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Pandemia hizo más larga la eterna espera por un trasplante

Samuel Gutiérrez, de 38 años, padece de Enfermedad Renal Crónica y necesita un riñón desde hace seis años. Él forma parte de los 386 pacientes que aguardan en el país por un trasplante renal.

Tiene seis años de estar esperando por un trasplante de riñón. Todos los compañeros con quienes empezó esta difícil lucha ya recibieron el trasplante, menos él. Su vida, comenta, se le apaga poco a poco, sin embargo, aún guarda la esperanza de recibir una llamada que le avise sobre la posibilidad de un donante.

La espera que ya de por sí era larga, parece que lo será aún más, pues la pandemia de la COVID-19 multiplicó los tiempos y restó las posibilidades de que un órgano aparezca disponible.

Este es el caso de Samuel Gutiérrez, de 38 años de edad, quien padece de Enfermedad Renal Crónica (ERC) desde hace seis años. Dice que no sabe cómo se enfermó, pero desde su diagnóstico no puede laborar y cada día que pasa su cuerpo se va debilitando aún más.

En lo que va del año apenas se han realizado 7 trasplantes de riñón, 11 de hígado, 1 de corazón, 1 de pulmón, y 35 de córneas.

Su corazón es el ejemplo más claro del deterioro que genera la ERC. Los tratamientos contra su enfermedad y la larga espera le provocaron una insuficiencia cardíaca.

“Ha sido lo más triste que he podido experimentar en mi vida, económicamente, emocionalmente, todo. Hasta vestirme me ha costado. Vengo peor; casi solo paso acostado, cansado, me duelen mucho las rodillas y la comida no me sustenta. De hecho he adelgazado”, mencionó Samuel.

“No he perdido la esperanza, pero a veces me deprimo mucho. Ayer me senté en el sillón, no podía dormir y me puse a pensar ‘¿Será que me van a trasplantar? ¿Será que ese doctor me va a dejar morir?’ No veo ninguna respuesta y cada día me siento peor”, añadió.

Para este hombre nicaragüense residente en el país, la falta de respuesta de las autoridades también obedece a la discriminación. Los médicos, por ejemplo, le han dicho, en muchas ocasiones, que se encuentra bien y que aún le pueden hacer diálisis peritoneal. Todo esto pese a que desde hace más de año y medio no le realizan ningún examen, afirma este vecino de Santo Domingo de Heredia.

Baja en trasplantes durante pandemia

Samuel es una de las 386 personas que esperan actualmente por un trasplante de riñón. A estos se suman 54 pacientes que aguardan por un hígado y 1.021 por córneas.

La donación y el trasplante de órganos y tejidos han sido impactados por la pandemia, de acuerdo con las autoridades.

Por ejemplo, durante el 2020 solo se realizaron 61 trasplantes de órganos: 41 de riñón, 15 de hígado, 1 de corazón y 1 de pulmón. A esto se suma 61 trasplantes de córneas, según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

Para el 2021, la situación continúa siendo crítica. En lo que va del año apenas se han realizado 7 trasplantes de riñón, 11 de hígado, 1 de corazón, 1 de pulmón y 35 de córneas.

Comparado con el 2019 la caída parece estrepitosa, especialmente en riñones. Para ese año se realizaron 84 trasplantes de riñón, 19 de hígado, 1 de corazón, 2 de pulmón y 125 de córneas

La disminución en este tipo de trasplante se debe a la suspensión de los trasplantes con donante vivo, pues para estos se necesita de la utilización de dos camas, una para el donante y otra para el receptor, y en medio de la pandemia muchas de las camas en Unidades de Cuidados Intensivos (70%) han sido destinadas a la atención de la COVID-19.

Las medidas adoptadas para reducir los contagios COVID-19, como la restricción vehicular y el confinamiento, provocaron también una de las principales causas de muertes encefálicas, las cuales proporcionan potenciales donantes de órganos y tejidos. Durante 2019 fallecieron por esta causa 440 personas, 24 fallecimientos por mes, mientras que a septiembre 2020 se contabilizaron 216 decesos.

“Somos conscientes que la emergencia sanitaria está afectando muchos de los procedimientos que se realizan en nuestro sistema de salud, uno de ellos es el trasplante de órganos, debido a la saturación de las unidades de cuidados intensivos y por el riesgo de los pacientes a someterse a un procedimiento quirúrgico dado su estado inmunológico. A pesar de estas circunstancias la donación en el país no se ha detenido” manifestó el ministro de salud, Daniel Salas.

Además de la disminución de los donadores de órganos y tejidos, en este período de pandemia también se presentaron dos casos en los cuales los pacientes prefirieron no someterse al trasplante por temor al contagio de la COVID-19.

Fundación pide trasplante urgente

La situación de Samuel hizo que, desde el 2020, la Fundación de Nefrología de Costa Rica solicitara elevar su caso al Consejo de la Secretaría de Donación y Trasplante por el tiempo de espera y la condición médica. Sin embargo, las noticias positivas aún no han llegado y su salud, por el contrario, ha ido empeorando.

“¿Cómo va a estar bien una persona con más de seis años de esperar un riñón? Simplemente no lo quieren trasplantar. Ahorita lo que le van a decir, si sigue esperando, es que su corazón ya no da, y por ende, que no se puede trasplantar”, indicó la presidenta de la Fundación, Sandra Chanto.

“Por los años que tiene esperando, califica para alerta nacional. Se llevó a Consejo y se le dio la orden al director (del Hospital México) de que enviara el expediente completo para que eso lo evalúe un comité técnico, pero aún nada que se resuelve”, agregó.

Chanto comentó que el “calvario” de Samuel ha sido tanto que, en el 2019, por la gravedad de su condición cardíaca, el cardiólogo le indicó que ya no resistiría el trasplante, por lo cual lo sacaron de la lista de espera. No obstante, tras gestiones y la realización de más exámenes, lo volvieron a incluir.

Todavía falta avanzar

 Para el coordinador del Programa Institucional de Donación y Trasplantes de la CCSS, José Pablo Garbanzo, al país “le hace falta avanzar” en cuanto al tema de donación y trasplante de órganos.

Costa Rica posee una tasa de donación de 5,2 por millón de habitantes. Esta tasa, según Garbanzo, se ha mantenido “estable” (no ha aumentado) en los últimos años, debido a que los esfuerzos no han logrado sus objetivos.

“Creo que lo que se realizó no generó los resultados que se esperaban. Se hizo un esfuerzo que no fue corto, fueron dos o tres años de una fase que intentaba posicionar el tema de la donación. Se lograron cosas. Ya para las personas no es tan ajeno el tema de donar órganos, pero falta más”, indicó Garbanzo.

El coordinador indicó que años atrás, uno de los principales factores que incidió en la no realización de trasplantes fueron los problemas a la hora de conformar los equipos de especialistas para realizar los trasplantes, pero esto cambió desde el 2019, debido a cambios en el modelo. Durante la pandemia el factor que más ha influido es la falta de espacio.

“En enero y febrero del 2020, con toda honestidad, se vio un impacto positivo. Yo empecé en la coordinación en 2019. En febrero, los números realmente ilusionaban, pero se vinieron abajo con la pandemia. No es por sacar a la pandemia como responsable de todo, pero sí es difícil que la pandemia permita mejorar”, destacó.

El coordinador agregó que durante la pandemia la larga espera por algún trasplante deterioró aún más la salud de los pacientes, esto generó que algunos de estos receptores actualmente no sean aptos para ser trasplantados; es decir, salieron de la lista de espera.

Si una persona desea ser donante puede comunicar la decisión a sus familiares más allegados; también lo puede expresar al solicitar o renovar la licencia de conducir, indicándole al médico que lo incluya en el certificado.

La CCSS tiene disponible el registro en línea Atrévete a donar en el cual las personas pueden manifestar su interés de ser donante para salvar muchas vidas: www.ccss.sa.cr/donar

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