País

Ministra de Hacienda advierte que si reforma fiscal se debilita, habrá que actuar “con dolor”

Rocío Aguilar, jerarca de Hacienda, lamentó que la reforma fiscal se siga drenando en el Congreso y aseguró que cada colón que se reste del texto deberá recortarse de lo que invierte el Estado.

La ministra de Hacienda, Rocío Aguilar Montoya, ya no le baja el tono a lo que ocurre actualmente con el trámite de la reforma fiscal: las proyecciones recaudatorias no dejan de desplomarse por los cambios que realizan los legisladores en el texto y la situación obliga a pensar en escenarios nada alentadores, como recortes abruptos al gasto, según alegó.

La perspectiva de Aguilar es clara: si los diputados no revierten algunos de los cambios que aplicaron recientemente, con los cuales redujeron los alcances del plan fiscal , habrá que compensar los recursos recortando abruptamente las inversiones estatales. Al respecto, no prevé cierres de instituciones, pero sí “reacomodos” de presupuesto o inversión que serán “dolorosos”. Incluso mencionó la posibilidad de “bajar el número de empleados”.  

Solo este miércoles, los diputados exoneraron la canasta básica y los servicios de educación privada del Impuesto al Valor Agregado (IVA), rubros que iban a ser gravados con un 2%, y que juntos restaron un 13% de la meta recaudatoria del proyecto.

Lea también: Diputados cercenaron un 13% de los ingresos pretendidos con el plan fiscal en un solo día

Esa disminución se sumó a otros cambios que ya habían restado al menos otro 10% de las estimaciones, que se realizaron cuando se negoció con el Partido Liberación Nacional (PLN) y la Unidad Social Cristiana (PUSC) la última redacción del documento.

La meta del plan inicial era recaudar un 1,9% del PIB (¢623.000 millones), de los que al menos una cuarta parte se cayó con todas estas medidas. El panorama es tan sombrío, según Aguilar, que ella incluso visualiza como una posibilidad sepultar el proyecto, pues de seguirse drenando, habría que analizar “si tiene sentido seguir”, expresó.

La jerarca atendió a pocos medios, la mañana de este jueves, mientras avanzaba por los pasillos de la Asamblea Legislativa, donde llegó apenas 24 horas después de que los diputados aprobaron las exoneraciones más fuertes del proyecto y habló de temas puntuales:

El recorte en las expectativas de recaudación: “Esto lo que haría es romper el equilibrio que originalmente se estaba buscando, que era un conjunto de medidas de ingreso y otro conjunto de medidas de gasto para alcanzar un mejor manejo de la deuda, que es el problema más serio que tenemos. Si no lo logramos con nuevos ingresos, habría que pensar en el ‘plan b’, lo que siempre quisimos evitar. Hablamos de ver cuáles partidas de gasto (estatal) van a tener que bajarse para compensar la diferencia (entre ingresos y gastos)”.

Compensar recortando: “El tema más importante es evitar que Costa Rica siga incrementando los niveles de deuda como lo ha hecho en los últimos años. Si eso no se logra con el proyecto, habrá que compensarlo ya sea reduciendo transferencias, haciendo cambios en remuneraciones, vamos a tener que bajar el número de empleados, bueno… El tema hay que cerrarlo, no le podemos dejar este problema a las próximas generaciones”.

“Hoy día estamos pagando tasas más altas (de endeudamiento) por la tardanza en las decisiones. Vemos cada vez un déficit mayor, vemos nuestra deuda creciendo y aquí, si esa opción que vimos no se logra, que era de mayor equilibrio aunque no iba a resolver el problema inmediatamente, el ajuste habrá que hacerlo por otro lado y no tenemos otro lado más que el gasto”.

¿Cierre de instituciones? “Yo no hablaría del cierre de instituciones, lo que diría es que tendríamos que reacomodar el gasto y aquí el tema es que habría que hacerlo, y hacerlo con dolor. No es lo mismo poder resolver el déficit y el endeudamiento que hoy día tenemos con un proyecto equilibrado, que hacerlo sin eso”.

Reforma disminuida: “Lo que olvidamos, de alguna manera, es que si no está la reforma, el escenario alternativo no es mejor ni bueno para nadie. No es bueno para los ciudadanos, no es bueno para la prestación de los servicios, para tener acceso a fuentes de financiamiento a tasas acordes con el país”.

Quitar impuestos a la canasta básica: “No solo es cuestión de rendimientos. Más allá de los ingresos, está cómo tener un sistema tributario que permita controlar la evasión. Cuando nosotros renunciamos a canasta básica, en el fondo favorecemos a los evasores y a las clases más altas. Entonces, ¿qué es lo que realmente defendemos? Criticamos todo el tiempo los niveles de evasión, pero ese era el instrumento por excelencia para controlarla. El Estado tiene mecanismos y ha tenido mecanismos durante años, que son todos los programas sociales, para devolver inversión a las clases más bajas”.

Presiones de grupos por exoneraciones: “Todos los grupos en este país han participado en las diferentes negociaciones, todos los grupos han pedido diferentes concesiones especiales. Todos están convencidos de que tiene que haber reforma, pero que como ellos son alguito diferentes deberían de tener otro trato”.

Acuerdo roto con el PLN y el PUSC: “El acuerdo que en teoría teníamos no se satisfizo por las razones que sean. El texto sustitutivo recogía ese balance, no era antojadizo, era producto de negociaciones, pero precisamente por eso causa extrañeza que menos de 24 horas después empezáramos a drenarlo. Habrá que tomar una decisión sobre si tiene sentido seguir con un texto que va a irse drenando, o cuál va a ser la otra opción porque el problema hay que resolverlo”.

¿Empezar de nuevo? “Dependerá de cuánto más se vaya drenando. El proyecto originalmente rendía un 1,9% del PIB, después llegamos a un 1,7% con este texto sustitutivo, después lo bajamos un poco más y lo que le sucedió el día de ayer ya hace que valga la pena preguntárselo”.

Replantear el camino

La idea inicial de Hacienda era lograr la recaudación de ¢623.000 millones para terminar de llenar el hueco que existe entre gastos e ingresos (sin contar intereses) con reformas al empleo público, modificaciones institucionales y contenciones en el gasto, una suerte de balance que ahora —con la reducción en las proyecciones de ingresos— deberá concentrarse del lado de los recortes.

El hueco que se intenta llenar alcanzó un 3,1% del PIB en 2017, una cifra que de seguro habrá crecido al finalizar este año, obligando al país a adquirir mayores endeudamientos.

Del 2008 a la actualidad, Costa Rica duplicó el peso de su deuda en relación con el PIB, pasando del 24% a un 50%, algo que ya impacta en las tasas locales y en el recorte de recursos para inversión.

Junto con el proyecto fiscal, Hacienda había anunciado que impulsaría reformas más fuertes al gasto; cambios que ahora deberán acentuarse más, según la jerarca de Hacienda.

Los diputados todavía podrían revertir sus exoneraciones a través de revisiones y reiteraciones de propuestas; sin embargo, no han dado señales querer intentarlo.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido