Mientras que en la primera mitad del año 2019 se realizaron 44 trasplantes de riñón, hígado, corazón y pulmón a través del sistema de salud pública, este año la pandemia únicamente permitió realizar 32 de estas intervenciones a pacientes que, en muchos casos, tienen hasta cuatro años en lista de espera.
Esta disminución, según las autoridades, tiene como principal causa la merma en la cantidad de donantes cadavéricos, la cual pasó de 32 entre enero y septiembre del 2019, a 21 para el mismo período de este año. Esto se debe a la reducción en los fallecimientos por accidentes de tránsito, y en muertes violentas y neurológicas.
Según datos del Instituto Nacional de Seguros (INS), en los primeros seis meses del 2019 se contabilizaron un total de 133 muertes en carretera; mientras que para el mismo período de este año la cifra alcanzó unos 82 decesos.
“Con la pandemia se genera incertidumbre y también los donantes disminuyen. Esta situación también ha ocurrido en otros países como España, uno de los más exitosos en la realización de trasplantes, donde existe actualmente una reducción en la cantidad de procedimientos realizados”, externó el coordinador del Programa Institucional de Donación y Trasplante de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), José Pablo Garbanzo.
De acuerdo con información suministrada por la Secretaría Ejecutiva Técnica de Donación y Trasplante del Ministerio de Salud, el país realizó un total de 28 trasplantes de riñón con donante cadavérico en la primera mitad del año 2018; 24 en el 2019; y 22 en el 2020.
En el caso de los trasplantes de hígado, durante los primeros seis meses del 2018, se registraron un total de 14 intervenciones con donante cadavérico; 19 en el 2019; y ocho en el 2020.
Los trasplantes intratorácicos con donante cadavérico representan una menor proporción. En los primeros seis meses del 2018 y 2019 no se realizó ningún trasplante bipulmonar, mientras que para el 2020 se registraron dos.
En cuanto a los trasplantes de corazón, en la primera mitad del 2018 se ejecutaron cinco intervenciones, una en el 2019, y ninguna durante este año. Además, de enero a junio del 2018 se registraron dos trasplantes en bloque (corazón y dos pulmones), y ninguno durante el mismo período del 2019 y 2020.
“No hemos cerrado del todo la realización de trasplantes. La pandemia, y sobre todo cuando ya apareció la transmisión comunitaria, ponía en riesgo adicional a los pacientes que se trasplantaran, porque los pacientes que se van a trasplantar tienen que tomar medicamentos que disminuyen sus defensas y, por tanto, se convierten en pacientes de alto riesgo en caso de que adquieran COVID-19. Hay que tener precaución especial en realizar trasplantes”, señaló Garbanzo.
Además, la pandemia, según Garbanzo, ha causado la reorganización de las salas en los centros médicos. En caso de realizarse un trasplante, por ejemplo, se debe contemplar el recurso humano especializado, las áreas de aislamiento, así como la posible utilización de Unidades de Cuidados Intensivos, las cuales por la pandemia causada por COVID-19 —en este momento— están abarrotadas por pacientes con COVID-19.
Actualmente, según estadísticas del Ministerio de Salud, 293 pacientes componen la lista nacional de receptores para trasplante renal; mientras que 40 esperan por un trasplante hepático.
Trasplantes de riñón con mayor afectación
De acuerdo con Garbanzo, durante la pandemia, la mayor afectación se ha dado en los trasplantes de riñón debido a la poca capacidad hospitalaria que tienen actualmente los centros médicos.
Según datos de la Secretaría Ejecutiva Técnica de Donación y Trasplante del Ministerio de Salud, de enero a septiembre de este año el país sumó un total de 23 trasplantes de riñón. Desde agosto de este año, el país registra cero intervenciones de este órgano.
En detalle, en enero de este año se realizaron siete trasplantes de riñón, 12 en febrero y ninguno en los meses de marzo y abril. Para mayo se registró una intervención, dos en junio, una en julio y ninguna en agosto ni setiembre de este año.
“El trasplante de riñón se ha detenido más aún. Lo vamos a analizar en las próximas semanas. Estamos viendo cómo hacemos para que la actividad se mueva y que los pacientes que esperan puedan tener posibilidad de ser trasplantados en caso de que haya donantes”, añadió.
En esa misma línea, la presidenta de la Junta Directiva de la Fundación de Nefrología para pacientes del Hospital San Juan de Dios, Sandra Chanto, externó su preocupación por esta situación, debido a la vulnerabilidad de los pacientes. “Si ellos se infectan de COVID-19 pueden morir. ¿Cómo sabemos que el cadáver no tenía coronavirus? Ellos no resistirían una operación”.
Conforme ha avanzado la pandemia, la CCSS ha tomado distintas decisiones en cuanto a la realización de trasplantes. La última directriz se envió en el mes de julio y señala que “cuando exista un donante se va a analizar”.
“Se hará un análisis del donante, los receptores y la capacidad que tengan los hospitales en ese momento. Un trasplante de hígado, por ejemplo, requiere muchas cosas. Hay que ver la capacidad del hospital, de las unidades de cuidados intensivos, del Banco de Sangre, del personal de enfermería, entre otros. Cuando hay donante en este momento se toma decisión local (en el hospital). Esto hace que sea complicado realizar trasplantes, pero lo que queremos es no poner un alto del todo e ir viendo día a día la situación. Igual los donantes han sido escasísimos”, recalcó el coordinador de Trasplantes en la CCSS.
Esta decisión provoca que durante la pandemia se utilicen menos órganos que, en una coyuntura normal, sí serían utilizados para ser trasplantados a pacientes en listas de espera.
Garbanzo aseguró también que los pacientes tienen miedo a ser trasplantados, pues temen exponerse y ser contagiados con COVID-19.
Pacientes se van deteriorando
La presidenta de la Fundación Vida Nueva Donación y Trasplante, Rosibel Arrieta, se encuentra preocupada también por la baja en los trasplantes de hígado, pues los pacientes en espera de este órgano se van deteriorando con el paso del tiempo.
“Hay pacientes que están muy mal y como no se están haciendo trasplantes, todos los días se deterioran más. Me imagino que ya deben haber algunos que han muerto. A nosotros nos quitaron todo por COVID-19 y somos igual de vulnerables que esos pacientes”, enfatizó Arrieta refiriéndose al espacio del que disponían en el centro médico.
Arrieta explicó que anteriormente existía un consultorio de día en el sétimo piso del Hospital México, donde eran atendidos los pacientes de trasplante hepático; sin embargo, con el impacto de la pandemia, perdieron ese espacio y ahora solo son atendidos —cuando es necesario— en el servicio de Consulta Externa de dicho hospital.
“Es realmente lamentable que no esté funcionando el denominado “hospital de día” para la atención de los pacientes, especialmente los que han sido trasplantados recientemente. Esto significa que no nos pueden valorar y los casos críticos tienen que ser atendidos en un área muy riesgosa. Nos cuesta imaginar cómo se le realiza un examen de sangre a un paciente recién trasplantado en medio de un tumulto de gente”, añadió Arrieta en una carta enviada al director del Hospital México, Douglas Montero.
“No podemos entender las razones por las que se ha descuidado a pacientes de otras patologías vulnerables, sin buscar soluciones, como por ejemplo habilitar un sitio fuera del hospital donde podamos ser atendidos, revisados y sangrados (…), La categoría de paciente es tanto para el portador del COVID-19 como el que ha sido trasplantado o está en una lista de espera de un órgano”, agregan en la misiva.
La larga espera
La reducción de donantes cadavéricos y las decisiones de la CCSS han pesado en la espera de pacientes como Juan (nombre ficticio), quien a sus 41 años es candidato para un trasplante de riñón.
En el 2014, Juan fue diagnosticado con insuficiencia renal crónica en etapa temprana, pues tenía dañado el 45% de sus riñones; sin embargo, en el 2018, su enfermedad se complicó aún más.
“Mi enfermedad pasó a una etapa cinco. Perdí mi función renal y me dijeron que era candidato para un trasplante renal. Me tuve que incapacitar. Actualmente yo me realizo la diálisis peritoneal cinco veces al día”, señaló Juan.
A Juan le preocupa la pandemia, pues teme que la lista de espera de trasplantes de riñón no se mueva. “En medio de la pandemia uno se cuestiona todo. Uno sabe que no se recomienda ir (al hospital), que le van a bajar las defensas y que es más vulnerable, pero ya vamos por nueve meses y la fila no avanza. No sé si hay órganos que se están perdiendo”.
“Hay momentos en que uno piensa que esto va a seguir detenido durante mucho tiempo. No me parece justo”, añadió.
A este hombre le inquieta la espera de su trasplante y aguarda con impaciencia el día en que una llamada le notifique que ya existe un riñón para él, pues lo que más desea es compartir con su familia, como lo hacía años atrás, en especial con su hijo de tres años.
En una situación similar se encuentra Luis (nombre ficticio), quien hace dos años también fue diagnosticado con insuficiencia renal en estadío cinco.
Luis tiene 34 años y espera desde hace año y medio un trasplante; sin embargo, señala que actualmente ni siquiera se encuentra en la lista de espera para recibir un riñón.
El diagnóstico puso su vida de cabeza, pues tuvo que dejar de trabajar. Actualmente se encuentra incapacitado, por lo que solo recibe ¢130.000 mensuales, dinero con el cual debe mantener a su esposa y sus dos hijos menores de edad, pagar casa, alimentación y servicios.
“Yo estoy agüevado porque no se están realizando trasplantes como antes. La espera se va a hacer más larga. Cuando me dieron el diagnóstico, el mundo se me vino encima. Yo soy el proveedor de la casa y tengo hijos. Entré en depresión”, señaló Luis.
Su esposa es la encargada de hacerle la diálisis peritoneal cuatro veces al día, por lo que tampoco puede trabajar.
“Yo espero que se haga pronto el trasplante. Me siento sujeto a un tratamiento; paso en la casa”, añadió.
Una vez más
Esta no es la primera vez que los trasplantes en la seguridad social se ven afectados, alargando aún más la espera de estos pacientes.
En noviembre del año pasado, UNIVERSIDAD informó que 32 riñones destinados a trasplantes se desperdiciaron por falta de personal durante los primeros meses del 2019, según información suministrada por el Ministerio de Salud.
De acuerdo con información publicada por este semanario,12 de los 32 riñones se desperdiciaron en el Hospital México, 10 en el San Juan de Dios, cinco en el Max Peralta, cuatro en el Calderón Guardia y uno en el Nacional de Niños.
Además, otros 12 riñones no se utilizaron debido a la falta de espacio físico disponible: Nueve se desperdiciaron en el Hospital San Juan de Dios y tres en el Max Peralta.
Esta situación hizo que en noviembre del 2019 la junta directiva de la CCSS aprobara el Plan estratégico para el Fortalecimiento del Programa Institucional de Donación y Trasplantes de Órganos y Tejidos, el cual incluye un modelo de pago para personal médico.
Garbanzo indicó que ningún órgano se dejó de trasplantar por falta de personal en enero y febrero de este año. “Teníamos la misma cantidad de donantes que el año anterior pero teníamos un poco más de trasplantes; sin embargo, en marzo inició la pandemia”, finalizó.
Trasplantes provenientes de donante cadavérico de enero a septiembre del 2020 | |||||||||
Enero | Febrero | Marzo | Abril | Mayo | Junio | Julio | Agosto | Septiembre | |
Riñón | 7 | 12 | 0 | 0 | 1 | 2 | 1 | 0 | 0 |
Hígado | 2 | 3 | 0 | 0 | 2 | 1 | 0 | 0 | 1 |
Corazón | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0 | 1 |
Pulmón | 0 | 1 (bipulmonar) | 0 | 0 | 0 | 1 (bipulmonar) | 0 | 0 | 0 |
Fuente: Secretaría Ejecutiva Técnica de Donación y Trasplante del Ministerio de Salud.