En América Latina una de cada cuatro niñas está casada o vive en unión informal, lo que significa que unos 60 millones de menores se casan antes de cumplir los 18 años; de ellas un 60% pertenece a un grupo poblacional de bajos recursos y poca educación. Así lo confirmó el informe del Estado de la Población Mundial 2020, publicado esta semana por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Estas niñas están más expuestas a sufrir violencia basada en género, a tener menos ingresos y muy bajas posibilidades de lograr mayores niveles de educación. Además, corren el riesgo de estar aisladas socialmente y de tener hijos a temprana edad.
De hecho, la región Latinoamericana es la única del mundo donde los matrimonios infantiles y las uniones tempranas no se han reducido en los últimos 25 años, por lo cual existe una preocupación por incidir en resolver esta problemática.
Por ejemplo, los países que presentan las más altas tasas son República Dominicana con un 36%, Nicaragua con un 35%, Honduras alcanza el 34% y Guatemala el 30%; y las niñas casadas antes de los 18 años en Brasil y México ocupan el cuarto y octavo lugar en las cifras mundiales.
Esta situación se presenta sobre todo en los hogares más pobres, que viven en áreas rurales y está más presente en los grupos indígenas y afrodescendientes, y los datos de la región son comparables con los de África Subsahariana.
Las proyecciones de la falta de acciones o inversiones para solventar esta situación plantean que para el año 2030 se afectaría unos 9,7 millones de niñas, en una región donde las uniones no maritales son más frecuentes que los matrimonios legales o formales.
“Nuestro trabajo se complica y se vuelve más urgente a causa de la pandemia, ya que ahora hay muchas más niñas en situación de riesgo. Las prácticas nocivas que afectan a las niñas ocasionan un trauma grave y duradero que les roba el derecho a desarrollar todo su potencial”, señaló Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA.
Pese a que el matrimonio infantil está prohibido prácticamente en todo el mundo, cada día se producen 33.000 a escala mundial y se calcula que, de las niñas y mujeres vivas en la actualidad, 650 millones se casaron siendo niñas y en 2030 estarán casadas otros 150 millones de niñas menores de 18 años.
Para Kanem, la vía que permitirá transformar la mentalidad y las normas sociales incluye como primer paso informar a los progenitores acerca de las consecuencias que acarrea para sus hijas y las ventajas para las familias y comunidades de que las menores estén sanas, que se fomente su autonomía y se respeten sus derechos.
“Tenemos claro que las actuaciones que equiparan la situación de las mujeres, los hombres, las niñas y los niños en todos los ámbitos de la vida contribuyen a modificar tradiciones perjudiciales muy arraigadas. Somos conscientes de que desmantelar los sistemas de propiedad y herencia por vía paterna puede ser también de ayuda a la hora de disolver la institución del matrimonio infantil”, dijo Kanem.
Relaciones impropias y embarazos
Para Costa Rica los fenómenos que continúan presentándose como prácticas nocivas que comprometen a las niñas y adolescentes son las relaciones impropias (relaciones sexuales entre personas adultas con menores de edad) y el embarazo en la niñez y en la adolescencia.
Pese a esta tendencia, el país sí cuenta con una legislación que condena las relaciones impropias, estableciendo que si son menores de 13 años constituye una violación; y si están entre los 13 y 15 años y la relación sexual se da con una persona que supera en cinco años o más a la menor es una relación impropia. La relación impropia también se da cuando el adulto que tiene una relación sexual con menores de entre 15 y 18 años, la supera en siete años.
Este se constituyó en un primer paso para romper con la cultura que ha normalizado las relaciones impropias, que requiere de mayores y más profundas acciones en los ámbitos educativo, cultural, social, entre otros.
Otra problemática que toca a la población infantil costarricense es el embarazo y nacimientos en niñas y adolescentes, pues en el año 2019 la cifra fue de 264 y aunque en los últimos años sí ha tenido una tendencia a la baja, sigue preocupando.
Según la UNFP, en adolescentes de 15 a 19 años, en el año 2000 se dieron 15.999 nacimientos, lo que representaba el 20,5% del total de nacimientos, mientras que en el 2019 se dieron 7.776 nacimientos en el mismo grupo de edad, correspondientes al 12,1% del total de nacimientos.
“Si bien es cierto los datos han disminuido, la realidad demuestra que cinco niñas menores de 14 años son madres cada semana y 21 adolescentes de entre 15 y 19 años son madres cada día. Esto nos dice que estamos lejos de haber cumplido con el compromiso de la protección de los derechos de estas niñas y adolescentes.”, afirmó Paula Antezana, Representante Auxiliar del UNFPA Costa Rica.
Desde su perspectiva, una relación impropia o un embarazo temprano, son violaciones de derechos que afectan el desarrollo de las niñas y las mujeres, sus comunidades y al desarrollo del país.