Doña Hilda Arias y don Mario Richmond, de la noche a la mañana, sin aviso, se encontraron con que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) les estaba colocando un poste de concreto para antenas de celulares, en media acera, a la entrada de su casa.
Ubicada junto al costado norte del Estadio Coyella Fonseca de Guadalupe, su propiedad de un día para otro se veía devaluada. “Por ejemplo ese poste va impedir tener aquí la entrada a un garaje si más adelante se necesitara”, lamentaba la dueña mientras veía cómo los operarios levantaban la estructura a menos de metro y medio de su antejardín, y se preguntaba impotente “qué puede hacer uno” para defender su propiedad.
Esto además de las interrogantes que surgen, no solo a ella, respecto al cumplimiento de normas de seguridad que debían cumplirse con la instalación de torres y estructuras de la red móvil.
En la Municipalidad –que autorizó al ICE la instalación de un total de ocho postes de estos en diversas calles de la localidad – el director de ingeniería, Mario Rojas, explica que no hay reglamentación específica para postes, que el permiso pasó el trámite debido y que la acera es de uso público, por lo que no es necesario consultar a los vecinos para la aprobación.
Ante múltiples protestas de las comunidades, los municipios se vieron obligados en su momento a reglamentar la colocación de las torres para antenas celulares, poniendo límites de altura y de distancia de esas con respecto a escuelas, centros de salud y otros sitios de reunión pública, los retiros que debían tener respecto a las propiedades vecinas y otros requisitos.
Aunque las telefónicas han logrado traerse abajo parte de esos reglamentos mediante procesos contencioso administrativos que han ganado, lo cierto es que se han topado con limitantes para la ubicación de las torres.
Para mejorar la cobertura de la red móvil en áreas urbanas, la salida del ICE (Kölbi) y luego la multinacional América Móvil (Claro) fue instalar antenas en postes junto a la vía pública en diversas comunidades. La otra transnacional que opera red móvil, Telefónica (Movistar), ha preferido trabajar solo con radiobases en torres, que tienen mayor cobertura que los postes.
La Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel), órgano regulador del sector, ha estado apoyado las solicitudes de permiso para postes, diciéndoles a las municipalidades que debían autorizarlos, con base en el artículo 79 de la Ley de modernización de las entidades públicas del sector telecomunicaciones (N° 8.660), donde se dice que las entidades titulares del dominio público permitirán la instalación de redes públicas de telecomunicaciones en los bienes de uso público.
Anteriormente era solo el ICE, ente estatal, el que hacía uso de áreas públicas para sus estructuras.
El arquitecto Mauricio Ordóñez, profesor del Instituto Tecnológico (TEC), lamentó que la gente que decide en esta materia tiende a tener una visión en un sola dirección y no ve otros problemas de seguridad para la población más allá del problema de la red.
No se ha tomado en cuenta que el concreto es frágil y que si un camión choca contra un poste de estos lo bota. Un poste de luz, cuando le pega un carro, generalmente los mismos alambres lo detienen y queda suspendido, pero en este caso no es así. Por eso, ingenieros que ha consultado recomiendan colocar un tubo metálico dentro de la parte baja de los postes y ponerles además un pedestal que absorba energía en caso de un choque, apunta Ordóñez, quien es miembro de la Comisión Territorial Estratégica de la Municipalidad de Montes de Oca.
Comentó que en Montes de Oca les han dicho a las empresas que querían postes altos, de 30 metros, para que la emisión de las antenas, tanto la principal como las secundarias, sea menor para la población, por un principio precautorio en materia de salud.
Y es que dependiendo de la altura, la propiedad vecina podría quedar a menor distancia de la antena de la permitida en la normativa emitida por el Ministerio de Salud.
Dicha norma permite emisiones de 4,25 vatios por metro cuadrado para las frecuencias de 850 megaherzios y 9 vatios por metro cuadrado para frecuencias de 1.800 megaherzios.
Con un trasmisor de 40 vatios como los que emplean las operadoras en zona rural, e incluso en zona urbana, que por la ganancia de antena se convierten en 1.585 vatios pire, así denominados técnicamente, a menos de 4,5 metros se supera el límite del ministerio de Salud.
Salud adoptó la norma ICNIRP-OMS, que es el límite de afectación térmica, y es una distancia posible de cualquier ventana de un edificio en altura situado frente a una antena en la acera o en colindancia. En Suiza, la antena tendría que estar a 54 m de esa propiedad.
La medición en altura es vinculante por la norma UIT-K52 del decreto de Salud. La normativa adoptada aquí solo contempla el efecto térmico, es decir, el calor que la microonda emitida puede generar en los cuerpos; no se consideran otros posibles efectos biológicos.
Las autoridades costarricenses sostienen que dicha normativa de la OMS es segura y suficiente, ya que no hay pruebas de que las ondas de radiofrecuencia ocasionen daños biológicos.
Otros países, en cambio, solo toleran intensidades menores, por el principio precautorio, mientras se obtienen resultados concluyentes de las investigaciones científicas a más largo plazo sobre los posibles riesgos para la salud.
Ordóñez insiste en que hay que cuidar que el nivel de emisiones en altura sobre la propiedad frontal adyacente no sobrepase los límites de Salud, considerando que la propiedad habitable llega hasta la altura que los planes reguladores permiten construir.
Señaló que la Sutel solo está haciendo mediciones a nivel de piso y no en la potencial altura a que cualquier propietario podría construir.
DISCUSIÓN
Con el incremento de los casos de cáncer -una de las principales causas de muerte en el mundo- en los últimos años aumentaron las inquietudes sobre las posibles vinculaciones entre el uso de celulares y el riesgo de desarrollar tumores malignos.
“En las últimas décadas se ha llevado a cabo un gran número de estudios para analizar si las ondas de radiofrecuencia (RF) ponen en riesgo nuestra salud y a medida que han ido apareciendo más ondas de RF en nuestras vidas la pregunta por resolver es si existe algún efecto adverso por parte de celulares, estaciones base (torres de telefonía) o conexiones wifi a niveles de exposición ambiental”, según comentó Emilie van Deventer, directora del Programa de Radiación del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes de la OMS, en declaraciones al portal de noticias BBC Mundo.
Si bien hay falta de evidencia, también es cierto que hay “riesgos potenciales a largo plazo”, añadió van Deventer, autora de unas 50 publicaciones científicas sobre el tema. Dijo que la OMS espera publicar a fines de 2017 una “evaluación de riesgos oficial”, en relación con el uso de celulares y el cáncer cerebral.
La opinión que ha mantenido la OMS hasta ahora es que teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición, y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud.
Tolerante*
La normativa de Costa Rica para la potencia de las emisiones de la red celular es una de los más laxas del mundo.
Mientras aquí el umbral permitido en la norma ICNIRP – OMS es de 4,25 vatios por metro cuadro para la frecuencia de 850 megaherzios, los países europeos poseen una norma más restrictiva basados en estudios más recientes que contemplan posibles efectos biológicos de las ondas radioeléctricas.
Así, en Rusia, Hungría y Luxemburgo es 0,024 vatios, en Cataluña es de 2 vatios (para 900 megaherzios), Italia 0,1, Suiza 0,042, Salzburgo 0,001 vatios.
De esta manera, Costa Rica adoptó una norma 100 veces más alta que la de Suiza, 176 veces más alta que la de Bélgica, Luxemburgo y el Este Europeo, y 4.240 más alta que la de Salzburgo.
*Fuente: Estudio de Mauricio Ordoñez.