Especialistas del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori-UNA) detectaron deformaciones en el suelo del país debido a las vibraciones que generó el paso del huracán Eta, con características comparables a un sismo no mayor a 1.5.
El sismólogo Esteban Chávez explicó que la comparación con algún otro evento depende del sitio, la geología del terreno y el lugar donde se ubican los sismógrafos, pero que lo registrado podría asemejarse a un temblor de poca magnitud.
“Las estaciones que estudiamos en Nicaragua están directamente por debajo de la trayectoria del huracán entonces se puede monitorear el cambio en el movimiento vertical del suelo conforme el huracán se propaga o traslada. Esto puede ser comparable a las deformaciones que pueden inducir sismos relativamente pequeños, magnitud 1 o no mayor a 1.5”, afirmó.
Chávez dijo que Tierra vibra continuamente, tanto de forma perceptible como imperceptible, pero que fenómenos meteorológicos como el que impactó indirectamente a inicios de semana generan movimientos que pueden ser captados por estaciones sismológicas.
“Cuando existe una perturbación transitoria, como un huracán, se incrementa el oleaje, hace que sea más caótica y esa interacción compleja genera que exista una radiación sísmica que se registra. Cuando se genera el huracán hay variaciones transitorias en la presión atmosférica y eso contribuye a la radiación que queda registrada en las estaciones”, detalló.
En el caso analizado de Eta, la deformación del suelo, es decir, cuánto se levantó el suelo, fue de 60 nanómetros, una cifra que Chávez califica de “importante”.
“Es bastante. Cuando hicimos el trabajo durante la pandemia, en donde medimos la reducción en el ruido sísmico generado por los humanos por el ‘encerronazo’ que tenemos, fue de alrededor de 50 nanómetros. En comparación con esta variación es un incremento mucho más grande que la reducción que se tuvo con la restricción vehicular y los cambios en la vida socioeconómica”, aseguró.
