País

Naranjo discute uso del agua en el siglo XXI

Cantón alajuelense enfrenta dilema respecto al tipo de lógica con el que se debe administrar y aprovechar el recurso hídrico.

Un bando cierra filas alrededor de la estricta consideración del acceso al agua como un derecho humano de administración comunitaria; otro, se apunta a que, a partir de fines de conservación del mismo recurso, se permita que el agua sea embotellada y explotada comercialmente.

Esa discusión ya empezó a caracterizar la Costa Rica del siglo XXI desde la polémica que generó el proyecto de “Ley para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico”, que se tramita en la Asamblea Legislativa con el número 17.742.

Si bien ese proyecto no ha sido aprobado, el tema por sí solo tiene su peso en la realidad costarricense y se materializa en casos como el del cantón alajuelense de Naranjo, donde la necesidad de consolidar la preservación de la zona protectora Cerro El Chayote, así como las nacientes de agua locales, abre a la población a la polémica de cómo lograr los recursos necesarios para comprar terrenos pertinentes y dedicarlos a la conservación.

Por un lado, desde la Comisión para la Defensa de la Zona Protectora El Chayote se lucha para que el manejo del recurso hídrico sea esencialmente comunitario y que los fondos necesarios se capten a partir de un canon que las personas abonadas aporten cada vez que pagan el recibo por el servicio de agua, posición además compartida por la Federación de Asadas de Naranjo.

Por otra parte, desde la Municipalidad, especialmente desde el Concejo Municipal, se plantea la idea de que el excedente actual de agua del que goza el cantón se canalice hacia un proyecto -aún incipiente- de una planta embotelladora de agua, una parte de cuyas utilidades se destinaría para logar esos objetivos de protección.

En medio de la discusión está Juan Luis Chaves, alcalde de Naranjo, quien expresó la prioridad de que la zona protectora sea “del pueblo de Naranjo” y aunque dijo no estar “muy involucrado” con la iniciativa de la planta embotelladora, expresó que “lo apoyo totalmente”.

El Alcalde añadió que centra sus esfuerzos en conseguir que empresas privadas compren algunos de los terrenos que aún son propiedad privada dentro de la zona protectora y que los donen a la Municipalidad.

El funcionario detalló que luego de que el año pasado se reemplazaran las tuberías de abastecimiento de agua, el caudal creció tanto que cada día se deja sin aprovechar un millón de litros de agua. Así emerge la idea de la embotelladora, pues según los datos que maneja el Concejo Municipal, la planta requeriría de unos 3 millones de litros al mes.

Por su parte Orlando Herrera, presidente del Consejo Municipal, opinó que la compra de unas 650 hectáreas en la zona protectora constituye el problema menor, pues según dijo requiere de unos ¢5 mil millones, mientras que el objetivo más ambicioso de comprar terrenos para proteger todas las nacientes del cantón asciende a ¢110 mil millones, por lo cual consideró que la embotelladora es necesaria.

La idea de la embotelladora fue planteada años atrás a instancias de la propia Federación de Asadas, pero el proyecto fue desestimado por la Cooperativa de Productores de Café y Servicios Múltiples de Naranjo (Coopronaranjo), instancia a la que se había planteado el tema.

EL CHAYOTE

La zona protectora Cerro El Chayote se ubica sobre la Cordillera Volcánica Central, tiene una extensión de más de 850 hectáreas y una elevación máxima de 2.184 metros sobre el nivel del mar, de acuerdo con información del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).

Su importancia radica en que protege las nacientes de los ríos San Carlos, Barranca, Toro Amarillo y Grande de Tárcoles; así como especies de flora como la anona, palo de papa, cedro atlántico, chumico o poró. Además, alberga especies de aves como tucancillo verde, reinita cabecicastaña, carpintero careto, cacique o el pinzón orejiblanco.

Pablo Ramírez, miembro de la Comisión para la Defensa de la zona protectora El Chayote, relató que la existencia de la zona protectora es producto de un esfuerzo comunitario materializado en esa Comisión y que logró la aprobación de un proyecto de ley en el 2010 en la Asamblea Legislativa. “Se generó todo un proceso de movilización ciudadana, impulsado desde la comunidad”, apuntó.

