País

El PLN: el juego de tronos que nadie esperaba

Cuatro precandidaturas, un duelo mayor (Figueres y Álvarez) y el notorio papel de los hermanos Arias. ¿Serán necesarias dos rondas para elegir al candidato?

Si no fuera por un factor inédito e impensable hace solo un año, podríamos concluir que el Partido Liberación Nacional apuesta a lo “viejo conocido” para intentar retomar el poder en el 2018. O podríamos acudir a la jerga de las redes sociales para decir que “el PLN está haciendo un PLN” en su competencia interna para elegir al candidato.

José María Figueres, el expresidente hijo del caudillo, y su exministro Antonio Álvarez Desanti, el diputado y un clásico precandidato en el PLN, son los contendores más notables de la lucha que se inició con la inscripción de las precandidaturas durante la segunda semana de enero.

Son los nombres principales de una contienda de veteranos tradicionales que ya da señales de hostilidad. Personajes conocidos y reinventados. Uno ya fue presidente. El otro lo sueña desde hace 40 años y ahora se vale de una alianza imprevisible.

También se inscribieron el diputado Rolando González, quien se ufana de haber estado en todas las campañas sin haber abandonado nunca al PLN, y el exlegislador guanacasteco Sigifredo Aiza, quien al igual que el anterior critica a los dos primeros por ser “caciques” y representar a la élite.

Estos son los cuatro competidores de la carrera que debe llegar a su meta el 2 de abril. Decimos “debe” porque hay quien duda de que el ganador llegue al 40% de los votos válidos en la convención abierta y esto obligaría luego, por primera vez en la historia, a una segunda ronda interna.

Pero esta es solo una posibilidad y no ese hecho imprevisible que mencionamos en el primer párrafo.

Lo impensable es algo ahora evidente: Álvarez Desanti montando su proyecto electoral sobre la estructura arista de manera que nadie pueda obviarlo, alabando las obras del expresidente Óscar Arias, ensalzando a su hermano Rodrigo y recibiendo de ellos dos rápidos y generosos apoyos en entrevistas en la prensa.

Aunque parezca difícil de entender, son el mismo Álvarez y los mismos Arias que han pasado enfrentados en los últimos 15 años, tanto dentro del PLN como en aquella oportunidad en que el diputado se fue del partido apedreando la “autoridad moral” del expresidente, su rival por la presidencia en 2006.

Ahora son una misma fuerza electoral y compiten contra Figueres. Álvarez pone su rostro y su dinero; el arismo ofrece una estructura que haga potable luchar contra la organización figuerista, que lleva ya tiempo de precocción. Las ideas políticas no son problema entre Álvarez y los Arias; ambas partes sostienen que piensan muy similar y defienden cosas parecidas.

“Ellos tienen visiones e intereses compartidos, los intereses de la élite de este país. Eso los acerca y les permite disimular los brutales ataques del pasado”, comentó el precandidato González, quien defiende su derecho a postularse porque nunca antes lo había hecho a pesar de haber tenido numerosos cargos públicos y políticos.

En el discurso de inscripción, Álvarez mencionó cuatro veces la obra de Arias y cerró con una cita de él. El material publicitario también alaba sin rubores elementos del gobierno 2006-2010 y recuerda que fue el expresidentes el que lo introdujo en la política, en 1987.

Es el diputado conduciendo el carro junto a Arias, quien en octubre declinó postularse por tercera ocasión y dejó un “vacío” que corrió a ocupar su antiguo rival, a pesar de que en 2014 había asegurado que en 2018 se retiraba de la política y se dedicaba a sus empresas.

A muchos ha sorprendido el discurso arista de Álvarez. Francisco Antonio Pacheco, expresidente del PLN y un notable de la tendencia arista dijo alegrarse de que ahora el diputado “reconozca la gran contribución de don Óscar al país”.

“Si en el pasado no lo reconoció, me parece bien que lo haga (…), don Óscar le ha dado su apoyo y claro que es una opinión muy calificada, pero tenemos que ver cómo evolucionan las cosas, porque ya sabemos que los apoyos del electorado no siempre se heredan”.

Pacheco, que en setiembre recordaba cómo Álvarez abandonó el partido en tiempos de crisis, ahora intenta tomar distancia. No lo critica, pero tampoco se le pliega como un arista más. Dice haber dado un paso al lado en la política, aunque no puede evitar el deseo de ver un candidato que, más allá de “poder ganar”, logre entenderse después con otros partidos. “Pero esos son los que hay, y no los escogí yo”.

Y sin embargo, se mueve

Álvarez es precandidato, diputado y presidente de la Asamblea Legislativa, cargo que ocupa desde mayo del 2016 con resultados aplaudidos por propios y extraños, al menos hasta que decidió (un día después de su inscripción) separarse temporalmente hasta que pase la convención.

Esto obliga al diputado a abandonar también su función legislativa, pues por reglamento él debe presidir si está presente y no dejar que lo haga el vicepresidente, el libertario José Alberto Alfaro. Esto hace que la fracción del PLN quede reducida, lo que tampoco agradó demasiado a los demás legisladores.

“Debió al menos haber consultado antes. En otro trabajo esto se llamaría ‘abandono de puesto”, lamentó González, que tampoco desaprovecha oportunidades para recordar que su rival se había ido del PLN.

“El oportunismo no es buen compañero”, dijo Rodrigo Arias cuando Álvarez volvió al PLN en enero del 2008 en referencia a su entonces adversario. Ahora no ven oportunismo. El exministro se alista para ser su asesor en campaña y en un eventual gobierno, dijo el precandidato a la prensa.

Así intentan vencer a Figueres, que con su lema “Vamos con todo” responde la indirecta del adversario, que usa como eslogan: “Sin ninguna duda”, como queriendo recordar los cuestionamientos que hace más de diez años se le hicieron al exmandatario por el pago de $900.000 en el marco del caso Alcatel.

El expresidente ha puesto la cara en aparentes ejercicios de transparencia llamados “contestatones”. Sabe que el cuestionamiento legal o ético sigue vigente en un sector y que eso le puede estar pasando factura en las encuestas, que poco le favorecen.

Igual Figueres se inscribió la semana pasada, como era de esperar desde hace cuatro años, cuando retornó al país después de 15 años en el exterior. Si Desanti ofrece “desentrabar” al país (sometido a la “oscura noche del Gobierno” de Luis Guillermo Solís), Figueres se aferra a propuestas modernas en energía, ambiente y productividad.

Las propuestas, de momento, tampoco son determinantes. Sus discursos están dirigidos a los verdiblancos que votarán (o no) el 2 de abril y por eso intentan elevar las glorias pasadas de un gobierno o del partido, ciertamente el más voluminoso del país, a pesar de la dolorosa derrota en la presidencial del 2014.

Nada en el panorama pronostica el retorno de los mejores tiempos del PLN, ni una victoria segura en febrero de 2018; en los otros partidos el proceso va más lento e incierto. Cuatro años atrás, a estas alturas, el actual presidente Luis Guillermo Solís era visto casi como una anécdota dentro del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Otros medios de prensa han publicado varias encuestas sobre el PLN, la mayoría de ellas pagadas por algunos empresarios ligados a una u otra tendencia. En general Figueres sale menos favorecido frente a Desanti y Óscar Arias, una figura política bien valorada por algunos sectores.

El PLN, sin embargo, necesita enamorar al 40% del electorado para llegar en forma a unas elecciones nacionales y no está fácil, reconoce Rolando González. “Si se mantiene el tono agresivo, de despilfarro de las dos figuras de la élite, podrían llevarnos a un mayor enfriamiento del electorado”.

¿Despilfarro? Puede ser. Es evidente la inversión de dinero en material publicitario, como las vallas en blanco y negro de Álvarez Desanti con el lema “Sin ninguna duda” y un logo con un check verde, similar al que usó para 2014 Johnny Araya en la campaña jefeada por el actual diputado.

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