País Thubten Wangchen, lama tibetano:

“No existen los derechos humanos ni en China, ni en Tíbet”

Parlamentario tibetano en el exilio hizo un llamado a que Costa Rica asuma con “cuidado” su relación con la República Popular de China.

“Nací en Tíbet, no en China”, asevera con suavidad pero firmeza Thubten Wangchen, monje tibetano de visita en Costa Rica.

Wangchen es miembro del Parlamento Tibetano en el Exilio y además es director de la Fundación Casa del Tíbet  en Barcelona, donde reside normalmente.

Esta es la tercera vez que visita el país y entre otras actividades visitó la Asamblea Legislativa, donde pudo contar algo de la situación del Tíbet. “Hablamos de derechos humanos, muy importante. Mucha gente en Costa Rica y el mundo piensa que el Tíbet es muy pacífico y feliz.  La realidad es que en Tíbet no hay paz”.

Recordó que la invasión de la República Popular de China a su país fue un proceso que tomó unos diez años, iniciado a partir de una supuesta cooperación y posterior invasión armada entre 1948 y 1950, para culminar en 1959, cuando su familia debió abandonar el país. Wangchen tenía cinco años de edad.

“Mataron a más de un millón de tibetanos, incluso mi madre fue víctima de los chinos”, relató.

Sin dramatismo, este monje recordó cómo al principio tuvo que mendigar y dormir en las calles de Katmandú, Nepal. Posteriormente su familia migró a la India, pues se supo que allí había llegado el Dalai Lama. Allí tuvo acceso a educación que lo llevó incluso a formarse en un monasterio establecido por el propio Dalai Lama.

Han pasado casi 60 años desde la invasión y desde el 2011 el Dalai Lama no es líder político. ¿Qué tanto arraigo tiene el Gobierno en el exilio entre el pueblo tibetano? ¿Se trata de un Gobierno tibetano en el exilio, o un Gobierno del exilio tibetano?

-Es un Gobierno tibetano en el exilio, en India. En 1961 el Dalai Lama decidió entrenar a los tibetanos en democracia. Quiere que el Tíbet sea una democracia, estableció el 2 de setiembre como Día de la Democracia.

Los tibetanos dentro de Tíbet no pueden participar del Gobierno en el exilio, por estar bajo el control de China, pero todos saben de la existencia del Gobierno; no pueden votar, pero el parlamento en India representa provincias del Tíbet. Hay seis millones de tibetanos en Tíbet, respetaron al Dalai Lama como líder espiritual y político hasta el 2011. Todos tienen información de que existe el Gobierno en el exilio, hemos elegido nuestro Primer Ministro, por elección democrática. Directamente votan 150 mil tibetanos exiliados.

Se sostiene porque tenemos pequeñas tazas que contribuyen los tibetanos en el exilio y con donaciones de otros países.

El discurso de la República Popular de China ha sido que liberó al pueblo tibetano de una teocracia feudal.

-Eso no tiene razón ni lógica. Los chinos entraron a Tíbet no para liberarlo de la esclavitud, sino para explotar las riquezas del Tíbet, las minas. Tíbet no es un país pequeño, es grande, muy rico en minas y naturaleza, montañas y montañas de oro, plata y uranio. Hay bosques, el río Amarillo, el Yang Tse, el Mekong, Brahmaputra, Ganges, el Indo, todos los ríos importantes de Asia nacen en Tíbet. Eso es riqueza. Por lo tanto el Gobierno chino no llegó para liberar el Tíbet, sino para explotar las minas del Tíbet; invadió y consiguió el tamaño (territorial) del Tíbet.

¿Cómo es la situación actual en Tíbet? ¿Se vive el mismo nivel de represión o ha concedido la República Popular de China algún nivel de autonomía o autogobierno?

-La situación no ha mejorado casi nada. El Gobierno chino dice al mundo mucha propaganda, mucho cuento chino. Dice que los tibetanos son mucho más felices y desarrollados que antes, pero la realidad es que hay seis millones de tibetanos que viven bajo mucho control, represión y susto. Ningún tibetano está contento en Tíbet. Libertad solo tenemos los 150 mil exiliados en India, Nepal, América o Europa.

Los chinos dicen que han desarrollado mucho, en parte es verdad, han construido el tren más alto del mundo, carreteras y edificios, pero no lo han construido para beneficiar al Tíbet, sino para beneficiarse, para colonizar. Las carreteras son para traer tanques y camiones militares.

Dentro del Tíbet hay miedo, hay miles de tibetanos en cárceles que no son criminales, la mayoría son monjes que rezan para que el Tíbet sea libre otra vez, tibetanos jóvenes que escriben poesía, o que cantan por la libertad o la larga vida del Dalai Lama. No existen los derechos humanos ni en China ni en Tíbet.

Después dicen que China tiene libertad de religión y de educación, derechos humanos, pero la realidad es que los propios chinos como los falun gong (disciplina espiritual prohibida en China) están sufriendo, o los uigur (etnia ubicada al noroeste del país) en Xinjiang, viven represión, que en el caso del Tíbet es peor.

Hasta ahora se han autoinmolado 145 jóvenes tibetanos desde el 2008. Esta no es la cultura tradicional del Tíbet, pero se ha repetido hasta el año pasado. Hemos pedido que no se haga más.

La República Popular de China lleva varias décadas de control político, de implementar un proceso de colonización y de manejar la educación en el Tíbet. Es difícil que una potencia mundial de peso lo reconozca como independiente. ¿Cómo ve el futuro del país?

-Mientras el Dalai Lama esté vivo tenemos esperanza. Él mismo ha dicho en varias ocasiones que “en el tiempo de mi vida perdimos el Tíbet y en el tiempo de mi vida lo recuperaremos”. Él tiene un tipo de visiones.

Nada dura por siempre. La misma India duró más de cien años bajo los ingleses y después el Mahatma Gandhi logró la independencia con la ahimsa, la no violencia.  En comparación con India, nosotros solo 57 años, es poco.

Pero me está diciendo que si se muere el Dalai Lama, se muere el Tíbet.

-El Gobierno chino ha dicho que no pasa nada, el Dalai Lama es mayor, tiene más de 80 años, le queda poco tiempo y cuando muera Tíbet desaparecerá, ningún país le ayudará. Pero el Dalai Lama dice que no, porque si muere va a reencarnar como un pequeño niño.

Por supuesto hemos perdido nuestro país, pero Tíbet ganó otra cosa… a Costa Rica llegan cosas del Tíbet, hay un Centro del Tíbet, el mundo sabe que hay un país que se llama Tíbet, su cultura filosofía budista.

El Tíbet no va a desaparecer nunca, pero dentro del país el Gobierno chino prohíbe enseñarle a los niños tibetanos nuestro idioma, el chino es obligatorio.

El Gobierno chino es potente mundialmente -aquí mismo en Costa Rica construyó el estadio de fútbol- pero no va durar mucho, es la única dictadura comunista del mundo. No es un Gobierno elegido por el pueblo, el pueblo chino está sufriendo mucho, no está contento. Los propios chinos se van a levantar contra su Gobierno, no va a durar mucho, pienso que máximo diez años. China tiene que cambiar… es la impermanencia de las cosas, nada dura por siempre.

Los tibetanos no somos peligrosos, no somos Al Qaeda, seguimos al Mahatma Gandhi, queremos paz y que los chinos también tengan democracia en China. Los tibetanos queremos más libertad para practicar nuestro idioma y aprender nuestra religión.

Dijo que el inicio de la invasión china en Tíbet se dio a través de supuesta cooperación y lo comparó con la situación de Costa Rica. En la relación con la República Popular de China, ¿a qué elementos le debemos poner cuidado?

-Costa Rica tiene fama de ser un país pacífico, sin militares, es muy de centro, hay incluso una Universidad para la Paz. Todo el mundo lo aprecia mucho.

Hace años no tenía influencia de China, ahora cuidado, hay Embajada de China, ahora llegarán porque mil millones de chinos sobran allá. No vendrán con armas, pero poco a poco sus negocios… se van a meter en las universidades, con el confucianismo. En las universidades China paga para poner una persona que enseña sobre confucianismo, pero en realidad no enseña nada, solo introduce cómo funciona el Gobierno de China y después impone que no se invite al Dalai Lama, a maestros tibetanos a las universidades y que no se enseñe budismo tibetano. Las universidades hacen esto porque reciben dinero.

Ahora Costa Rica no está mal, pero cuidado. Otra forma de invasión es a través del negocio, algunos costarricenses se beneficiarán, pero perjudicará a algunos, perderán su negocio. Con respeto y mucha sabiduría (Costa Rica) se abre a los chinos que vengan, muy bien, pero no al Gobierno chino.

Los presidentes de Costa Rica deben tener una postura en la que pongan límites.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido