fe católica.

Muy lejos de cualquier esfuerzo por elegir una mujer y al menos disimular el sesgo de género histórico, en este 1° de mayo el PLN logró imponer a un “hombre de Dios” con el liderazgo y apoyo incondicional del candidato presidencial Antonio Álvarez Desanti y con los votos complementarios de otros diputados, incluidos cuatro de la bancada izquierdista de Frente Amplio.

Contradictorio, sí, pero cierto en una jornada política caótica que ni siquiera logró terminar de elegir en tiempo a los nuevos miembros del Directorio.

En una sesión que se llama “solemne”, la última presidida por Álvarez Desanti antes de renunciar a la curul para ir a pescar votos en su campaña presidencial, los liberacionistas lanzaron las señales sobre sus métodos para las elecciones de 2018.

Para ello ofrecieron y garantizaron el máximo puesto a González, diputado de Renovación Costarricense (PRC) gracias a una decisión que desde 2013 tomó el entonces legislador Justo Orozco, representante de la escalada del cristianismo protestante en la política nacional.

Es un paso más en la alianza que se expresó en las urnas desde febrero de 2016, cuando el excandidato presidencial del PLN, Johnny Araya, retomó la alcaldía de San José presentando como vicealcaldesa a la periodista y pastora evangélica Paula Vargas, esposa de Gonzalo Ramírez.

El lema de campaña era “unidos por la fuerza que da la fe”. Esto le permitió el apoyo de miles de feligreses de distintas iglesias evangélicas, admitió ella.

Esa alianza también se mostró en mayo 2016, cuando logró elegir a Ramírez como primer secretario en el Directorio de la Asamblea Legislativa, con todos los votos del PLN y su promesa a no impulsar proyectos contrarios a la llamada “agenda pro vida”.

Cinco días después del retorno de Araya al PLN, este lunes, la vicealcaldesa josefina sonreía por el logro de su marido. Un logro que en realidad es “del sector”, decía ella antes de calificar la elección como un hito. “Es un día histórico. Es el primer día en que un representante del sector cristiano ocupa la presidencia del Primer Poder de la República”, decía mientras su esposo hablaba a otros periodistas, casi a las 6 p.m.

Su esposo es el mismo que dos años atrás predicaba a toda voz como pastor invitado en Estados Unidos, aunque pertenece a la iglesia Pasión por las Almas. El mismo que una vez dijo en actas que es mal visto que una mujer vaya a tomar café con alguien que no sea su esposo. El mismo que atribuye a Dios su llegada a la política después de haber pasado por etapas difíciles, pues estuvo en cárcel preventiva en 2001 como sospechoso de delitos en el ejercicio de su profesión de abogado, en un caso que no llegó a juicio porque concilió antes.

Este hombre de 42 años es el mismo que este sábado, 48 horas antes de ser ungido como presidente legislativo, acompañaba a Álvarez Desanti en el Parque de la Paz, en un homenaje que el presidente legislativo y candidato verdiblanco daba en nombre de la Asamblea Legislativa a la Alianza Evangélica. Una federación de iglesias de esa religión que puede abarcar a un 20% del electorado, según cálculos de sus propios dirigentes.

No obstante, la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) cifra en 15% la población cristiana no católica, frente a un 69% que sí sigue a la iglesia mayoritaria y tradicional de Costa Rica.

Si vemos datos fácticos, fueron casi 100.000 (3% del padrón) las personas que hicieron posible la llegada de los cuatro diputados pertenecientes al llamado “bloque cristiano”, al cual pertenece Ramírez.

En PLN ya vieron que aliarse con los evangélicos puede funcionar. Johnny Araya arrasó en la elección de febrero de 2016 en San José. Además dos dirigentes del PLN, que prefirieron el anonimato, confirman que Gonzalo Ramírez apoyó a Álvarez Desanti en la convención interna que le permitió derrotar a José María Figueres, aunque nadie lo confirma de manera pública.

Es posible un beneficio del caudal evangélico para la candidatura de Álvarez Desanti para 2018. Aunque una parte de los feligreses obedecen las palabras de sus pastores, no toda la comunidad actúa como un rebaño y no a todos les agrada ver a sus representantes en los escarceos políticos.

En la campaña de 2014, con Álvarez Desanti como jefe y Johnny Araya como candidato, se vio el énfasis en mensajes empáticos para la comunidad evangélica o en general cristiana, pues en años recientes la causa conservadora “pro vida” la comparten las comunidades protestantes y dirigentes de la iglesia Católica, la predominante en el país y beneficiaria del estatus de oficialidad que le da el artículo 75 de la Constitución Política.

Si Gonzalo Ramírez fuera un clérigo católico no podría ser presidente de la Asamblea Legislativa; pero su pertenencia a la iglesia evangélica sí se lo permite. Por él apostaron desde días antes de la elección de este 1° de mayo, aunque las negociaciones llegaron muy inciertas a la “sesión solemne” de este lunes.

Tan confusos estaban los apoyos, las alianzas, las promesas y los cálculos que no fue hasta las 5 p.m. cuando se acometió la primera votación, por la Presidencia. Los números no resultaban concluyentes y fue necesaria una tercera ronda entre Ramírez y Ottón Solís, beneficiario del apoyo de todo el PAC más cinco diputados del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y cuatro de Frente Amplio (FA), más algunos del Movimiento Libertario.

En la tercera ronda, Ramírez obtuvo 26 votos (PLN, bloque evangélico y un nuevo bloque de legisladores de izquierda que actúan como independientes). Solís se quedó en 24. Al pastor evangélico, por reglamento, se le sumaban los votos alternativos y así logró la presidencia. Así logró tener la palabra.

Ramírez recibió de inmediato las felicitaciones de la mayoría de diputados, mientras la perplejidad se adueñaba de otros rostros.

“Me da vergüenza decir que aquí elegimos a un fundamentalista religioso”, decía la diputada Patricia Mora, sin ocultar alguna responsabilidad de su partido Frente Amplio.

Solís se esforzó por mantener la calma. Dijo que la elección era democrática y que expresaba la voluntad política, pero cambió el tono en su perfil en Facebook:

“La derecha cristiana fanática no solo penetra la política norteamericana sino también la costarricense, de la mano de la fracción del PLN y su candidato presidencial. Ya es preocupante que estos pastores se hayan aprovechado de la fe de sus feligreses para obtener diputaciones. Pero que el candidato del PLN, ahora los sitúe en la mesa del directorio del Primer Poder de la República, nos deja perplejos”.

Añadió que esta elección es más propia de la Edad Media, pues también quedó en el Directorio, como segundo prosecretario, Abelino Esquivel, el otro miembro de Renovación Costarricense en el Congreso. Los demás cargos quedaron para los liberacionistas Michael Arce (secretario) y Lorelly Trejos (secretaria suplente), para la independiente y exlibertaria Carmen Quesada (secretaria) y la Libertaria, Natalia Díaz (vicepresidenta).

La elección de Díaz no se pudo realizar hasta la tarde del martes, pues el lunes en la noche se había elegido a la liberacionista Silvia Sánchez, quien no cumplía el requisito de tener al menos 30 años de edad, como exige la Constitución Política.

Una mayor hostilidad se generó por la intención de Álvarez Desanti de repetir la votación y evitar la designación automática de Díaz (segundo lugar en esa elección con el voto del bloque dirigido por el oficialismo). Era un intento más del presidente legislativo y candidato presidencial por maniobrar para colocar a las personas de su complacencia, pero falló en el caso de la vicepresidencia.

Esto impidió hacer la juramentación del nuevo directorio el propio lunes y, por tanto, tuvieron que postergar para miércoles el recibimiento al presidente Luis Guillermo Solís, para que rindiera su informe de labores del año 2016-2017.

La jornada deja al PLN como un ganador momentáneo, al lograr imponer su ficha, aunque no todos sus seguidores están contentos. Los exministros Leonardo Garnier, María Luisa Ávila y Kevin Casas expresaron de manera pública su desagrado.

“Que PLN lleve a fundamentalista cristiano a la Presidencia legislativa retorcería de vergüenza a don Pepe, agnóstico declarado. París no vale una misa”, publicó Casas.

Ávila aprovechó para revelar un dato: “Una vergüenza de diputados del PLN y su candidato Antonio Álvarez Desanti. Yo me alegro haber votado por José María Figueres (este 2 de abril)”, escribió en su Twitter esta mujer declarada seguidora del expresidente Óscar Arias, quien apadrina la campaña de Álvarez Desanti.

Garnier tampoco ocultó su tristeza: “Triste el resultado, triste el proceso y triste el papel de los diputados de Liberación Nacional”.

Nadie obvia que viene el proceso electoral del 2018 y que esta elección de 1° de mayo sería una especie de “víspera” útil para ver la dispersión de partidos políticos, la posibilidad de alianzas, los temas que pueden resultar centrales en la campaña. A juzgar por esta jornada del primero de mayo, Dios será uno de ellos.

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