País

Medidas de apoyo financiero del Gobierno no solventan retroceso de 23 años en sector Turismo

Ampliar plazo para que entidades bancarias tengan flexibilidad a la hora de establecer arreglos de pago y créditos para micro y pequeñas empresas turísticas son insuficientes

El Gobierno anunció días atrás que el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) amplió el plazo hasta el 31 de diciembre de 2021 para que las entidades financieras puedan continuar otorgando arreglos de pago a sus deudores, esto como parte de las 20 medidas para ayudar a reactivar al sector turístico.

Sin embargo, esta acción no convence a los empresarios del sector, quienes aseguran que muchos están al borde de la quiebra o ya se hundieron, en medio de una industria que retrocedió 23 años en sus indicadores de visitación.

Esta medida de flexibilización abre la posibilidad de modificar el plazo de los créditos sin que se reclasifique, exime de efectuar una evaluación de la capacidad de pago bajo escenarios, así como otorgar períodos de gracia y establecer líneas revolutivas de crédito para capital de trabajo.

“En el caso de los hoteleros y de muchos otros del sector, para poner en marcha su negocio, han tenido que hipotecar no sólo sus hoteles, sino también su casa y hoy no pueden pagar al banco”,  Jane Lemarie.

En principio esta medida fue aplicada desde el año pasado, como una solución a los impactos de la pandemia en diversos sectores productivos, y para los deudores en general que enfrentan situaciones adversas por pérdida de trabajo o reducción de ingresos.

No obstante, muchos empresarios han manifestado que esa flexibilización no fue aplicada por los bancos por tiempo suficiente, aunque sí se dieron prórrogas de tres a seis meses, pues comenzaron a correr los cobros, intereses y los respectivos remates, pese a que la crisis del sector turístico continuaba.

De acuerdo con Tadeo Morales, miembro de la Arenal Cámara de Turismo, las medidas anunciadas para apoyar a las empresas que tienen deudas con el sistema financiero son insuficientes, ya que el sector apenas está experimentando una leve activación, pero la reactivación no llegará todavía.

 

“Vemos que hasta que no se intervengan las directivas de los bancos, la solución no será eficiente. Conassif nos dijo que están dispuestos a cambiar la ley para brindar auxilios de emergencia a las empresas turísticas, porque los bancos todavía están haciendo remates y aplicando garantías a aquellos que no han podido pagar, debido a que tienen 11 meses de no recibir ingresos”, contó Morales.

Y es que las inversiones que las empresas turísticas han hecho a lo largo de los años, necesariamente requerían apalancarse con créditos del sistema bancario, los cuales hoy se convierten en bolas de interés que los aplastan.

Morales fue enfático en señalar que muchas entidades están aplicando voracidad en el cobro de los préstamos, ejecutan las hipotecas y al rematar un hotel o busetas, colocan los bienes con otros empresarios, a los cuales les bajan puntos en la deuda o en los intereses. Asimismo, les brindan nuevos préstamos, e incluso les dan permiso para empezar a pagar hasta el próximo año. Todas estas acciones podrían aplicarse a los mismos empresarios turísticos, dándoles un respiro para cuando regrese el turismo.

Por su parte, Jane Lemarie, presidenta de la Federación Centroamericana de Pequeños Hoteles y de la Red Nacional de Pequeños Hoteles de Costa Rica indicó que en términos financieros consideran estar abandonados.

“En el caso de los hoteleros y también de muchos otros del sector, para poner en marcha su negocio han tenido que hipotecar no sólo sus hoteles, sino también su casa, y hoy no pueden pagar al banco, eso implica que se quedarán sin nada. Hay muchos lugares que ya están cerrados y no funcionarán nunca más”, señaló la empresaria.

Desde su perspectiva, el anuncio del gobierno habla de disponibilidad, pero no dan señales de cómo acceder a ellos o a qué lugares deben dirigirse los empresarios.

“Necesitamos capital de trabajo y créditos a largo plazo y a un interés menor del 6%, porque todo está arriba del 15%. Sólo así podríamos salir adelante, porque debemos continuar pagando planillas, arreglando locales y generando encadenamientos”, añadió Lemarie.

23 años de retroceso

Hace unos días el ministro de Turismo, Gustavo Segura, y el presidente Carlos Alvarado anunciaron un conjunto de 20 medidas que buscan ayudar al sector turístico a flotar en medio del mar de problemas que han tenido que afrontar con la pandemia.

Entre las principales medidas, anunciaron la ampliación del plazo hasta el 31 de diciembre de 2021 para que las entidades financieras puedan continuar otorgando arreglos de pago; un crédito del INDER por ¢300 millones no reembolsables que se repartirán entre 60 iniciativas de mujeres emprendedoras; una reducción en pago del permiso de funcionamiento para las Pymes turísticas y en el costo del registro sanitario; y la apertura de fronteras para turistas que provengan de Beijing y Shanghai.

“Invertiremos ¢1.400 millones en infraestructura turística, para mejorar las condiciones del Parque Nacional Marino Ballena, Parque Nacional Corcovado, Parque Internacional La Amistad, Parque Nacional Piedras Blancas y el  Refugio Nacional de Vida Silvestre Golfito. Todos son proyectos que financiará JUDESUR, así como ¢850 millones en infraestructura del Parque Nacional Volcán Tenorio, porque sabemos que las condiciones de los parques nacionales están totalmente vinculadas con la calidad de la experiencia de los turistas”, manifestó Segura.

Todas estas acciones evidencian la preocupación que existe por el enorme retroceso que ha experimentado el sector turístico del país, el cual previo a la pandemia era uno de los mayores dinamizadores de la economía costarricense. Pero ya los números de ingreso de visitantes y participación en la economía son similares a los del año 1998, es decir, hay  23 años de retroceso.

Solo en 2020 el sector turístico experimentó una caída del 41%, en nichos como hospedaje y restaurantes, sin contar otros subsectores que brindan servicios y no están incluidos en esta categoría; eso significa 10 veces más la contracción de la economía costarricense.


Rafael Gallo

Ríos Tropicales no logró sobrevivir

Durante 35 años se dedicó al turismo de aventura y ecoturismo en Costa Rica, siendo de los primeros en ofrecer recorridos de rafting. Sin embargo, los embates generados por el COVID-19 terminaron con la empresa turística Ríos Tropicales.

El pasado 15 de febrero su propietario Rafael Gallo anunció que la compañía cerrará definitivamente, luego de pasar por una serie de dificultades, dejando espacio para que un grupo de sus empleados más fieles lancen una nueva alternativa empresarial. Se trata de un emprendimiento con menores costos fijos, aprovechando la experiencia generada a lo largo de los años por Ríos Tropicales.

En los últimos meses, desde el inicio de la pandemia, Ríos Tropicales se vio en la necesidad de hacer una suspensión de la mayoría de sus empleados y se dejaron únicamente los necesarios a medio tiempo. No obstante, los gastos se mantenían, debido a las cargas sociales, los costos de seguros, impuestos municipales, luz, y el mantenimiento de los activos y propiedades que tenían.

“Los intereses continuaban acumulándose, había que realizar los pagos fijos, porque de lo contrario sería imposible operar al mínimo. Cuando los ingresos son casi nulos resulta imposible mantener cargas sociales y costos. Trabajar en turismo implica una alta inversión, y ya no era sostenible”, detalló Rafael Gallo.

Era una empresa que se distinguía por el impulso del turismo de la mano con el medio ambiente, debido a esto deja gran cantidad de bosques en conservación, ubicados en zonas indígenas y áreas comunitarias, y protegen la biodiversidad del país.


Rolando Mora Castillo

MC Outsourcing luchando por continuar

“El sector turismo se desplomó de repente y nosotros los empresarios habíamos adquirido compromisos económicos, porque el negocio crecía y la única forma de hacerlo era a través de los bancos. Con la llegada del COVID-19 todo se vino abajo, y aunque algunos bancos sí han otorgados prórrogas, otras entidades han sido radicales, por ejemplo, la financiera de Grupo Q no esperó y empezaron a estrechar, al punto que llegaron con capturadores y les quitaron el carro a muchos empresarios, incluso a algunos les bajaron los turistas para llevárselos”, contó Rolando Mora, propietario de la empresa de transporte de turismo MC Outsourcing en la Fortuna de San Carlos.

En el caso de esta compañía, antes de la pandemia trabajaban para un hotel de la zona, que por suerte no dejó de funcionar, pero sí cambió la demanda; por lo tanto, el trabajo para sus empleados se vio impactado. Tenían ocho choferes y sólo podían pagar una planilla de dos personas, entonces la propuesta fue dividir esos salarios y compartirlos entre todos.

“Gastamos nuestros ahorros, y tuvimos que continuar pagando deudas de los créditos locales de las gasolineras, pólizas de las unidades y en la CCSS hicimos un arreglo de pago. Todos gastos fijos que hay que cumplir”.



“Las medidas son para todos los sectores y no en exclusiva para Turismo”

Alberto Dent, presidente de Conassif aseguró que las disposiciones que tomaron recientemente de posponer el vencimiento de medidas para que el sistema financiero continúe flexibilizando acuerdos y condiciones con sus deudores no está dirigida para la industria del turismo en específico, sino que es aplicable a todos los sectores.

Esto contradice el anuncio que realizaron el Presidente Carlos Alvarado y el ministro de Turismo, Gustavo Segura, en el cual afirmaron que esta era parte de las 20 medidas para ayudar a la reactivación del sector.

La iniciativa busca ser una herramienta para que los bancos lleguen a acuerdos con las empresas deudoras, ya sea extendiendo los plazos, reduciendo los plazos, o haciendo ajustes que les permitan enfrentar a futuro la deuda, debido al impacto que ha generado el COVID-19.

En este sentido, UNIVERSIDAD conversó con Alberto Dent para conocer más a fondo las implicaciones de la ampliación de esta medida y las posibilidades de alcanzar propuestas que sí beneficien directamente al sector turístico.

¿En qué consiste la decisión de posponer el vencimiento de las medidas de flexibilidad a las entidades bancarias hasta el 31 de diciembre?

En realidad, en las medidas ya se venían aplicando, lo que hicimos fue una reevaluación y decidimos ampliarlas hasta el 31 de diciembre.

Sabemos que estamos en pandemia y es probable que ahora muchos clientes no tengan capacidad de pagar todos los meses, así que es viable hacer un análisis durante la vida del crédito, establecer un período en que no pueda asumir su deuda y ser flexible sin penalizarlo.

Los bancos tienen flexibilidad para que hagan consideraciones a largo plazo en esa capacidad de pago, y modificar las condiciones contractuales de los créditos. La idea es que las entidades sean creativas en cuanto a plazos, monedas y capacidad de pago.

Muchas empresas aseguran que se han acercado a los bancos y la respuesta ha sido muy limitada. Dieron un tiempo de gracia de tres a seis meses al principio de la pandemia, pero ya comenzaron a cobrarles normalmente. ¿Para las que aún tienen ingresos mínimos esto no es una ayuda real?

Cuando esto comenzó muchos de los bancos fueron más agresivos, dieron una prórroga de tres meses a todo el mundo, pero nos dimos cuenta que esto no había terminado. Por eso abrimos las prórrogas para que los clientes que lo requieran resuelvan su problema y no le pateen la bola para adelante.

Es difícil opinar sobre clientes individuales, porque algunos hace un año podían ser muy rentables, y ahora se han consumido el flujo de caja y su patrimonio entero. En esos casos es muy difícil que el banco pueda hacer mucho por ellos.

Pero los bancos les continúan pidiendo a las empresas capacidad de pago, cosa que es imposible para sectores como el turístico que tienen ingresos cero. ¿Debería pensarse en un salvamento financiero para este sector?

De hecho, el Gobierno tomó la determinación de impulsar el Fondo de Avales por $300 millones, en el cual se dará garantía. Los clientes podrán ir a los bancos, y el faltante que tengan de garantía estaría cubierto en un 70% por este fondo.

También hay que pensar que el problema nos agarró en un momento en que el Estado no tiene un gran sobrante y llegará un momento en que se defina hasta dónde se podrá ayudar.

¿Se podrían intervenir los bancos y sus juntas para buscar soluciones reales para el sector turismo?

Es una locura, porque los bancos lo que hacen es administrar los fondos de los clientes. A la gente no le gustaría que llegaran políticos e intervinieran el banco, y que presten su dinero para que después no se los devuelvan.

Los bancos son administradores, solo el 10% del dinero que tienen es de ellos, el resto es de los clientes. No hay justificación legal para intervenir los bancos.

Incluso nos preguntaron el criterio sobre condonación de deudas en Banca para el Desarrollo y nos parece que es una locura, están premiando a los que no pagaron, contra los que sí lo hicieron.


“Hay muchos lugares que ya están cerrados y no funcionarán nunca más, el turismo está desapareciendo y el recurso humano calificado se está yendo a otros sectores”. Jane Lemarie


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