Durante el 2024, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) atendió 1.857 expedientes de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes; es decir, cinco casos al día, según cifras solicitadas por UNIVERSIDAD.
La región de Alajuela —que incluye Grecia, Naranjo, San Ramón, Poás-Vara Blanca y San Rafael de Alajuela— es la que registró el mayor aumento de expedientes de violencia sexual contra menores ante el PANI entre 2022 y 2024, pasando de 89 en 2022 a 215 en 2024; lo que representa un aumento de un 141%.
Otras regiones donde también se dio un incremento de casos entre 2022 y 2024 fueron Cartago (de 203 a 218); Chorotega (de 224 a 253); y San José Central (de 105 a 121), según datos del PANI (ver cuadro).
La dirección regional del PANI de Cartago abarca La Unión, Paraíso, Los Santos, Cartago y Turrialba. La de Chorotega incluye La Cruz, Liberia, Nicoya, Cañas y Santa Cruz. Mientras que la de San José Central abarca La Uruca, Coronado – Moravia, Pavas, San José Este y Tibás.
En todos los casos existen denuncias judiciales que se tramitan en las fiscalías, juzgados Penales, juzgados Penales juveniles, tribunales de juicio, fiscalías adjuntas, fiscalías de género, fiscalías de delitos sexuales, la Fiscalía Adjunta contra la Trata y Tráfico Ilícito de Migrantes y Juzgados de Violencia Doméstica, informó el Patronato.
Casos en región de Alajuela
En enero de 2022, un hombre de apellidos Arce Madrigal fue condenado a 30 años de prisión por drogar y violar a dos menores de 15 y 13 años de edad. El Ministerio Público (MP) probó que el imputado engañó a las víctimas haciéndoles creer que irían a una fiesta, y las trasladó de San Ramón a una casa en el centro de Grecia, donde les suministró drogas y alcohol. Luego violó y abusó sexualmente de las víctimas. Las amenazó e intimidó, lo que le permitió mantenerlas en el sitio tres días para cometer los crímenes. Las adolescentes lograron escapar del lugar, gracias a un descuido de Arce.
El pasado 6 de febrero, un orientador de apellidos Mora Mejía fue sentenciado a 25 años de prisión, luego de que la Fiscalía Adjunta de Alajuela demostrara que era responsable de cometer los delitos de abuso sexual, corrupción de persona menor de edad y difusión de pornografía, en perjuicio de dos hermanas, cuando las niñas tenían 11 y 12 años de edad y vivían en una casa en San Isidro de Alajuela. El imputado se valió de su profesión de orientador para acercarse a la familia y hacerles creer que les ayudaría con diversas situaciones que enfrentaban las ofendidas; pero aprovechó esa circunstancia para ganarse la confianza de las víctimas y luego cometer las agresiones sexuales. La pena fue readecuada a 18 años de cárcel.
Valores asociados a violencia machista
De acuerdo con información del Representante Especial sobre la Violencia contra los Niños de las Naciones Unidas, la violencia sexual contra una niña o un niño consiste en una gama de actos sexuales que comprende el abuso sexual, el incesto, la violación, la violencia sexual en el contexto de relaciones de noviazgo o íntimas, la explotación sexual, el abuso sexual en línea y el abuso sexual sin contacto.
Con respecto al aumento de casos en la región de Alajuela, Cartago y Guanacaste, el psicólogo y director ejecutivo de la Fundación Paniamor, Óscar Valverde Cerros, explicó que puede haber circunstancias que amplifiquen las probabilidades de victimización de niños, niñas y adolescentes.
“Tendríamos que pensar que en las zonas en donde hay valores muchísimo más asociados a la violencia patriarcal”, dijo. En estas zonas “hay todavía una cultura patriarcal muy fuerte y la violencia contra las mujeres y la violencia contra las niñas tiene un denominador común: está sostenida sobre valores patriarcales. Los hombres de alguna forma se posicionan como los dueños y señores, los que tienen derecho a tomar a las mujeres, y a las niñas, niños y adolescentes como objeto para satisfacción de sus necesidades”, señaló Valverde en entrevista.
También apuntó a que “hay una amalgama de principios muy conservadores, moralistas; pero a la vez fundamentados en un patriarcado muy fuerte, que hace que muchos hombres perpetren violencia contra mujeres, niños, niñas y adolescentes”. A lo que añadió, “Si en una zona hay una cultura altamente permeada por el patriarcado o el adultocentrismo, es probable que las situaciones de abuso sexual o abuso físico estén un poquito más marcados o sobrerepresentados en esas zonas”, declaró Valverde.
De acuerdo con Valverde, hay varias circunstancias que pueden establecer factores de riesgo de niños, niñas y adolescentes frente al abuso sexual; por ejemplo, aquellos menores que no reciben información sobre su sexualidad, o que no han sido educados adecuadamente sobre esto, tienen menos recursos para responder y poder decir “nadie tiene por qué tocar mi cuerpo” o para poder reportar que fueron abusados sexualmente.
“En aquellas zonas donde hay mayor restricción en el acceso a información sobre la sexualidad y sobre derechos, esos niños, niñas y adolescentes probablemente tengan mayores probabilidades de ser abusados”, explicó.
Otro factor de riesgo, mencionó Valverde, es el hacinamiento, por ejemplo, donde hay familias que viven todos en un solo cuarto o adultos conviviendo con niños en un mismo cuarto o en una sola cama donde son expuestos a situaciones a las que no deberían en materia de sexualidad. Asimismo, otro factor de riesgo es en aquellos hogares donde hay presencia de drogas, añadió el psicólogo.
Caja atendió 11.768 menores en 2024
Como publicó UNIVERSIDAD el 12 de marzo, durante el año 2024, 11.768 menores fueron atendidos por abuso sexual en los servicios de consulta externa de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y 1.337 en los servicios de emergencia. Las cifras de las atenciones en consulta externa aumentaron un 51% en comparación con el año 2022, mientras que las atenciones en emergencia, un 49%, según datos de la Caja.
Entre las posibles causas de este aumento en la violencia sexual contra la niñez se mencionan una naturalización de la violencia en todos los espacios y un repunte del machismo; un incremento de la negligencia parental; la cultura conservadora que calla ante las situaciones de abuso intrafamiliar en las familias y en las iglesias; y una negligencia institucional en la protección de la niñez, explicaron personas especialistas entrevistadas para ese reportaje.
Por iniciativa de la diputada independiente Johana Obando, a mediados de marzo la Comisión de Juventud, Niñez y Adolescencia de la Asamblea Legislativa abrió un expediente para investigar el aumento en abusos sexuales a menores de edad, con el fin de establecer un diagnóstico claro y proponer reformas legales y medidas que contribuyan a erradicar estos crímenes y garantizar ambientes más seguros para todos los menores de edad.