País Personas que nacieron entre 1980 y el fin de siglo

Millenials, la generación de las pantallas y las redes

Tienen entre 18 y 34 años, son adictos a redes sociales y pantallas, inconformistas, pragmáticos en abordaje de problemas y horizontales en relaciones de poder.

Son nativos digitales, autosuficientes y les gusta experimentar: los millennials (o generación del milenio) han permeado en el mundo laboral costarricense y están cambiando radicalmente las dinámicas de consumo, relaciones laborales, comunicaciones y entretenimiento.

Los millennials –o generación Y– son aquellos individuos que tienen entre 20 y 35 años y nacieron antes del cambio de milenio, de ahí su nombre.

Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y el Centro Centroamericano de Población (CCP) de la UCR, en la Gran Área Metropolitana, los millenials costarricenses ya superan el millón de personas (1.019. 234).

Esta cifra equivale a una quinta parte de la población de Costa Rica (20, 84%). Aunque a nivel latinoamericano se estima que el 30% de la población calza en este grupo.

Según Gilbert Brenes, demógrafo del CCP, “en las últimas décadas, Costa Rica ha sido un líder en el descenso de la fecundidad”. Brenes explicó que la tendencia decreciente comenzó en los años 60 y se estabilizó en los años 80, cuando nacieron los primeros millennials.

Desde entonces, los ticos han mantenido la tendecia a procrear menos hijos. Este comportamiento se acentuó cuando se aprobó la Ley de Paternidad Responsable, que tal y como refleja un estudio de Álvaro Ramos (actual superintentente de pensiones), tuvo un efecto en la cantidad de nacimientos reportados en el país.

Según Brenes, las teorías demográficas pueden explicar parte del fenómeno millennial: cuando las familias tienen menos hijos, deciden invertir en una mejor calidad de vida para los que tienen y esto se refleja en el acceso a bienes y servicios, la tendencia a ser más individualista, la toma de decisiones en solitario, el mayor acceso a dispositivos tecnológicos y el emprendidurismo.

El sociólogo Anthony Pernudy cree que es necesario analizar el caso particular de Costa Rica, antes de tomar indicadores extranjeros como insumos para la toma de decisiones.

“Esta tipología –como todas– no es aplicable a todos los contextos: no es la misma dinámica social la que ocurre en Estados Unidos a la que se da en Latinoamérica”, comentó Pernudy, refiriéndose al desfase evidente al intentar tropicalizar un modelo social como este.

En lo social

Ignacio Siles –millennial, investigador y docente de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva (ECCC) de la UCR– comparte este criterio. Siles tiene una agenda investigativa orientada hacia la tecnología y la comunicación y no cree que todo se explica a partir de ese modelo.

Para Siles, el cambio cultural más grande tiene que ver con el uso de las tecnologías para la articulación de redes de contactos y de una construcción de un “yo” virtual, permanente e inmediato en las redes sociales virtuales y el cómo las relaciones públicas y privadas pasan a través de una pantalla.

“Muy propio de esta generación es que, por alguna razón, no queremos dejar las redes sociales ni desconectarnos del celular, al punto de que ignoramos las consecuencias negativas que traen”, comentó Siles.

“Uno puede prescindir de las redes sociales por un tiempo, pero no las deja para siempre. Hacerlo casi siempre se considera un acto político”, puntualizó.

Otra forma en que la generación Y construye sus relaciones sociales tiene que ver con la disolución o ruptura de jerarquías. Se considera a la gente más accesible y se tiende a establecer vínculos más horizontales.

Pernudy y Siles coinciden con que en el país no todo funciona igual que en otras latitudes. Siles ha sido docente en Estados Unidos, Canadá y Costa Rica, y en su criterio, los ticos somos los que más tendemos a respetar esa institucionalidad, al menos en el ámbito académico.

En la oficina

Según el director de la consultora de recursos humanos HR Global, Ricardo Charpentier, los millennials buscan su comodidad dentro de una empresa.

“Un millennial va a analizar la cultura organizacional de la compañía y ver cómo encajará en ella”, comentó Charpentier.

La generación Y considera más importante sentirse “sintonizada” con la empresa que la remuneración que recibe, y pone en juego distintos valores personales y empresariales: como el cuido del medio ambiente y la proyección con la comunidad.

Charpentier rescata que “los millennials aportan muchas competencias blandas a la organización”, es decir, todas aquellas destrezas que se aprenden con la práctica integrada de ciertos conocimientos informales.

Algunas competencias blandas que identifican a la generación del milenio son: la capacidad de innovación, la creatividad, el pensamiento lateral (abordaje no tradicional de problemas), el entusiasmo y energía que invierten en un proyecto y la fidelidad y responsabilidad con que asumen las tareas, de modo que, aunque trabajen más de lo necesario, cumplen con las tareas encomendadas.

Mentores

Hay que tomar en cuenta que los millennials piensan de una manera distinta a otras generaciones y eso afecta las dinámicas que establecen con personas de mayor edad.

El recién electo Alcalde de Montes de Oca, Marcel Soler, tiene 25 años y cree que su generación percibe de manera distinta el liderazgo y la ruptura con estructuras jerárquicas.

En esto coincide el politólogo Gustavo Araya, quien considera que las personas mayores (la Generación X) están acostumbradas a usar mecanismos más totalizantes para ejercer el poder.

Por eso, cuando una persona de la generación equis y una de la generación ye se enfrentan, el equis gana “de manera facial” define Araya, pues el millenial abandonará el proyecto y buscará una alternativa que lo haga sentirse más cómodo.

Ricardo Charpentier considera que laboralmente lo óptimo es buscar el balance entre personas de distintas generaciones, pues siempre “la gente con responsabilidad y experiencia puede guiar a la más joven”.

 

Néstor Villalobos: “La gente se apropia de las marcas”

Es el director creativo de la agencia Interaction, cuyo trabajo ha sido reconocido dentro y fuera del país por sus productos digitales. Néstor Villalobos distingue a la publicidad “tradicional” de la “digital” según la posibilidad de interactuar de manera inmediata y bidireccional con su audiencia, cosa que no ocurre en televisión, radio o prensa escrita.

El publicista también es millennial, y cree que su generación se distingue porque “no nos conformamos con el statu quo, y apreciamos mucho nuestro tiempo y calidad de vida”.

Para él, “saber que nuestro potencial consumidor es un millennial funciona para mercadear una marca o servicio solo si esto nos permite entender de forma más amplia que sus motivadores son otros a los que podríamos estar acostumbrados”.

Villalobos recomienda que la marca entienda a su consumidor, incorporando algunos miembros de su público meta al equipo de trabajo, y a partir de ahí, establecer una conversación para construir un mensaje.

Según la revista económica Forbes, los millennials tienen un comportamiento multi-tarea y temen despegarse de su celular. Este tipo de comportamientos ayuda a crear estrategias acordes a este público que redefine las maneras de comunicar.


 

 

Marcel Soler, alcalde electo de Montes de Oca: “La gente joven tiene el deber de involucrarse”

UNIVERSIDAD conversó con el alcalde electo por el cantón de Montes de Oca: Marcel Soler, quien captó la mirada de muchos por su victoria electoral con apenas 25 años. Soler es estudiante de ciencias políticas y también, millennial.

¿Cómo cree que es el proceso de negociación entre personas de distintas generaciones?

-Creo que es básico saber que más allá de quién sea la otra persona, o la edad que tenga, hay que ponerse un poco en los pies del otro y saber qué piensa, para tomar la mejor decisión en la negociación, saber qué ofrecer y qué proponer en el momento del diálogo. Es importante construir confianza o cercanía a partir de cosas comunes que se puedan encontrar en el camino.

¿Cómo siente que es el proceso de diálogo en su generación?

-Hay un rechazo a las estructuras formales y a los roles de liderazgo tradicionales, somos “más igualados”. Como no tenemos tanto respeto por esa estructura formal, nos da menos miedo conversar, enfrentar a las autoridades, dialogar con ellas, y partir de ahí para negociar.

¿Es típico que un joven asuma este tipo de roles o son casos excepcionales?

-Si uno analiza colectivos urbanos o temáticos o de áreas específicas, nota que son personas en este rango de edad las que están liderando estos procesos en distintas áreas, desde lo informal porque no están organizados en una asociación, hasta órganos más legitimados. Vemos que hay una proliferación de organizaciones y colectivos liderados por personas en estos rangos de edades o un poco mayores, pero no mucho. Esto responde a ese cambio cultural y esas ansias de transformar y hacer las cosas.

¿Habrá un relevo generacional constante para que siempre sea gente joven la que lidere estas iniciativas?

-Más allá de seguir o no, el reto de la gente joven es demostrar que hay otros tipos de liderazgo más inclusivos y que se vea su legado, lo que dejen a las organizaciones y los aportes que hacen a las mismas.

¿Insta a más jóvenes a involucrarse en procesos de este tipo?

-La gente joven tiene el deber de involucrarse y participar de los cambios que crea convenientes, abrir camino y puertas a cosas diferentes sin omitir tampoco al resto de las personas. Tampoco es un asunto de solo jóvenes, se trata de una sociedad equilibrada y justa donde quepan todos.

 


 

Los ticos del milenio

Gustavo Araya, director del Instituto Ciudadano, tuvo la oportunidad de realizar un “estudio introspectivo” de la generación Y, que le permitió formular algunas hipótesis sobre cómo se manifiesta el fenómeno demográfico y cultural en nuestro país.

La construcción del instrumento de investigación y los análisis de resultados fueron realizados por millennials y según Araya, “ninguna pregunta fue inocente: tenían un peso político, ideológico o de perspectva”.

  • Eje temporal: aunque los millennials si tienen una edad definida (entre 18 y 34 años), ese rango de edad no es estático: sus bordes son difusos y hay individuos que comparten características con la generación anterior (X) o la posterior (Z).
  • Espacialidad: el “millenialismo” tiende a ser particularmente urbano. Aunque hay zonas rurales en las que se observan conductas y patrones propios de la generación, la demográfica en estas áreas tiende a compartir más con la generación X.
  • Estatus social: las prácticas sociales típicas de la generación del milenio, por su dinámica, variedad temática e integración de productos y servicios en la cotidianidad, el millennial tiende a pertenecer a clases medias y altas.
  • Nativo digital: el miembro de la generación Y incorpora las tecnologías de la comunicación y el entretenimiento a su rutina diaria: lo que potencia (y cambia) la forma en que socializa y se conecta con otras personas o marcas.
  • No hay absolutos: un millennial no acepta una idea que sea totalizante, indistintamente de si es política, religiosa o una causa por la cual luchar. Él toma lo que más le gusta de sus distintas opciones y crea una nueva filosofía de acuerdo con su forma de ver el mundo.
  • Prueba y error: la generación Y busca experimentar hasta encontrar lo que más le satisface, de modo que llegan a ser personas con un vasto conocimiento y amplitud de experiencias que integran a sus proyectos de vida.
  • Kitsch: para un miembo de la generación Y es perfectamente lógico unir dos ideas tradicionalmente opuestas y otorgarle un nuevo sentido funcional y coherente.

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