País Ottón Solís Fallas

“Es una segunda oportunidad a la que entramos en deuda”

Fundador del PAC afirma que Luis Guillermo Solís “no amamantó de la filosofía ética” del partido, en contraposición a un Carlos Alvarado al que le ofrece su apoyo “incondicional”.

El fundador, diputado y tres veces candidato presidencial del Partido Acción Ciudadana (PAC), Ottón Solís Fallas, se muestra aliviado. Dice que el proyecto que buscaba con la creación de su partido estaba en peligro, pero que los resultados electorales del pasado domingo de resurrección también “resucitaron” su esperanza de que esa idea no quedara incompleta.

Define a Carlos Alvarado como un presidente “más PAC” que Luis Guillermo Solís, del que afirma no estar seguro si realmente alguna vez terminó de comprender la propuesta ética con la que nació la agrupación política.

No ve el triunfo de Alvarado como una victoria partidaria y dice que los 1,3 millones de votos son un llamado a la unidad y –sobre todo– una nueva oportunidad para “subir los quilates éticos de la política”. No esconde que su partido “llega en deuda” a su segundo mandato: “un cheque en blanco” que no perdonaría se malgaste de nuevo.

A una hora de iniciar la sesión del Plenario, el lunes siguiente a la elección, el congresista que orquestó la idea de un gobierno nacional nos recibió en su despacho. Allí analizó el resultado que pareció abultado e inesperado por muchos, pero que él dice haber vaticinado desde hace varias semanas.

Al presidente electo, afirma apoyarlo “incondicionalmente”.

Carlos ganó este domingo. Como fundador del PAC, ¿qué representa este triunfo?

— Estoy muy alegre, Carlos nació con el PAC a la vida política y se involucró en asuntos políticos con el PAC, conoce bien nuestras reglas y nuestros principios, como lo demostró en la campaña. Tuvo el carácter para diferir de Luis Guillermo (Solís) cuando tuvo que hacerlo y para separarse de Luis Guillermo (Solís) en materia fiscal y en ética. Eso denota  su carácter y creo que él va a actuar conforme a lo que el país espera de este partido.

Se podría decir que en gran medida Carlos Alvarado logró separarse de la imagen del Gobierno para alcanzar la victoria, ¿lo ve así?

— No de la figura del Gobierno, se separó de acciones del Gobierno, de otras no. Él se separó del tema ético, del cemento, de los viceministros y el manejo fiscal, no se separó del Gobierno. Se separó del comportamiento del Gobierno en temas puntuales, y eso fue clave para que mucha gente viera que no podía extrapolar los errores de este Gobierno en la actitud de Carlos. No hizo lo que hace la mayoría de los políticos, que no ven un solo error en su partido.

Aunque sí supo mostrar su experiencia como ministro…

— Claro, claro, como le digo, no se puede hablar de que se haya separado del Gobierno, se apartó de acciones concretas.

Ahora bien, ganó Carlos Alvarado, pero no solo ganó él. En la primera ronda quedó segundo. ¿Qué más ganó el domingo?

— En primer lugar, yo creo que él, con ese carácter, al haber hablado claro en esos temas y mostrarse además conocedor de otros que también son sustantivos como infraestructura y educación, demostró que tiene madera de Presidente. El carácter y el ser autocrítico para separarse de sus amigos políticos cuando hay que hacerlo revela carácter.

En segundo lugar, el domingo ganó un reconocimiento de que este país tiene un Gobierno multipartidista y que hay que gobernar con otros. Ya no cabe eso de “abuchonarse” y hacer una mesa gallega.

En tercer lugar, un factor decisivo fue que se resolvió en parte un plebiscito sobre los derechos humanos en Costa Rica. Estaba en juego definir el estado del avance general en Costa Rica, el nivel de modernidad que tenemos, y Carlos asumió posiciones muy claras y aparentemente impopulares, como el matrimonio gay, pero finalmente arrolló. Le demostró al país su verdadera madera. No fueron partidos, impulsó una juventud que quería el futuro.

Ganó una propuesta multipartidista representada en Carlos Alvarado, pero qué se ganó la propuesta. Hablamos de un país lleno de retos…

— Siempre es así, por eso las victorias son el final del principio, nada más. Falta todo. Hay desafíos como materializar la ética PAC, materializar el gobierno nacional, construir una agenda legislativa acuerpada por bastantes partidos, los cuales podrían nombrar jerarcas de Gobierno presentando ternas y, claro, lo que se gana es la posibilidad de hacer un esfuerzo gigantesco para superar problemas que no hemos superado.

Es una victoria engañosa…

— Evidentemente no es como ganar la lotería, que no hay nada en la contraparte. Usted se gana 100 millones y son 100 millones que no tienen nada en la contra. Aquí se gana el poder, pero en la contraparte hay una responsabilidad gigantesca.

Usted decía en la celebración que era “otro cheque en blanco”

— Y más en este caso, porque el partido no cumplió con la ética y el eficientismo esperado. Ahora nosotros estamos en deuda, cualquier cosa que pase no se perdonará.

“El partido no cumplió con la ética y el eficientismo esperado, ahora nosotros estamos en deuda, cualquier cosa que pase no se perdonará”

Sobre la idea del gobierno compartido, usted ha hablado de un “parlamentarismo sin reformas constitucionales”

— La idea es buscar acuerdos sustantivos sobre una serie de temas entre los partidos con representación legislativa. Si logramos llegar a 20 temas en que todos los partidos estemos de acuerdo y nos comprometemos a no obstaculizarlos, podemos lograr grandes cosas.

Pensamos que, en proporción al número de diputados que tenga cada partido, se otorguen cargos. Ahí hay un amarre sustantivo en la cámara legislativa compartiendo el poder, entendiendo que nadie es intocable, pero que puede ser reemplazado por la misma agrupación que lo propuso y con la única opción de que sea destituido por completo si se rompe el acuerdo de gobierno conjunto. Es un gobierno parlamentario con el poder que tiene el Presidente para despedir ministros.

¿Cuánto tiempo le queda entonces a don Carlos para consolidar ese proyecto?

— Él ya envió cartas. Hay que ver los asuntos sustantivos en los que estamos de acuerdo. Son dos o tres semanas, recibir las ternas de los partidos que conformen el gobierno nacional y luego nombrar el gabinete. Es muy corto el tiempo, pero hay que hacerlo.

¿Lo ve factible?

— Absolutamente. Yo hace dos años envié una carta a los nueve partidos y la gente decía que no era factible, pero finalmente alcanzamos 59 acuerdos. Son muchas las materias que nos unen.

Claro que hay temas como los derechos humanos en los que hay diferencias. Están los que verdaderamente creen que es pecado y esas cosas, y los que inventaron ese posicionamiento, como Antonio Álvarez, solo para ganar votos. Yo ya no sé qué piensa Toño de ningún tema en la vida, ha tenido posiciones diferentes.

De cualquier manera, incluso con Restauración podemos tener otro tipo de acuerdos como infraestructura, seguridad, temas fiscales…

El domingo me llamó la atención ver en esa tarima a tantas personas de otros partidos, incluido Liberación Nacional, contra el que nació el PAC con enfrentamientos casi antagónicos…

— Lo que pasa es que el país no nos dio un triunfo, no lo hizo. Después, cuando uno en su momento habló de corrupción, la corrupción era de gente de esos partidos, no significaba que toda la gente fuera corrupta. Yo reconozco mucho a María Luisa Ávila y Leonardo Garnier, que a los diez días de iniciada la segunda ronda se dieron cuenta de que lo que estaba en juego eran los derechos humanos. Karla Prendas también lo hizo, la gente del PUSC.

El problema no es que toda la cúpula del PLN sea corrupta, sino que quizás hubo mucho silencio antes, antes ellos disimulaban todo, por eso el PAC ha intentado ser diferente. Yo he acusado de corrupción al Gobierno, pero no me expulsaron, expulsaron a Víctor Morales Zapata, no a mí; en nuestro partido se supone que debemos tener la capacidad de reconocer errores, como incluso lo hizo nuestro candidato en campaña, eso es inédito y me hace sentir fe de que sí hay una vena diferente en el partido.

Queda en el ambiente una impresión de que su papel en esta campaña fue más intenso que en 2014, ¿Cómo describe eso?, ¿don Carlos tuvo que acercarse o eso pareció?

— Para que quede claro, yo trabajé más por la campaña de Luis Guillermo que en esta. En 2014, apenas terminé de dar clases en la U, en vacaciones, empecé a trabajar a tiempo completo. La campaña escogió, en aquel entonces, enviarme a ferias del agricultor y a repartir volantes a todas las esquinas del país, pero nunca en nada de la cúpula y yo lo entendí.

En esta campaña, yo soy diputado y advertí que iba a trabajar en tanto que pudieran mantenerme, solo hice dos visitas, y lo demás ha sido ayudar en algunas cosas, pero –en término de horas– en esta campaña mi trabajo ha sido un 1% de lo que trabajé en 2014.

Sin embargo estuvo en el foco…

— Pero Carlos no me despierta… Lo veo muy comprometido con los hitos que el PAC significa, los hechos PAC, lo veo muy identificado.

¿Diferente a Luis Guillermo Solís?

— Sí. Creo que Luis Guillermo no amamantó de la filosofía ética de nosotros. Él venía de Liberación, se reformó el estatuto para que calificara y vino muy contaminado por lo que nosotros queríamos cambiar. Carlos, más bien, a los 23 años, recién graduado, empieza a trabajar aquí con el partido, cuando el partido era más puro, y anduvo conmigo en dos campañas, muy acucioso. Yo pienso que Carlos ha nadado mucho en la piscina conceptual del PAC, Luis Guillermo medio metió los dedos en su precampaña, pero no, él había nadado mucho en la piscina conceptual de la política vieja.

“Yo pienso que Carlos ha nadado mucho en la piscina conceptual del PAC, Luis Guillermo medio metió los dedos en su precampaña, pero no, él había nadado mucho en la piscina conceptual de la política vieja”

Podríamos decir que también se separó mucho de la figura del Partido en el Poder…

— Quizás nunca estuvo convencido de los valores éticos que nosotros hemos proclamado, Carlos sí.

Finalmente, ¿qué significa esta campaña para el PAC?

— Representa una segunda oportunidad a la cual entramos endeudados. No entramos con un balance en verde, entramos con un balance en rojo. Le debemos a Costa Rica, especialmente por darnos una segunda oportunidad. Es una segunda oportunidad a la que entramos en deuda.

¿Para Costa Rica?

— Para Costa Rica, esta elección significa decirle al mundo que somos un país culto, civilizado, con la mirada en el futuro y que compite con los países escandinavos en materia de respeto a los derechos humanos.

¿Para usted?

— Para mí significa un renacer de la esperanza, de que sí podemos heredarle a Costa Rica, por medio del PAC, una evidencia de que se puede gobernar éticamente. Yo pensaba, si nosotros perdemos y nunca tenemos la oportunidad de hacerlo, voy a quedar en la historia como si hubiera propuesto ficción, como si hubiera engañado a Costa Rica, porque en la primera oportunidad no lo cumplimos.

Yo adoro esta segunda oportunidad porque podemos demostrar que sí tenía razón cuando fundamos este partido, cuando yo proclamé que la política podía ser muy diferente en materia ética, de eficiencia y de transparencia de lo que había sido. Para mí es un renacer de la esperanza, de que sí podemos subir los quilates éticos de la política con un gobierno que luego sea imitable.

¿Se imaginó este desenlace hace siete meses?

— Sí. Puede preguntar. Yo vaticiné que pasábamos a segunda ronda, aunque siempre creí que iba a ser contra Piza, pero llegó el asunto religioso. Hace pocas semanas también dije que quedaba 58-42.

¿Va a estar usted en el Gobierno de don Carlos?

— No sé, él me dijo que cumpliera como garante ético, pero no sé en lo demás. Yo quiero que tenga todas las libertades porque creo mucho en la idea del gobierno nacional y eso restringe el número de cargos disponibles para gente del PAC. Yo no dañaría la posibilidad de que eso se concrete. Él tiene la total libertad y yo lo apoyo incondicionalmente.

Ottón Solís ha impulsado en el Congreso una idea de gobierno nacional que espera se plasme en la administración de Carlos Alvarado.

 

 


 

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