En los escasos dos meses que lleva el 2022, el territorio indígena cabécar de China Kichá ya vio más de 300 hectáreas quemadas de tierras recuperadas en procesos de reforestación e incluso bosque como parte de los conflictos de tierras, según denunció en una serie de comunicados la Coordinadora Sur-Sur.
Las comunidades indígenas en todo el país se organizan para recuperar tierras cuyos límites están establecidos por decreto y que por ley son intransferibles, tras lo cual enfrentan violencia por parte de los finqueros o terratenientes. Las personas recuperadoras, vecinas del cantón de Pérez Zeledón, relatan enfrentar llamas de hasta 10 metros de altura que arrasan con plantas y animales, difíciles de apagar porque hace mucho viento y durante el verano todo está seco.
Cuentan que, a pesar de que hacen rondas para vigilar los territorios recuperados, pueden hacer poco ante la rápida propagación y denuncian las autoridades policiales y los bomberos los apoya poco o nada ante estos ‘ataques’, pero sí atienden las quemas de empresarios a escasos 10-15 minutos de distancia.
Entre el 28 de enero y hasta el 15 de febrero la Coordinadora Sur-Sur alertó de múltiples incendios a lo largo del territorio hasta que el 20 de febrero escaló a ataques con piedras y palos contra una persona recuperadora y el pasado viernes terminó en 13 personas indígenas heridas, de las cuales nueve tuvieron que ser trasladadas al hospital, según reportó el medio Interferencia.
Entre ellas el recuperador Greivin Fernández, quien perdió parte de un dedo tratando de evitar un machetazo que iba dirigido hacia su cabeza.
Doris Ríos, lideresa comunal y miembro de la Asociación de Desarrollo Indígena (ADI) de China Kichá, explicó que los incendios son una forma de violencia constante de las personas no indígenas hacia el territorio y que este verano ‘han quemado casi la totalidad de las fincas recuperadas’.
“Nuestra visión no es solo recuperar la tierra, sino todo lo que he ha perdido porque son territorios que son puro potrero, pasto… tratamos de iniciar nuevos procesos, sembrando árboles y cultivos. También con la recuperación se impide la caza ilegal de animales” agregó.
La recuperadora cabécar Karen Villanueva, junto con otras siete mujeres, tomó la decisión de recuperar una tierra hace aproximadamente dos años: “porque el gobierno nunca nos solucionó nada”, pero cada verano tienen que empezar de cero con sus planes de reforestar y cultivar los potreros.
“Las consecuencias son bastante difíciles porque constantemente nos amedrentaban y nosotras siempre resistíamos, pero entonces ahora lo que hacen es quemar las fincas y eso nos duele mucho porque cada año se quema lo poco que se ha podido rescatar” contó Villanueva.
Décadas de amenazas anteceden intento de homicidio de líder indígena
El intento de asesinato del líder indígena Leonel García impactó el Territorio Cabécar de Bajo Chirripó. Este territorio, que ante los ojos de la Fiscalía no es tan conflictivo, lleva años resistiendo amenazas de los llamados Leones
La destrucción ambiental, es solo una parte de la violencia que durante años han denunciado las personas cabécares de este territorio indígena. De la mano, aseguran, las personas recuperadoras sufren constantes amenazas de muerte y muy frecuentemente también sus familias.
A Mildred Hernández, recuperadora del territorio, familias organizadas de usurpadores de tierras indígenas la han amenazado con matar a sus hermanos por lo que vive con temor de regresar y encontrar su casa hecha cenizas.
La cultura cabécar es matrilineal, por lo que en muchas ocasiones son las mujeres las que lideran las recuperaciones y las comunidades. Las recuperadoras cuentan que el acoso verbal en las calles es diario y suele terminar en ataques con piedras, como lo fue con el ataque a Katherine Ríos denunciado el 20 de febrero.
UNIVERSIDAD consultó al presidente Carlos Alvarado, porqué la indemnización de finqueros y la protección de personas líderes indígenas no formó parte del Plan de Descarbonización, cuya presentación de resultados coincidió con el aniversario de la muerte del líder ambientalista Jerry Rivera, a pesar de tener un papel fundamental en la protección de los bosques a nivel mundial.
Alvarado respondió que su administración cree que el instrumento correcto para la protección de las personas ambientalistas y líderes indígenas es el Acuerdo de Escazú, un tratado internacional en mano de la Asamblea Legislativa que no fue ratificado y que enfrentó una fuerte oposición de los grupos empresariales.
Acuerdo de Escazú entra en vigor sin el país que le dio nombre
Tras haber sido aprobado en primer debate en 2020, una consulta constitucional devolvió el proceso a cero y el tratado espera ser convocado en las sesiones extraordinarias de la Asamblea Legislativa, las cuales se extienden hasta julio.
En cuanto a la recuperación, indicó que su gobierno destinó por primera vez fondos para la indemnización a personas finquemos o terratenientes que habían adquirido tierras de buena fe previo a la aprobación de la Ley Indígena en 1977.
En total se destinará ¢3.200 millones al Plan de Recuperación de Territorios Indígenas (RTI) y presidente ejecutivo del INDER dijo que es “una deuda histórica que debía ser saldada hace más de 40 años”.
Denuncias de violencia en China Kichá planteadas por la Coordinadora Sur-Sur en lo que va del 2022:
18 de enero: Incendios provocados en Yuwi Senaglö que se extendió hacia Kono Jú por los vientos, ambos terrenos recuperados.
3 de febrero: Incendios en el territorio recuperado Sá Ka Keirö Kaska que consumió 30 hectáreas. Otro incendió fue reportado en las inmediaciones de la quebrada Pita, el cual consumió al menos 10 hectáreas.
5 y 6 de febrero: Tres incendios: uno en Yuwi Senaglö, otro en Kono Jú y otro en ‘las inmediaciones del Territorio Cabecar de China Kichá’. Se calcularon alrededor de 50 hectáreas consumidas.
15 de febrero: Alrededor de 200 hectáreas consumidas por incendios provocados en las recuperaciones de Kono Jú, Yuwi Senaglö y Sa Ka Duwe Senaglö.
20 de febrero: La recuperadora de tierras cabécar de Kono Jú, Katherine Ríos, fue atacada con piedras y patadas.
25 de febrero: Ataques con cuchillos, palos y piedras a familias recuperadoras, un total de 13 personas resultaron heridas (9 trasladadas al hospital), según reportó el medio Interferencia. Un ataque con machete al recuperador cabécar Greivin Fernández.
27 de febrero: Agresión al recuperador Juan de Dios con una piedra en la boca, mordiscos y un palo. Un nuevo incendio que afectó alrededor de 12 hectáreas.