País Definición de candidaturas para diputados 2018-2022

Partidos arman menú a gusto del electorado (o eso parece)

Tener experiencia política ya no es necesariamente una ventaja electoral. Tampoco la madurez. Así van armando las agrupaciones sus nóminas.

Los partidos políticos alistan para las elecciones de febrero nóminas que intentan responder a los nuevos gustos o características de la clientela electoral, aunque en ocasiones los haga caer en aparentes contradicciones con sus ideas o con su estructura interna.

Juventud, representación femenina y ausencia de antecedentes políticos, además de posiciones pro diversidad sexual, son algunas de las cartas que exhiben las agrupaciones, conscientes de las demandas electorales y la necesidad de convocar sectores populares crecientes donde prima la apatía política o la desconfianza.

Aunque aún faltan algunas ratificaciones de nóminas legislativas o de las fórmulas presidenciales, los partidos tienen casi hecha la tarea para responder a los tiempos políticos vigentes, donde cada vez importan menos los cuadros ideológicos o la herencia familiar de liberacionistas o calderonistas.

Es decir, tiempos en que cada vez importa menos la razón de ser de los partidos, salvo por que son la única manera de llegar a puestos de elección popular.

Los dirigentes de esos partidos, en consecuencia, han intentado ajustar sus menúes a los gustos del público que anda por ahí sin una preferencia clara. Se vio este fin de semana pasado en las asambleas del Partido Acción Ciudadana (PAC) y del Partido Liberación Nacional (PLN), las dos agrupaciones protagónicas de las elecciones del 2014.

Aunque ambos partidos colocaron en casi todas las candidaturas a diputados a militantes de su misma bandera, procuraron escogerlas de manera que representen a la población adulta joven (menos leal a agrupaciones) y apartándose de la posibilidad de que los acusen por ofrecer “más de lo mismo”.

Es decir, evitaron cargar las nóminas con personajes repitientes de cargos públicos.

El candidato Álvarez escogió entre sus principales cuatro candidatos a tres personas casi desconocidas: Silvia Hernández, Wagner Jiménez y Karine Niño. Los encabeza, eso sí, una figura conocida como Carlos Ricardo Benavides, quien ha sido diputado, ministro de Turismo y de Presidencia.

Al PAC y PLN se suma el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), que incluso se ufana de la inexperiencia política de sus candidatos a diputados.

Ninguno de esos primeros lugares ha ocupado diputación antes; dos jóvenes de 33 y 34 años encabezan papeletas (Cartago y Limón) y una de 29 años va en segundo lugar por Guanacaste”, se lee en el comunicado de prensa que distribuyeron el fin de semana anterior.

 También el candidato del PLN, Antonio Álvarez Desanti, lo repitió varias veces este domingo durante la asamblea partidaria, aunque insistiendo en que además lleva algunas figuras experimentadas que permiten presentar papeletas “equilibradas”.

Además, reiteró que es “gente honesta”, consciente de que el tema de la corrupción podría volver a ser una de las consideraciones populares en este proceso electoral.

El PLN solo presenta tres políticos que ya han sido diputados antes:  Benavides (primer lugar por San José), Luis Antonio Aiza (primer lugar por Guanacaste) y Víctor Hugo Víquez que repetirá como diputado herediano y representante de la tendencia que lideran el expresidente Óscar Arias y su hermano Rodrigo. Este candidato sería, el plato de la casa.

Lo explica el politólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR) Rotsay Rosales, experto en partidos políticos: “es evidente esa intención de mostrar una imagen renovada, incluso en un partido aún joven como es el PAC. Lo que pasa es que también siguen vigentes las estructuras de la política tradicional y la necesidad de responder a liderazgos dentro del partido”.

Eso se puede ver en las papeletas por Heredia, donde el PLN lleva a Víctor Hugo Víquez por la influencia arista, y el PAC propone a Wélmer Ramos, el exministro de Economía y precandidato presidencial derrotado en la convención de junio.

Ese resultado, aunque perdió la candidatura, le permitió reclamar para sí mismo, como representante de una corriente más tradicional en el PAC y, por tanto, más afín al fundador y actual diputado, Ottón Solís.

Sin embargo, puede haber contradicciones en ese afán de las agrupaciones por atraer electores y al mismo tiempo solventar rivalidades internas o elegir dirigentes territoriales eficaces.

Un ejemplo es la postulación de Ramos en el PAC, un político conservador que no apoya el matrimonio igualitario, junto al candidato Enrique Sánchez por el cuarto lugar en San José, presentado por el candidato presidencial Carlos Alvarado como “el primer diputado abiertamente gay”.

La diversidad sexual es ahora un tema convocante, como no era antes.

Aunque puede ser motivo de controversia ante algunos grupos conservadores, el PAC y el FA dieron un paso al frente.

El candidato presidencial frenteamplista, Edgardo Araya, lleva en su fórmula al economista Luis Paulino Vargas, que es también homosexual sin secretos, aunque no fue promocionado así. La candidata a la vicepresidencia es una educadora negra llamada Laura Hall, activista por las minorías étnicas.

El FA ya tiene ratificadas las listas de diputados en todas las provincias. El único nombre de alcance público, más allá del partido, es el del excandidato presidencial José María Villalta, que repetiría en el primer lugar de San José. Es de los pocos rostros repitientes que se vislumbran.

Otras caras que podrían repetir están en el PUSC, con Lilliana Salas (Alajuela) y Horacio Alvarado (Heredia), aunque este partido aún debe resolver el balance nacional entre papeletas provinciales para cumplir con el mandato legal de paridad de sexo. De momento tienen cinco listas encabezadas por hombres y solo dos con mujeres.

Para el director del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR, Felipe Alpízar, es evidente el intento de los partidos de mandar un mensaje de renovación de rostros, pero eso no significa necesariamente un refrescamiento en las ideas o en las lógicas para conformar las listas. Varios de los rostros jóvenes postulados en el PLN provienen de familias donde ya ha habido diputados; ocurre con Franggi Nicolás (Puntarenas) o María José Corrales (Alajuela).

PLN, PUSC y PAC son partidos del tipo “catch all” (atrapa-todo), explica Rosales. Eso los obliga a plantear una oferta más general o diversa, a riesgo de que no todos los nominados compartan las ideas con el candidato presidencial.

Otros partidos sectoriales o unipersonales funcionan diferente. Estos también han definido sus nóminas. Por ejemplo, el partido josefino Vamos lleva como primer lugar a Margarita Salas, activista por los derechos de la comunidad sexualmente diversa y del feminismo.

Del otro lado de la acera hay partidos conservadores de corte cristiano que han ganado fuerza en los últimos años, aunque enfrentan la campaña de manera separada. Estos tienen un arrastre fuerte sobre la comunidad evangélica e incluso algunos católicos que comulgan con las posiciones políticas coincidentes con la doctrina religiosa.

Siempre al margen del camino político tradicional avanza el exministro liberacionista Juan Diego Castro, con su discurso de mano dura, de estilo popular y antipartidos. Él se postula por el viejo y pequeño Partido Integración Nacional (PIN), liderado siempre por el médico Wálter Muñoz, quien encabezará la papeleta por San José en esta elección.

A Castro lo acompañan en la fórmula presidencial la economista María Cecilia Moreira y el médico Michael Vargas, quienes se presentaron como no podía  ser de otra manera en ese partido en estos tiempos: como políticos “cero kilómetros”.

 

 

 

 

 

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