País Shirley Díaz, diputada del PUSC recién electa coordinadora del Grupo de Mujeres Parlamentarias:

“Yo no creo en la posibilidad del aborto”

A pesar de las diferencias en ese campo, destaca el consenso en temas prioritarios como la violencia, el acoso callejero y la igualdad salarial.

Shirley Díaz Mejía, diputada del Partido Unidad Social Cristiana, fue designada este miércoles como coordinadora del Grupo Parlamentario de Mujeres Diputadas, una especie de fracción legislativa que se creó apenas en 2015 —integrada por todas las congresistas— con el objetivo de formular, promover y fiscalizar la agenda legislativa para la equidad y la defensa de los derechos humanos de ese sector.

Apenas dos meses después de asumir funciones como legisladora, Díaz llega a la coordinación que hasta mayo ocupó la exdiputada oficialista, Emilia Molina: un espacio que asume bajo el compromiso de llevar adelante temas de consenso, aunque todavía sin asumir posiciones en nombre de todo el grupo completo.

Las prioridades —dice en entrevista con UNIVERSIDAD— serán temas como los femicidios, la violencia doméstica, el acoso callejero, la violencia política, la igualdad salarial y la generación de ideas productivas; mientras que en campos relacionados con los derechos sexuales y reproductivos, se reconoce más cauta. “Hay tantos puntos de coincidencia que para qué vamos a entrar en los puntos de discordia”, apuntó. No creo ni siquiera que nos alcancen los cuatro años para darle solución a la agenda común y queremos dejar un legado”.

Diputada, asume la coordinación a tres años de creado el Grupo, ¿qué representa hoy la figura del Grupo Parlamentario de Mujeres?

— El Grupo de Mujeres Parlamentarias es el resultado de una iniciativa que se comienza a gestar aquí hace varios años. Inicialmente arrancamos con las cuotas afirmativas y se comenzaron a nombrar respetando la paridad vertical de diputadas en forma alterna con los diputados para lograr una mayor representatividad femenina. Más tarde, con el multipartidismo, la presencia de mujeres vuelve a caer porque las mujeres no encabezábamos las provincias, lo que provocó la presentación de un recurso de amparo que declara una paridad vertical y horizontal. El Grupo entonces surgió, ya con una mayor presencia de mujeres, para garantizar una mayor participación femenina en el quehacer político y para solucionar problemas específicos relacionados con esa población.

Con la paridad horizontal, de hecho, usted estuvo recientemente muy involucrada…

—(Ríe) ¡Sí! Yo soy el efecto de esas acciones afirmativas. Soy el efecto de la paridad horizontal, que logró conformar esta fracción de 26 mujeres, la más grande de la historia del Parlamento, por encima del 45% de representación.

(Díaz pasó de la cuarta a la tercera casilla del PUSC por San José, cuando María Vita Monge tuvo que remplazar a Pedro Muñoz en el primer lugar para cumplir con el requisito. Finalmente, el Partido consiguió tres curules en esa provincia).

Usted también es parte del Directorio Legislativo con una mayor presencia de mujeres en la historia (es prosecretaria)…

— Es un Directorio ampliamente femenino, pero no solo es un asunto de luchar por el poder. No es un partido de fútbol, se trata de una forma de hacer política. La forma de hacer política es distinta entre lo masculino y lo femenino porque somos diferentes, debemos tener igualdad de oportunidades, pero manteniendo nuestras diferencias. Para nosotras es una posibilidad de comenzar a realizar una serie de políticas que le garanticen a la mujer que las inequidades sean atendidas con leyes…

¿Han mapeado proyectos específicos?

— Sí, claro. Hay muchos proyectos que están en la vía parlamentaria y una de nuestras tareas será hacer el diagnóstico de ellos, qué textos están abocados al tema y cómo deben ser trasladados a la Comisión de la Mujer. El Grupo Parlamentario trabaja en función de una triada que cuenta con el Grupo, la Comisión y la Unidad Técnica de Género. El Grupo, en ese contexto, viene siendo una fracción que busca consensos en beneficio de la población. Para nosotras es prioridad la fijación de una agenda común con la que podamos trabajar temas de interés nacional relacionados con la mujer en sus distintas facetas y buscar los consensos para beneficiar a grandes grupos, ya no sólo como mujeres. Tenemos que abarcar un amplio espectro de la población femenina; sin embargo, somos aliadas estratégicas para una cantidad enorme de temas sociales que generan impacto social.

Y, logísticamente, ¿cómo funciona el Grupo?

— Nosotras vamos a tener una reunión ordinaria cada tres meses, las agendas de nosotras son muy grandes, pero de forma extraordinaria nos veremos todas las veces que queramos. Ahora vamos a entrar en un proceso de asignación de representantes por fracciones para empezar a trabajar los distintos temas, pero he notado una gran motivación. Queremos dejar un legado con este primer grupo casi paritario de mujeres en el Congreso.

Cuando ustedes presentaron su elección como coordinadora, hablaron varias diputadas sobre garantizar distintos derechos en los que es claro que existe un fuerte consenso; sin embargo, pensé — y luego vi que no era el único cuando revisé redes sociales— que quedaron por fuera temas como los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. ¿Cuál es la posición en temas como el aborto? Pregunto porque es un tema que ahora mismo se discute en el continente en países como Argentina.

— La posición del Grupo Parlamentario en su momento, cuando se dé, se externará si así se considera pertinente por las mujeres que conforman el Grupo, pero yo creo que hay tantos puntos de coincidencia en el corazón y la mente de nosotras, y tantas urgencias tan apremiantes, que para qué vamos a entrar en los puntos de discordia. Yo creo que lo importante es buscar la agenda común y esa agenda existe. No creo ni siquiera que nos alcancen los cuatro años para darle solución a la agenda común. Tenemos que hacer muchas cosas y, de corazón, queremos dejar un legado como madres de la Patria.

Y su posición…

— Yo no creo en la posibilidad del aborto. Yo no. Pero yo sólo soy una integrante del Grupo de Mujeres Parlamentarias, yo soy la coordinadora y para mí la posición de todas las compañeras es respetable. Sin embargo, yo creo en la vida, yo creo en la formación de la esperanza, yo creo que un hijo siempre es una bendición y que la vida debe preservarse. El derecho de una termina donde empieza el derecho de los demás y en el momento, en el que se da la fecundación, desde la concepción, tal y como reza la Constitución Política, se debe dar el respeto de la vida.

Ahora, en los puntos de encuentro, ¿cuáles serían los tres o cuatro puntos en los que pondrán su foco?

— Yo podría darle una posición de lo que he percibido, pero nada de lo que pueda decirle es una posición oficial porque ayer apenas designamos las coordinaciones. Esta semana que viene armaremos la agenda. Ahora, sin temor a equivocarme, entre las prioridades estarán el tema de los femicidios, la violencia doméstica, el acoso callejero, la violencia política, la igualdad salarial, la generación de ideas productivas, las vías para el acceso al crédito y el emprendimiento… son temas comunes.

La violencia política, imagino, no es un planteamiento “gratuito”, lo viven…

— La violencia política es muy común. La sociedad castiga a una mujer tres veces más que a un hombre, la expone muchísimo más. En los partidos políticos la violencia se vive en todos los niveles, igual que en la violencia doméstica, con la gran carga emocional que eso puede añadirle a una doble jornada en una familia y la percepción de esa familia. La violencia política inhibe el crecimiento y la participación femenina, trata de ser una barrera que impide que las mujeres se realicen políticamente.

¿Y pasa todavía en campos como las jefaturas de fracción? (todos son hombres)

— Yo creo que esas cosas van a ir cambiando y que, poco a poco, este parlamento va a marcar una diferencia en muchos aspectos y, entre todos, uno va a ser ese. La necesidad de que no sólo porque somos mujeres, sino porque complementamos, sea un asunto paritario. Se necesita esa sensibilidad. Todo va de la mano, la equidad y la igualdad de oportunidades pasa por el complemento, no somos contrarios. Es la forma de construir identidades masculinas y femeninas correctas.

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