Observó que la importancia de la zona protectora es de recarga acuífera y a nivel de biodiversidad, pues se trata del único reducto del cantón que queda “con importancia biológica y natural”, ya que todo el territorio está sembrado de café.

Sin embargo, aclaró que las condiciones de la zona protectora “no son buenas porque el uso de suelo es agropecuario, hay mucha siembra de papa con uso intensivo de agrovenenos, es muy preocupante porque ni siquiera son los propietarios de los terrenos los que siembran, muchos de esos terrenos están alquilados, es un problema bastante fuerte”.

Gustavo Cabrera, quien también integra esa instancia, llamó la atención a que la zona protectora es la más débil de las seis modalidades de protección que tiene el país, por lo que destacó la importancia de que todo el terreno quede en manos públicas.

“La idea central es que todo el cerro El Chayote quede a la comunidad, la gran diferencia es cómo queremos adquirirlo”, apuntó y fustigó a las autoridades del Consejo Municipal por proponer la embotelladora para generar los recursos para comprar el cerro, “lo que implica una situación insegura e incierta”, entre otras razones porque el cantón no cuenta con un plan regulador vigente ni estudios hidrogeológicos precisos sobre la disponibilidad del recurso.

DERECHO HUMANO

Cabrera apuntó que la posición de la Comisión “es clara”, en el sentido de que el agua “no puede entrar en la lógica del mercado, sino en la lógica de un derecho humano que se protege, no entra a la venta, tiene que ser garantizado por las autoridades”.

Sobre quienes proponen la planta embotelladora, opinó que “están en la lógica de mercado, de hacer alianzas empresariales, alianzas de capital para buscar dar empleo entre comillas a costo de la naturaleza, de la tranquilidad del medio ambiente y de una realidad ecológico social en peligro por ideas que consideramos que no son viables”.

Por su parte, el presidente del Concejo Municipal informó que la Municipalidad “ya va a tomar un acuerdo” para crear un canon que permitirá “empezar a hacer los estudios hidrogeológicos que nos faltan de muchas de las fuentes”.

Restó peso real a la iniciativa de que a través de un canon así se puedan resolver los retos de protección de nacientes de agua, pues según dijo a través de esa medida tomaría unos diez años juntar el dinero para terminar de comprar en El Chayote, tomando en cuenta un importante aporte que se negocia con el Banco Nacional, “pero el problema más grande es el tema de las nacientes en todo el cantón. Pensamos en las dos cosas, el problema es cómo vamos a obtener esos recursos. Por la magnitud de eso es que se plantea la embotelladora”.

Herrera consideró que “no hay controversia” con respecto a la idea de comercializar el agua en botellas. “Si usted utiliza el recurso precisamente para asegurarlo para las futuras generaciones, ¿cuál es el problema? Considero poco inteligente que teniendo el recurso del que podemos sacar provecho para preservar y garantizar el agua a las futuras generaciones, que no utilicemos porque es un pecado mortal vender agua, porque es un negocio, y aunque sea de la Municipalidad y de la comunidad es un pecado mortal vender agua porque es un bien demanial, pero no le decimos eso a la Coca-Cola y a la Cervecería Costa Rica”.

Manuel Montoya, presidente de la Comisión y de la Federación de Asadas de Naranjo, reconoció que esa Federación hace unos siete años financió la propuesta de un proyecto de planta embotelladora, pero que “llegamos a la conclusión de que salía más cara la medicina que la enfermedad, la desechamos y pensamos en otras alternativas”.

Sobre la propuesta actual, Montoya aseveró que “no le veo ni pies ni cabeza”, pues la idea es montar la planta con el rebalse de agua, es decir, el sobrante de agua, “no creo que inviertan en una maquinaria tan cara y toda la tecnología, pues el rebalse por ley tiene que desahogar donde nace y no creo que se vayan a arriesgar”.

Informó que la Federación de Asadas ya ha logrado comprar algunos terrenos en El Chayote a partir del pago de un canon voluntario, por lo que insistió en esa propuesta para completar la compra tanto de la zona protectora como de las nacientes del cantón.

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