País Un año de pandemia

Luego de un año de sufrimiento económico, Costa Rica aguanta en creciente desigualdad

En lugar de fortalecer las instituciones públicas, el Gobierno sigue protegiendo a los sectores poderosos y se ensaña en una recaudación fiscal que recae sobre la clase trabajadora, dijo la economista y docente del TEC Ana Rosa Ruiz.

A un año de que se confirmara el primer caso de COVID-19 en el país, las autoridades afirman que la economía muestra signos de recuperación; pero en las calles se perciben los signos del sufrimiento económico y social que prevalecen. Miles de pequeñas y medianas empresas cerraron, el desempleo se mantiene alto junto con un aumento de la informalidad y persiste la sobrecarga de cuido y agotamiento entre las mujeres, mientras las políticas del Ejecutivo siguen siendo diseñadas para los sectores económicos poderosos y protegidos durante años.

El 6 de marzo de 2020 se confirmó el primer caso de coronavirus en el país, y en pocos días se implementaron medidas sanitarias estrictas que significaron lo que algunos llaman “el gran encierro”, una paralización de las actividades económicas. El primer impacto fueron miles de trabajadores con jornadas reducidas por sus patronos.

Actualmente, la tasa de desempleo es de 20%, pero en el momento más crítico de la pandemia alcanzó un 24,4% (Ver infografía “Cifras del sufrimiento económico y social”). A finales de julio había 557.000 mil personas desempleadas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), un aumento de 270.000 personas comparado con el mismo trimestre de 2019.

Se calcula que 3.600 empresas cerraron durante 2020, de acuerdo con el Ministerio de Planificación. La afectación ha sido crítica para el sector turismo, en el cual los ingresos disminuyeron un 70%, para los restaurantes, sodas y bares, donde 8.000 personas perdieron sus trabajos, y para el sector de transporte público y privado.

La recuperación de empleo se ha dado gran parte en el sector informal. Como muestran cifras del Inec, entre el primer y segundo trimestre del 2020 desaparecieron 346.000 empleos informales, no obstante, en el último trimestre se recuperaron 188.000 empleos en este sector.

Los confinamientos generaron más desigualdad, y una división aún más clara. En una acera, las personas asalariadas que se han mantenido teletrabajando, quienes tienen propiedades, ahorros o herencias y los dueños de empresas de sectores ganadores. Y en la otra acera los que perdieron sus empleos y se pusieron a vender cualquier cosa, los que tuvieron que cerrar sus pequeños negocios, los que se mudaron con un familiar, los jóvenes en busca de trabajo, las jefas de hogar viviendo el día a día en riesgo de desalojo y recibiendo Bonos Proteger y “diarios”, los que están ahogados en deudas, y los que no aguantaron.

La factura de la crisis

Para la economista y docente del TEC, Ana Rosa Ruiz, el panorama no solo es negativo, sino que la apertura hacia la reactivación económica será muy lenta, y las medidas de ajuste no han sido equilibradas.También apuntó que en lugar de seguir fortaleciendo las instituciones públicas en salud, educación, agua y vivienda, el Gobierno sigue protegiendo a los sectores poderosos y se ensaña en una recaudación fiscal que recae sobre la clase trabajadora.

“Si juntamos todas las leyes que permiten las exoneraciones y exenciones de impuestos, estamos hablando de un 7% con respecto al Producto Interno Bruto (PIB); es decir, el mismo porcentaje del déficit fiscal. Son los sectores que han sido protegidos históricamente, que no iban a quedar abandonados, sectores poderosos que han venido generando un valor agregado propio”, subrayó Ruiz.

“Sí se está recuperando la gente con un gran esfuerzo personal, pero en este momento requerimos de todo un plan de créditos e incentivos de apoyo para el mercado interno, con políticas más claras de parte del Gobierno, y no vemos ese plan trabajando en todas las regiones”, dijo Ruiz.

Uno de los indicadores en esta pandemia ha sido el alto número de mujeres que salieron por la fuerza del trabajo para asumir la labor de cuido, quienes difícilmente regresen mientras se mantenga el debilitamiento de la institucionalidad pública que las apoya, agregó Ruiz. En julio de 2020 la tasa de desempleo entre las mujeres fue 30,2%, y la de los hombres 20,7%.

A futuro

El presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, lanzó afirmaciones sumamente optimistas, por ejemplo, que la economía costarricense se ha ido recuperando desde mayo de 2020, en un encuentro organizado por la Asociación Bancaria Costarricense (ABC) el pasado 26 de febrero.

Cubero confirmó como sectores resilientes a los servicios empresariales, la agricultura y manufactura, y destacó que un reto para la recuperación será la evolución de la pandemia con la esperanza de que se mantenga una baja tasa de contagio y que la campaña de vacunación tenga éxito, ya que de eso depende que se mantengan pocas restricciones a las actividades económicas. Citó como segundo reto el “ajuste fiscal” que requiere el país.

Si bien es cierto 2021 es el año de las vacunas, y muchas proyecciones se basan en el alivio que la campaña de vacunación signifique para el país, también es año preelectoral. Mientras persisten problemas no resueltos en lo económico financiero y en el aumento de las desigualdades sociales y económicas, se movilizan los grupos políticos y de poder económico en una disputa de fuerzas y pactos de cara al proceso electoral en febrero de 2022.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido