Ser un alcalde con más de diez años de experiencia, cuestionado o bien reputado, no garantiza que la reelección se logrará con márgenes muy amplios de votación y tampoco es un indicador de que lo alcanzará dejando los pelos en el alambre. De igual manera, los nuevos en la alcaldía pueden haber triunfado con ventajas cómodas o por diferencias pequeñas. Sin embargo, hay diferencias innegables entre ambos grupos.
Al ratificarse que 51 alcaldes lograron reelegirse en las elecciones municipales del 2 de febrero (cinco de ellos con banderas distintas a las que empuñaron en la elección anterior), es posible ver que la distancia de cada uno en relación con su inmediato seguidor es mayor que la de los nuevos alcaldes, aunque tampoco da certezas.
Es decir, ser alcalde con deseos de reelección no es necesariamente una condición que permita predecir un triunfo holgado y ni siquiera que permita ganar, pues incluso 15 de ellos fracasaron en su intento de renovar el mandato.
Tampoco implica una ventaja garantizada ser un candidato que pretende llegar nuevo al puesto de alcalde, sea sustituyendo al jerarca de su propio partido o presentándose como una carta alternativa para ese puesto.
A fin de cuentas, la diferencia promedio entre el primer lugar y el segundo es 20,8% de los votos válidos. Si se hace el cálculo solo con los alcaldes nuevos electos, ese promedio ronda el 7%, mientras que si se considera solo a los reelectos, el promedio queda en 29,2%.
Es decir, sí hay una mayor propensión a obtener ventajas más holgadas cuando se es alcalde con aspiraciones de reelección, aunque las cifras reflejan que también hay de todo. En Turrialba, por ejemplo, el alcalde del Partido Acción Ciudadana (PAC), Luis Fernando León, pudo reelegirse gracias a una ventaja de solo 2,9% de los votos válidos de su cantón.
De los 51 reelectos, a 11 de ellos la jornada les deparó el triunfo con una ventaja inferior a 10% del total de votos válidos de su respectivo cantón. De los 31 alcaldes ganadores que no reelegían, todos tienen diferencias favorables inferiores al promedio de los reelectos; el mayor lo tuvo Talamanca, Rugely Morales (PUSC), con 26,5% de los votos válidos por encima del segundo lugar, lo que le permite volver al puesto que había ocupado en el pasado, aunque hasta ahora lo ejercía otra persona.
Si se quita Talamanca, la mayor ventaja relativa entre los nuevos aparece en Poás, con Héibel Rodríguez (PUSC), con 17,3% de los votos válidos sobre su rival inmediato, del Partido Liberación Nacional (PLN).
Hay otra manera de decirlo, el 70% de los candidatos ganadores que retaban al alcalde o su partido vigente en el poder lograron la victoria con una ventaja igual o menor a 10% de los votos válidos. De los 51 reelectos, solo el 23% quedó con saldos positivos inferiores a 10%.
Así se muestra tras repasar cantón por cantón las actas con los datos oficiales y definitivos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) sobre las elecciones de alcaldes en los 82 territorios del país, realizadas el pasado 2 de febrero.
Más allá de la contienda en cada cantón, los resultados en general mostraron un ascenso en el poder de fuerzas alternativas, un retroceso fuerte del Partido Acción Ciudadana (PAC) y también del Partido Liberación Nacional (PLN), aunque este sigue siendo muy dominante sobre el resto de fuerzas tras alcanzar 43 alcaldías.
Del PLN eran la gran mayoría de los alcaldes que pretendían reelegirse (y que lo lograron), aunque varios enfrentaban cuestionamientos políticos, éticos o legales, e incluso tienen aún pendientes procesos judiciales.
Es posible encontrar entre los reelectos liberacionistas triunfos con una ventaja de 56% de los votos válidos sobre el segundo lugar, como ocurrió con el alcalde de Tibás y otros que apenas sacaron una ventaja de 5%, como en El Guarco.
El que logró una mayor diferencia relativa sobre el segundo lugar fue el alcalde de Turrubares, Giovani Madrigal, ahora con el partido provincial Comunal Unido (PCU). Superó al segundo lugar (candidato de Restauración Nacional) con una ventaja equivalente al 76% del total de los votos válidos de esa jornada.
También sobresale el alcalde de Naranjo, Juan Luis Chaves, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), quien obtuvo sobre su rival liberacionista un margen favorable equivalente al 67% de los votos válidos en ese cantón alajuelense.
También hubo diferencias ventajosas superiores al 50% de los votos válidos respectivos en los cantones Tilarán (70%), Corredores (51,9%), Siquirres (53,2%), Tibás (56,6%), San Ramón (54%) y Zarcero (50,6%), todos con alcalde reelecto.
Estos resultados los publicó el TSE el 4 de marzo, después de que un grupo de diputados presentó un plan para poner límites a las reelecciones de alcaldes, tal como sugirió la Misión de Observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA). Esto para evitar los casos en que un mismo alcalde se aferra por décadas a un cantón, independientemente de la bandera que utilicen, tal es el ejemplo de Johnny Araya en San José o Giovanni Jiménez en Nandayure.
El triunfo más ajustado se presentó en Grecia, con una diferencia a favor del ganador de solo 0,18% de los votos válidos. En cifras absolutas, fue el sufragio de 39 personas el que permitió al PUSC desplazar del poder al PLN en la alcaldía griega.
En La Cruz (Guanacaste) la diferencia fue solo de 21 votos a favor del candidato del Partido Nueva Generación (PNG), aunque por ser un cantón menos populoso y por la participación ese saldo a favor representaba 0,3% de los votos válidos.
De los diez cantones de menor ventaja para el ganador, en ninguno se trató de reelección. En el otro extremo de la lista, los 27 cantones donde se presentaron diferencias mayores deparó victorias para los alcaldes que ya ejercía; es decir, reelecciones. Podría decirse que este grupo es de 36 cantones, si no fuera porque por ahí aparece el caso de Talamanca, que no es reelección continua.
Otro dato curioso que arroja la revisión de los datos oficiales es el pulso entre PLN y PUSC en muchos cantones. Estas fuerzas, protagonistas del bipartidismo reinante en el siglo XXI, se repartieron el primer y segundo lugar en 32 de los 82 cantones del país, lo que muestra un poder remanente de los liderazgos asociados a los tiempos bipartidistas, a pesar del impulso de nuevos formatos políticos.
La nueva repartición de las regidurías
El TSE oficializó que 63 partidos políticos se repartieron los puestos de regidurías en el país. PLN ganó 171, PUSC 100, PAC 34, Republicano Social Cristiano 25, PNG 24, Nueva República 18 y Restauración Nacional y Unidos Podemos 11 respectivamente.
Frente Amplio e Integración Nacional obtuvieron nueve cada uno, seguidos de Alianza Demócrata Cristiana con ocho, Comunal Unido seis y Somos Moravia con cuatro.
Además, hay 5 partidos políticos que consiguieron 3 regidurías, 18 agrupaciones con 2 ediles ganados y 27 con una persona regidora electa.
Un análisis de este Semanario con datos del politólogo Jesús Guzmán había adelantado que los tres partidos que han gobernado este país en el siglo XXI solo alcanzaron juntos seis de cada diez regidurías.
En el 2016 fueron siete de cada diez, pues los partidos grandes han perdido terreno al punto de que en algunos cantones no hay ningún representante de esas tres agrupaciones.
El 40,7% de las regidurías en propiedad (207) serán ocupadas por mujeres. Las nuevas autoridades ocuparán sus cargos del 1° de mayo del 2020 al 30 de abril del 2024.