País

“Mujeres desproporcionadamente afectadas por impactos de COVID-19”

La directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres aseguró que es el momento de revalorar el trabajo doméstico y de cuido, pues el 95% recae sobre los hombros femeninos.

Es usual que, durante las crisis, las mujeres sufran mayores afectaciones, y en el caso de la pandemia producto del COVID-19 no ha sido la excepción. Así lo analizó María Noel Vaeza, directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres en entrevista con UNIVERSIDAD.

Los impactos que ha generado el virus en todo el mundo están relacionados con tres factores que inciden directamente en la población femenina: el cuido de los hogares, su presencia en la primera línea de atención y su participación en puestos de toma de decisión.

Y es que el 95% de los casos el cuidado de los hogares recae en hombros femeninos; además, 74% de las personas ubicadas en la primera línea de atención de la pandemia corresponde a mujeres, y lamentablemente no hay suficientes mujeres en los puestos de toma decisión.

“Si vemos el sector sanitario, en el cual encontramos desde médicos, enfermeras hasta personas que hacen la limpieza, es fácil notar la presencia mayoritaria de mujeres; pese a que hacen el mismo trabajo, no reciben la misma remuneración”, aclaró la directora regional.

Vaeza recordó que producto de la pandemia habrá un impacto en el crecimiento económico, lo que hace más probable que se dé una ampliación de la pobreza y de la pobreza extrema. En ese escenario, las mujeres siguen siendo fuertemente vulnerables, al encontrarse en estratos más bajos y medios bajos.

Desde su perspectiva, esto incluirá a una gran porción de las mujeres que lograron superar la crisis económica del 2008, quienes habían conseguido un empleo, pero ahora lo perdieron. Son aquellas que se encuentran en lo que denominan “escaleras rotas”, es decir, que terminaron la primaria o secundaria, tuvieron familia tempranamente y deben dedicar muchas horas al trabajo no remunerado.

“También tenemos a una población de mujeres de pisos pegajosos, que fueron violadas o han tenido hijos a los 14 o 15 años, salieron del sistema educativo y dedican más de la mitad de su tiempo a las tareas no remuneradas; allí encontramos muchas indígenas, afrodescendientes y personas con discapacidad. Toda esta interseccionalidad (variedad de factores en su contra) aumenta su vulnerabilidad y aquí llamamos la atención a los Gobiernos para que hagan llegar los subsidios a quienes realmente lo necesitan”, indicó.

Repensar los sistemas de cuido

La directora regional de ONU Mujeres fue enfática en que el COVID-19 ha lanzado sobre el tapete una enorme desigualdad que ya era conocida, pero que se agudizó en estos últimos meses: el trabajo del cuido, que incluye las tareas domésticas y la atención de menores y adultos mayores.

Tanto las economías como las familias están apoyadas sobre este tipo de trabajo, pero como no es remunerado no se valora como debería y tampoco se toma en cuenta como un eje esencial para que las sociedades se desarrollen.

“Cuando los hogares son biparentales es muy visible la injusticia, pues las mujeres trabajan tres o cuatro veces más que los hombres; de hecho, la encuesta del uso de tiempo de Costa Rica puso en evidencia que las mujeres laboran un día entero más a la semana, con respecto a su pareja masculina en labores de la casa, además de trabajar fuera de casa”.

Según María Noel Vaeza, es urgente el desarrollo de sistemas nacionales de cuido para lograr una efectiva inserción de las mujeres en la economía pos-COVID-19, de lo contrario será imposible recuperar las economías.

Para este fin será necesario también generar empleo formal, pues actualmente la región latinoamericana cuenta con 126 millones de mujeres en la fuerza laboral, una gran porción trabaja en la informalidad, que implica inestabilidad, bajos ingresos, falta de protección y derechos.

Además, quienes ya estaban insertas lo hacían en una gran porción en sectores como el comercio, turismo o mercados, los cuales están detenidos por la pandemia y en los cuales no se sabe muy bien cómo volverán a funcionar.

Salud mental

Otro tema que le preocupa a María Noel Vaeza es la salud mental de las mujeres, quienes han tenido que asumir fuertes cargas laborales y familiares durante todas estas semanas de confinamiento.

“Las mujeres necesitan espacios para conversar y expresar la angustia que sienten al no poder salir, sin su red de apoyo social y muchas veces aisladas y sin recursos”.

Esta es una tarea que les compete a las autoridades, las cuales deben reforzar sus vías de comunicación con las mujeres; a las empresas que sí mantienen a sus trabajadores en casa, deben establecer herramientas e instrumentos de apoyo, mediante diálogos u oportunidades para escuchar a las mujeres.

Sobre todo, indicó la directora de ONU Mujeres, la sociedad debe repensarse, lograr que los hombres asuman mucho más las horas de trabajo no remunerado; que entiendan que no se trata de ayudar, sino de ser corresponsables del hogar y de las personas que dependen de ellos, así como establecer sistemas de cuido que les permita a las mujeres tener un respiro.

“Este es el momento, en tiempos de pandemia, para revalorizar el rol de la mujer y parar el patriarcado que nos hace pensar que estamos al servicio de los otros”.


Proponen salario universal para mujeres sin trabajo no remunerado

ONU Mujeres plantea la posibilidad de establecer salarios universales que permitan a las mujeres afrontar la crisis y que no bajen a niveles de pobreza. Se estima que, si no se logra la recuperación económica, se estaría empujando a unos 100 millones de mujeres a la extrema pobreza.

“Abordar el trabajo informal es crítico, porque es una oportunidad para que los Estados repiensen la crisis e impulsar sectores que en estos momentos sí están generando empleo. Esos nichos requieren apoyo y apertura para que incluyan mujeres, ya sea mediante el teletrabajo, pero garantizando el acceso a plataformas, computadoras o teléfonos inteligentes y con amplia flexibilidad laboral, de manera que se pueda atender las necesidades de las familias y se sumen ingresos al hogar”.

Las transferencias monetarias son una excelente opción para establecer un salario universal a las mujeres que hacen trabajo no remunerado, les ayuda a reducir la vulnerabilidad y les puede facilitar el acceso al crédito para sus propios emprendimientos.

Actualmente, muchos países han incursionado en transferencias monetarias producto de la crisis, pero la directora de ONU Mujeres consideró que debe establecerse un foco mucho más fuerte en las mujeres, sobre todo las que se ubican en áreas de mayor vulnerabilidad.


Realidad femenina en América Latina

Antes de la pandemia, las mujeres ya sufrían gran cantidad de desigualdades, las cuales hoy inclinan negativamente la balanza para lograr una mayor recuperación.

  • Solo ocupan el 20% de altas gerencias.
  • 95% de tareas de cuido recae en las mujeres.
  • 28% la brecha salarial en la región.
  • 74% de personas en primera línea de atención son mujeres.
  • 60% de las mujeres no tienen cuenta bancaria.
  • Solo 11% de mujeres en trabajo doméstico remunerado tiene protección social.


 

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