País Falta articulación en todo el sistema académico

Mejora acceso a la educación superior para poblaciones más vulnerables

Persisten brechas de índole territorial, de género y falta de articulación del sistema educativo.

El acceso a la educación superior universitaria costarricense muestra mejorías, sobre todo para las personas con menores ingresos y condiciones socioeconómicas más bajas, así lo confirmó el Informe Estado de la Educación.

El año pasado un 28,2% de la población entre 18 y 24 años y en los tres primeros quintiles (la población más pobre) aumentó su cobertura. Pasó de una proporción de estudiantes de esos estratos del 31% al 40% entre el año 2010 y el 2016.

En el 2010, el 65% de los estudiantes universitarios provenían de los dos quintiles de mayores ingresos, esa cifra se redujo a 57%, esto se explica porque las universidades públicas han tomado medidas, como programas para atender las desventajas en el acceso y rendimiento de la formación superior.

La población de menores ingresos tiene más posibilidades de asistir a la universidad, pues actualmente para estos hogares financiar las carreras universitarias es de bajo costo, gracias a programas de becas que cubren alrededor del 50% de la matrícula total.

A pesar de este incremento, las cifras siguen mostrando inequidad, pues entre los jóvenes de 18 a 24 años de menores ingresos (I quintil) la asistencia es del 11,2%, mientras que los estudiantes de mayores ingresos (V quintil) es del 58,1%.

De acuerdo con Valeria Lentini, investigadora del Estado de la Educación, hay progresos cuantitativos, dado que mejoró el acceso a la secundaria. Esas cifras impactan en la matrícula de la educación superior, ya que grupos sociales que antes eran más excluidos están obteniendo mejores oportunidades.

“Además, cada universidad pública ha diseñado diferentes alternativas y criterios de asignación para asignar el financiamiento a los estudiantes, así como otras ayudas complementarias”, detalló la experta.

Entre el 2013 y el 2015 la cantidad de estudiantes con beca aumentó en las cinco universidades públicas, por ejemplo, la Universidad de Costa Rica entre 2015 y 2016 exoneró a 16.718 jóvenes del pago de inscripción por su condición socioeconómica.

De la misma forma, impulsó otras iniciativas como la Admisión Diferida, que fue creada para promover la equidad de los colegios menos representados en la universidad (con menos del 12% de ingreso), así como programas de Habilidades para la Vida y Tutorías en pueblos y territorios indígenas.

Otra buena noticia es que el mercado laboral está premiando a quienes se mantienen en la educación superior, esto implica mejores posibilidades de empleo y remuneración. Por lo tanto, es un aliciente para terminar la formación universitaria.

Persisten disparidades

A pesar de que hay un aumento de la participación de los jóvenes de estratos más pobres en la educación superior, lo cierto es que hay una serie de brechas de equidad que se mantienen y que determinan en gran medida los resultados de los futuros profesionales del país.

La primera brecha está relacionada con el ámbito territorial, la mayor cobertura se da en la región central, con una oferta concentrada en el Gran Área Metropolitana de carreras acreditadas, con diversidad de oferta académica y laboratorios especiales.

En este sentido, la región Central concentra el 63,3% de los jóvenes del país entre 18 y 24 años, pero aporta el 76,8% de los estudiantes de nivel superior, lo que muestra una sobrerrepresentación de este sector. Por otra parte, la región Huetar Atlántica es la menos representada, pues solamente un 14,9% de sus jóvenes en edad de estudiar están en la universidad.

“Las carreras que más demanda el sector laboral se concentran en el área Central, en las regiones hay mucha oferta como Computación, Educación, Administración de Negocios, es decir, carreras típicas, pero muchas veces no responden a la realidad del mercado. Ahí se debe trabajar en cerrar brechas”, indicó Lentini.

También hay retos como la lejanía de los recintos para que todos los jóvenes tengan acceso a ellos y la relación que tienen las carreras con las necesidades reales de la economía regional.

La disparidad en términos de género es otro dato que reveló el Estado de la Educación, pues persisten estereotipos de las carreras que estudian las mujeres y los hombres. Hay pocas estudiantes en áreas como Ingenierías o Ciencias Económicas, que son las de menor desempleo.

“Las mujeres tienen más oportunidades de ingresar al mercado laboral si tienen educación superior, que aquellas que no lo tienen. Aunque, las oportunidades para ocupar puestos gerenciales o de niveles superiores en el mercado laboral son menores para las mujeres, incluso si tienen niveles educativos superiores que los hombres”, dijo la investigadora.

Incluso dentro de las carreras denominadas típicamente más femeninas, que son Educación y Salud, las brechas se notan. En Salud hay más mujeres estudiando Enfermería que Medicina y en Educación, que casi no hay hombres, los que hay se especializan en áreas administrativas y ascienden más en la escala de puestos de trabajo.

El tercer elemento de brechas en la educación superior está determinado por la falta de articulación que tiene el sistema educativo, y es que hay una baja graduación en secundaria que incide directamente en la cantidad de jóvenes que ingresan a la universidad.

En el año 2016, solamente un 53% de los jóvenes de 18 a 24 años había completado la secundaria y de ellos, un 61% continuó con sus estudios superiores, pero estos problemas se empiezan a arrastrar desde primaria, donde se presentan importantes niveles de sobreedad en los estudiantes.

“Se requiere de una mayor articulación de todo el sistema educativo y el país requiere volver la mirada hacia primaria y secundaria, pues desde los primeros años se empiezan a acumular los problemas, como la sobreedad y la fatal de desarrollo de capacidades, lo que incide en los futuros años escolares y en la probabilidad de éxito de culminar la educación formal”, detalló Isabel Román, directora del Estado de la Región.

Si el país no logra que más del 50% se gradué de la educación secundaria, seguirá siendo difícil equilibrar los índices de pobreza y desigualdad, los cuales vienen determinados por la calidad de ingresos que reciben los hogares. Para mejores empleos se requiere una mayor calificación, y así más probabilidades de elevar la calidad de vida.
Asimismo, se requiere de un solo sistema educativo superior, pues actualmente se cuenta con un sistema segmentado en público y privado; el estatal, controlado por el Consejo Nacional de Rectores, y algunas de las universidades privadas agrupadas en ente, pero que no representan a todos.

Desde el nacimiento de las universidades hay una diferencia, pues para crear una universidad pública se requiere de una ley de la República, pero para establecer universidades privadas solo se requiere de un trámite administrativo.

Porcentaje de personas con
educación superior

Proporción de carreras que están
acreditadas por el Sinaes, 2016


Acreditación de carreras universitarias es limitada

Carreras certificadas solo representan 7% de la oferta académica, según Estado de la Educación

María José Núñez Chacón
[email protected]

Costa Rica ha elegido acreditar las carreras universitarias a través del ente Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes), como una forma de asegurar la calidad de la formación que se recibe en las aulas. No obstante, solamente un 7% de esa oferta académica cuenta con esta certificación.

El Sinaes cuenta con 15 años desde que fue creado, pero solamente el 10% de los títulos otorgados en el país en el 2015 garantizaban que la carrera estaba acreditada, durante todo el período que el estudiante la cursó.

En la actualidad, hay 92 carreras acreditadas y 49 reacreditadas. Tomando en cuenta que hay 1.302 programas académicos en el país, es solo una ínfima parte la que cuenta con la certificación.

“Otra problemática es que la mayoría de las carreras acreditadas corresponden a sedes centrales de las universidades, que suman el 95%, y las que tienen una mayor participación se ubican en áreas como Ciencias de la Educación, Ciencias Médicas, Ingenierías y Ciencias Económicas”, detalló Valeria Lentini, investigadora del Estado de la Educación.

Además, poco más de la mitad de las carreras acreditadas, un 58%, pertenece a las universidades integradas en el Consejo Nacional de Rectores, es decir, de universidades públicas. Las universidades privadas solo han acreditado un 6% de su oferta.

Dado que las universidades privadas otorgan el 67% de los títulos por año, es claro que la penetración de la acreditación en la oferta privada es aún muy baja.

Una de las explicaciones que brinda el Informe, por lo que las acreditaciones no tienen un mayor alcance, se enfoca en que este mecanismo no es de carácter obligatorio para las carreras; además que algunas universidades no encuentran incentivos para someter su oferta a este proceso.

“También tiene que ver que para los empleadores la calidad de los profesionales es un tema relevante, no así vinculada a la acreditación que otorga el Sinaes. Lo cual está relacionado con que desde las empresas se juzga la calidad de una amplia variedad de factores”, detalló la especialista.


Ticos acumulan títulos

De acuerdo con el sexto Informe Estado de la Educación, en los últimos cinco años se ha dado un incremento en la emisión de títulos universitarios; pero esto no significa que hay muchos más profesionales en el mercado laboral, sino que muchas de las personas graduadas adquieren más de una especialización, lo cual implica una posible concentración de las oportunidades en la formación.

En estos cinco años se han emitido más de 45.000 títulos por año, pero en realidad se han incorporado por año a 25.000 profesionales al mercado laboral. Entonces, según estimaciones del Informe entre el 2000 y el 2014, más de la mitad de los graduados de la educación superior posee más de un título.

Las carreras en que más se da este fenómeno es en Educación, donde el porcentaje de personas con más de un título alcanza los números más altos, con cuatro en promedio, incluyendo pregrado, grado y posgrado, seguido de Derecho con tres títulos y Medicina con 3,2 en promedio.

A estas especialidades les siguen carreras como la Informática, Ingenierías y Arquitecturas, que acumulan en promedio 1,93 títulos, 1,69 y 1,52, respectivamente.


 

 

 

 

 

 

 

 

Suscríbase al boletín

Ir al contenido