País

Migración a través de puntos ciegos es plato diario en la frontera

En la frontera existen trillos por los cuales migrantes nicaragüenses sin documentos ingresan al país para dedicarse, en su mayoría, a labores agrícolas. A la fecha se contabilizan 14 mil rechazos a extranjeros con este estatus migratorio.

Cerca de la trocha fronteriza, se observan trillos a través de los cuales cientos de nicaragüenses ingresan todos los días a Costa Rica, ya sea para estudiar, trabajar o escapar de la violencia en un país que registra transmisión comunitaria de COVID-19 y suma ya 1.823 casos positivos y 64 muertes.

Según datos de la Policía de Fronteras, a la fecha se han efectuado –en todo el territorio nacional– 14 mil rechazos a extranjeros en condición migratoria irregular, quienes intentaron ingresar al país y fueron puestos a la orden de Migración.


Lea también

Precariedad laboral preparó el terreno para explosión de contagios en la zona norte

Pacientes con COVID-19 viven en condiciones infrahumanas en sector Ángeles de San Ramón


El paso de los migrantes a Costa Rica es plato diario en esta frontera, no es un movimiento propio de la pandemia; es más, la Policía y lugareños afirman que, con la vigilancia producto de la emergencia por COVID-19, el paso de los nicaragüenses al país ha disminuido.

“No hay una política migratoria. El nicaragüense viene a Costa Rica desde hace 30 años o más porque ha tenido puertas abiertas. Nos damos cuenta ahora porque se tuvo que cerrar la frontera por la enfermedad, sino eso seguiría”, señaló el alcalde de San Carlos, Alfredo Córdoba.

Por ejemplo, a un lado de La Trocha existe una comunidad que se llama La Ñoca, cuyos niños asisten a la escuela pública del lado costarricense llamada La Trocha, en Los Chiles. Incluso los ranchos de esta comunidad poseen medidores de luz costarricenses.

“En tiempo normal, ellos –los vecinos de La Ñoca– se pasan a trabajar a Costa Rica y luego  regresan a Nicaragua. Tengo entendido que la mayoría trabaja en las piñeras, pero como ahorita no pueden trabajar entonces están ahí en sus casas. En tiempo normal aquí no hay nadie (de la Policía), ellos pasan de un lado a otro en cualquier momento”, señaló el oficial de la Escuela Nacional de Policía, Argenis Esquivel.

“Por más que hay patrullaje y policía uno no da abasto. Por aquí (La Ñoca) no se pasan ahorita. Esto está 24 horas y 7 días a la semana protegido, nos vamos turnando. Ellos van a escuela tica; por ejemplo, ayer unos pidieron permiso para ir a la escuela y dejar unas tareas pero no se les dejó, solo se les deja ir hasta que vayan a recoger la comedera a la escuela”, agregó.

Al frente de ese precario, una casa en territorio nacional tiene las cintas amarillas de “NO PASE FUERZA PÚBLICA”, lo cual indica que en esa vivienda hay pacientes con COVID-19. Otros vecinos también tienen el virus, informa el oficial.

“Al otro lado (Nicaragua) no hay control de ningún tipo. Se tuvieron que haber contagiado con alguien de allá, porque cuando nosotros no estábamos aquí, aquí pasaban a cada rato”, mencionó.

Según datos del Ministerio de Salud, a la fecha se han contagiado 459 extranjeros con COVID-19.

La llegada del nuevo coronavirus hizo que la operación de Seguridad Pública cambiara y que más oficiales se movilizaran a la zona, destacó el director de la Policía de Fronteras, Allan Obando.

De acuerdo con Obando, existen puntos ciegos cerca de ríos y montañas que ya tienen identificados; no obstante, la operación de ingreso de migrantes se mantiene en un constante cambio.

“Cuando empezamos los controles en la zona de Los Chiles, la hora más caliente eran las 9 p.m. y 10 p.m., pero todo mundo cambió la operación y comenzaron a moverse entre 3 a.m. y 5 a.m. Todos los días nos reunimos para generar en conjunto los diferentes cambios en operaciones de acuerdo como se mueva el recurso”, destacó Obando.

“Lo más importante es que la ciudadanía llame al 911 y denuncie, para que así las patrullas actúen de inmediato”, mencionó.

El alcalde de San Carlos, Alfredo Córdoba, externó también que el ministro de Agricultura, Renato Alvarado, le mencionó que el Gobierno firmaría un decreto que busca una reducción de trámites para que los nicaragüenses en condición migratoria irregular tengan acceso a un permiso temporal de trabajo.

Migrante en piñera

En una finca de Exportaciones Norteñas en el Conchito de Pocosol de San Carlos, un hombre cuyo rostro refleja la inclemencia del sol se encuentra deshijando piña desde las 6 a.m.

Su nombre es Eleacer y es un nicaragüense de 23 años que llegó a Costa Rica por primera vez en el año 2012; sin embargo, nunca ha puesto sus papeles en regla. La última vez que estuvo en Nicaragua fue en Semana Santa, pero no ha regresado por el COVID-19.

Además, señala que padece de bronconeumonía, por lo que incluso buscar a su hermano, quien es costarricense y trabaja cerca de Cutris de San Carlos, no es buena opción, “pues es un sector que tiene más casos de coronavirus”.

“No me puedo ni regresar a Nicaragua ni seguir para adelante (ir a otra zona de San Carlos), entonces tengo que seguir aquí”, indicó.

Este joven cuenta que no tiene seguro y que no trabaja por hora, sino que por arrancar cada hijo de piña le pagan unos ¢3,50. Ese día, por ejemplo, se ganaría unos ¢10 mil por 600 puños de hijos de piña (cada puño tiene 5 hijos); eso sí, luego de estar casi 11 horas laborando, en las que el sol e incluso la lluvia –a ratos– le acompañaron.

Las condiciones en las que debe comer o realizar sus necesidades fisiológicas son precarias; en el lugar no se observa ninguna letrina cerca, por lo que hace sus necesidades “por ahí”, dijo mientras señalaba algunos árboles. A la hora del almuerzo, busca alguna sombra para sentarse a comer.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido