País

OCDE: Hay riesgo de que la producción de comida no llegue a quienes más la necesitan

La OCDE alerta que la guerra en Ucrania ha disparado la inflación y profundizado los problemas causados por la crisis del COVID-19 en la cadena de suministros, amenazando el acceso a la comida, especialmente de las poblaciones más vulnerables.

Los Gobiernos deben tomar medidas para evitar que la actual crisis inflacionaria, aunada a los problemas en la cadena de suministros de bienes y servicios, detonen una crisis alimentaria, que afectaría especialmente a las personas de menores ingresos en todo el mundo.

Así lo advirtieron especialistas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) durante la presentación de la última edición de sus Perspectivas Económicas para el 2022 y 2023, a principios de junio.

La invasión rusa a Ucrania, detallaron, no solamente ha generado una crisis humanitaria sino que representa una amenaza para la recuperación económica que, finalmente, estaba en marcha, después de dos años de la pandemia.

“Como Rusia y Ucrania son grandes exportadores de productos básicos, la guerra ha disparado los precios de la energía y los alimentos”, puntualiza el documento.

De acuerdo con el estudio, la desaceleración del crecimiento económico mundial y los niveles de inflación que se alcancen depende de cómo evolucione la guerra, pero sin duda las personas más pobres serán las más afectadas.

“Hoy, el mundo está produciendo suficientes cereales para alimentar a todos, pero los precios son muy altos y el riesgo es que esa producción no llegue a quienes más la necesitan”, Laurence Boone, economista jefe.

Tras revisar sus proyecciones iniciales, presentadas en diciembre, la OCDE estima que el crecimiento mundial será del 3% en 2022 (1.5% menos de lo inicialmente proyectado) y de 2.75% en el 2023. La inflación, se prevé, será de casi el 9% en los países de la OCDE este año (el doble de lo que anteriormente calculado).

El panorama nacional

Para Costa Rica, la organización proyecta que el crecimiento del producto interno bruto será un 3,2% en 2022 y un 2,6% en 2023. Eso sí, los precios de los alimentos, la energía y el transporte continuarán en ascenso y la inflación alcanzará el 5,7% en 2022 y 5,6% en 2023.

Según detalló el informe, la guerra en Ucrania ha impactado los costos logísticos y los precios de los productos básicos importados en el país, especialmente de combustibles y alimentos, que ya venían subiendo en 2021.

Si bien los vínculos comerciales de Costa Rica con Rusia y Ucrania “son insignificantes”, sí hay un impacto sobre las importaciones de metales para construcción y fertilizantes para la siembra. “Encontrar proveedores alternativos puede implicar costos más altos a corto plazo”, se indica.

Cabe señalar que en el primer semestre del 2022 los precios de los alimentos aumentaron en promedio un 15,95%, pero los productores locales de comida ya llevan tiempo sufriendo los impactos de la crisis.

Agricultores consultados aseguran que los aumentos en los precios de los combustibles y los insumos para la siembra, así como los efectos de un clima cambiante, la desaceleración en el consumo local y en las exportaciones están teniendo impactando sus posibilidades de producir comida, tanto para su subsistencia, como para el mercado local (ver nota aparte: Alza en costos disminuye la capacidad de los agricultores de producir comida).

Los productores reclaman políticas públicas que reconozcan la importancia del sector y que permitan la subsistencia de las familias agricultoras, así como de sus negocios, que alimentan al país.

Según la OCDE, si bien las perspectivas fiscales del país mejoraron en el último año, la postura fiscal seguirá siendo de austeridad durante el período venidero, especialmente a causa de las restricciones que impone la regla fiscal, aunque sí llamó a reforzar servicios sociales.

La organización, además, recomendó continuar con la implementación de las reformas estructurales iniciadas durante el proceso de adhesión para aumentar el crecimiento económico y reducir la desigualdad en los ingresos.

Evitar los errores del pasado

El panorama mundial, explicó Laurence Boone, economista jefe de la OCDE, no es favorable y puede incluso empeorar, pero, en el entretanto, es necesario que el mundo realice esfuerzos colectivos para minimizar las consecuencias humanitarias, económicas y sociales. “La primera urgencia es evitar una crisis alimentaria”, detalló la especialista.

“Es bastante notable que, a pesar de la guerra, el mundo, producirá suficientes alimentos este año. El problema es llevar este alimento donde se necesita a precios asequibles. Se necesita cooperación global para garantizar que los alimentos lleguen a los consumidores a precios asequibles, en particular en economías de bajos ingresos y de mercados emergentes”, dijo.

Según su criterio esto puede requerir ayuda internacional, cooperación en la logística de envío y distribución a países necesitados, que los países ricos deben facilitar. “Los errores cometidos en la distribución mundial de vacunas están aún frescos en nuestra memoria, no los repitamos”, sentenció Boone.

Matthias Cormann, secretario general de la OCDE, indicó que si bien es necesario atender estas “presiones a corto plazo”, las mismas no deben desviar de los desafíos estructurales como la transición a energías limpias, transformación digital y políticas que garanticen la seguridad energética y alimentaria.

“Las finanzas públicas están bajo presión y los niveles de deuda pública han aumentado en todas partes”, dijo Cormann y agregó que los países deberán tomar medidas para reconstruir los “amortiguadores fiscales” y para tener espacio fiscal que permita abordar los retos actuales y futuros.

Además, indicó que el mundo debe “hacer todo lo posible para evitar que los países de bajos ingresos se vean arrastrados a una crisis alimentaria como resultado de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Este es un gran desafío global que requiere un gran esfuerzo conjunto. Necesitamos mantener abiertos los mercados para garantizar que los suministros existentes puedan llegar a los lugares donde más se necesitan”.

Boone afirmó que para paliar el peso de la inflación y evitar su impacto sobre las poblaciones más vulnerables “la carga deberá dividirse entre ganancias y salarios”.

“Empleadores y empleados deberán negociar para compartir este costo de manera justa y evitar una espiral de precios y salarios, y los Gobiernos también tendrán que jugar un papel con medidas de apoyo específicas”, indicó.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido