País Ojo a la Migración

Los números del éxodo centroamericano

El equivalente a una nación completa de migrantes ha dejado Centroamérica, y una nueva herramienta en línea desgrana los datos de este fenómeno.

Sabemos que son muchos los centroamericanos que viven fuera de sus países de origen, pero cuántos exactamente son “muchos”. Tomemos, por caso, la cifra de población de la República de Panamá y aumentémosla en un 20%. El resultado es la magnitud de nuestro “muchos”: alrededor de 4.170.000 centroamericanos viven en sitios en donde pueden decir “no soy de aquí”.

Ahora bien, ¿cómo se comportaban esos flujos migratorios dos decenios atrás? ¿Forman familias esos migrantes en sus países de destino? ¿Una guatemalteca migrante en Estados Unidos suele encontrar una pareja de su mismo país? ¿Es cierta la creencia popular que dice que la mayoría de extranjeros que hacen uso de los servicios de salud en Costa Rica no están asegurados?

El sitio de Ojo a la Migración puede encontrarse en la dirección www.semanariouniversidad.com/migracion
El sitio de Ojo a la Migración puede encontrarse en la dirección www.semanariouniversidad.com/migracion

El proyecto Ojo a la Migración da luz a estas preguntas. Este es un nuevo proyecto de análisis periodístico de datos elaborado conjuntamente por Ojo al Voto, Estudio Manatí y el Semanario UNIVERSIDAD.

Con el financiamiento de la cooperación internacional de Avina e Hivos, se diseñó una plataforma web que es un esfuerzo extensivo por mostrar grandes tendencias demográficas en una región habituada a ver marchar a su gente.

El proyecto justifica su valor en la confluencia y la presentación de datos. En una sola plataforma, el usuario tiene la posibilidad de acceder a información que anteriormente estaba dispersa. Además, esta confluencia da pie para crear nuevo conocimiento mediante relaciones e inferencias, por ejemplo, la cantidad de centroamericanos que llegaron a Estados Unidos con estudios universitarios.

La información fue trabajada por la periodista Camila Salazar, con el apoyo de la periodista Alina Rodríguez. Las investigadoras utilizaron bases de datos de las Naciones Unidas, la de Barro y Lee y la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense. Asimismo, para datos particulares sobre el fenómeno de los inmigrantes en Costa Rica, usaron información del Instituto Nacional de Estadística y Censos.

La visualización de la información merece una mención aparte, ya que contiene una colección amplia de gráficos interactivos que le permiten al usuario visualizar la información en forma global o desagregada.

La migración centroamericana es un fenómeno titánico. A continuación abrimos apenas una visita guiada a algunas de las cifras más pesadas y las relaciones más curiosas. Para perderse por su cuenta, visite Ojo a la Migración.

Un fenómeno masivo

De El Salvador sale la mayor cantidad de emigrantes de Centroamérica. De hecho, uno de cada tres migrantes en la región ha abandonado ese país: 1,5 millones al 2013, según el dato más reciente disponible por las Naciones Unidas. Esta cantidad significa que alrededor de uno de cada cinco salvadoreños viven fuera de su país, la mayoría de ellos en Estados Unidos (nueve de cada 10 de todos los salvadoreños migrantes).

Guatemala es el segundo país generador de migraciones, con un estimado de un millón de guatemaltecos. Nicaragua y Honduras prácticamente están igualados con una cantidad total de emigrantes que ronda las 560.000 personas para cada nación.

La emigración desde Panamá (unos 150.000) y Costa Rica (130.000) los pone en el último lugar de esta lista de países de la región.

No obstante, este último país lidera la lista en cuanto a la cantidad de inmigrantes viviendo dentro sus fronteras. Según las Naciones Unidas, al 2013, Costa Rica albergaba unos 405.000 extranjeros en su territorio. Esta cifra prácticamente iguala la cantidad de inmigrantes que vivían en todo el resto de países centroamericanos.

Los investigadores en temas de migración habitualmente se refieren a distintas olas migratorias cuando tratan de explicar el fenómeno de la partida masiva de centroamericanos a otros países.

El investigador del Centro Centroamericano de Poblaciones, Jorge Barquero, expresó a Ojo a la Migración que una buena parte de las salidas de la década de los 80 en la región estuvieron motivadas por los conflictos políticos y las guerras civiles.

Por ejemplo, Fernando Castro, un salvadoreño de 41 años que vive con su familia en Utah, Estados Unidos, da cuenta de cómo los miembros de su familia nuclear fueron abandonando su país de origen justo en la transición entre los últimos años del conflicto armado interno y los primeros años de posguerra.

Su familia solía tener negocios en El Salvador a finales de los 80 y principios de los 90. “En aquellos años se le ponían bombas a los postes eléctricos, no había agua, entonces los negocios no podían operar y tuvimos que ver otras opciones”, cuenta Castro.

El investigador Carlos Sandoval expone en su libro No más muros que otros éxodos que surgieron a partir de los 90 estuvieron marcados por la migración laboral, debido a las condiciones económicas que vinieron aparejadas con los procesos de pacificación.

Este es el caso de Nora Esquivim, una nicaragüense de 41 años quien tiene 10 de trabajar en Costa Rica como empleada doméstica. “Yo les dije a mis hijas que me vine a luchar para sobrevivir, para que ellas vivan un poquito mejor”, justifica Nora.

Ella forma parte de un grupo de más de 300.000 nicaragüenses que viven en Costa Rica según Naciones Unidas, la cual representa la mayor proporción de centroamericanos viviendo en otro país de la región.

Ojo a la Migración da cuenta del aumento en la violencia como una tercera causa de migración de centroamericanos en los últimos años, específicamente de aquellos del llamado Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).

Según datos del Índice Mundial de Paz 2015 de la Organización Mundial de la Salud, Honduras es el país más violento de la región (y uno de los más violentos del mundo) con una tasa de homicidios de 90,4 por cada 100.000 habitantes. En el escalafón le sigue El Salvador, con una tasa de 41,2 y Guatemala, con 39,9.

Ya sea el conflicto político, la estrechez económica o la violencia cotidiana en las calles, la fuerza centrífuga de los conflictos del istmo sigue lanzando sus ciudadanos afuera de sus fronteras.

Desde niños hasta adultos con formación universitaria va el amplio espectro de perfiles de los migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos
Desde niños hasta adultos con formación universitaria va el amplio espectro de perfiles de los migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos


Pies al norte

Hay pocas verdades que se mantienen constantes a lo largo del tiempo con respecto a los migrantes centroamericanos. Las motivaciones de sus viajes cambian, las características del migrante promedio cambian. No obstante, el dato que se mantiene tenazmente invariable es que el principal destino desde hace tres décadas para la mayoría de  los centroamericanos es Estados Unidos.

Entre todos los países del istmo, la única excepción ha sido Nicaragua, cuyo principal destino para las mediciones del 2010 y el 2013 ha sido Costa Rica, según datos de las Naciones Unidas. No obstante, incluso para esos años, la migración de nicaragüenses hacia Estados Unidos ha estado relativamente cerca de la cantidad de compatriotas que decidieron migrar a su vecino del sur.

Ojo a la Migración ha encontrado que la cifra de mexicanos y centroamericanos en Estados Unidos ha aumentado desde el año 2000. No obstante, durante los últimos 10 años esta ha crecido en proporción directa al aumento de la población estadounidense, por lo que la representatividad de los migrantes de estos países se ha mantenido regular. Desde el 2006, se sabe que alrededor de uno de cada 20 habitantes de ese país proviene de Mesoamérica.

En el caso específico de los centroamericanos, las mayores poblaciones para el 2013 fueron las de salvadoreños (1,3 millones), guatemaltecos (930.000) y hondureños (550.000); y en menor medida de nicaragüenses (274.000). Los panameños (112.000) y los costarricenses (83.000) representan una sensible minoría de los migrantes centroamericanos en Estados Unidos.

El Pew Research Institute indicó en el 2011 (el dato más actual disponible), que siete de cada diez migrantes en condición irregular en Estados Unidos provenían de México, El Salvador, Guatemala y Honduras. Esto representa unas 8,5 millones de personas.

Perfiles distintos

Ojo a la Migración perfila una serie de “migrantes típicos”, que poseen las características promedio que se repiten con mayor frecuencia para los nacionales de distintos países de Centroamérica en Estados Unidos. Así, tenemos que, por ejemplo, los migrantes más típicos de Guatemala, El Salvador y Honduras son varones, aunque solo en el caso del salvadoreño sea un hombre casado. Para Nicaragua, Costa Rica y Panamá, las migrantes promedio son mujeres casadas.

Por otra parte, California es el destino más típico para guatemaltecos y salvadoreños; los panameños suelen vivir en Nueva York; y Florida es el estado mayoritario para los migrantes del resto de la región.

Los migrantes más jóvenes suelen ser los del Triángulo Norte, con un promedio de edades que se mueve entre los 35 y los 39 años; mientras que en el caso de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, las edades rondan entre los 43 y 49 años.

Según datos de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense, la tenencia de hijos entre migrantes también varía sensiblemente dependiendo de cómo está conformada la familia. Por ejemplo, 13 de cada 20 parejas de salvadoreños tienen hijos nacidos en Estados Unidos, mientras que esto es cierto en tan solo cinco de cada 20 parejas de panameños.

Asimismo, los datos de emparejamiento de los migrantes también tiene variaciones significativas dependiendo de la nacionalidad. Por ejemplo, cerca de la mitad de los guatemaltecos y salvadoreños que viven en pareja en Estados Unidos lo hacen con alguien de su mismo país.

Por el contrario, para el caso de Costa Rica, poco menos de la mitad de personas que viven en pareja lo hacen con una persona estadounidense, y en el caso de los panameños esta cifra de emparejamiento con norteamericanos sobrepasa holgadamente la mitad. En ambos casos, el emparejamiento con una persona de su mismo país de origen representa una minoría.

Estudios superiores

Ojo a la Migración determinó que dos de cada diez migrantes centroamericanos en Estados Unidos mayores de 25 años poseen estudios universitarios. En la desagregación por país, se tiene que la proporción de personas de este rango de edad con educación superior es mayor en el caso de los migrantes que entre las poblaciones nacionales en el país de origen.

Los casos de Costa Rica y Panamá son los más notorios. En el primero, un 19% de la población nacional tiene estudios universitarios, mientras que un 53% de los migrantes ticos en Estados Unidos los tienen. En el caso de Panamá, esta misma relación es de 23% contra 62%. El tercer país con la mayor proporción de migrantes con estudios universitarios en Estados Unidos es Nicaragua, con un 44%.

Uno de los hallazgos de Ojo a la Migración es que alrededor de seis de cada diez migrantes centroamericanos en Estados Unidos mayores de 25 años ya habían cursado estudios superiores antes de llegar a ese país.

Además, se determinó que la población migrante con estudios universitarios muestra un mayor grado de arraigo formal, ya que uno de cada dos está naturalizado. Solo uno de cada cuatro migrantes sin estudios superiores ha hecho este trámite.

 

Mitos rebatidos sobre los extranjeros en Costa Rica

Es falso que los nicaragüenses tengan más hijos en Costa Rica que los nacionales.

El promedio de hijos para hogares jefeados por costarricenses y por nicaragüenses es similar:

Es falso que la mayoría de inmigrantes en Costa Rica que hacen uso de los servicios del Seguro Social no estuvieran asegurados.

Cuatro de cada cinco contaba con seguro.

Es falso que la población migrante haga un mayor uso de los servicios de salud que la costarricense.

El promedio de consultas para ambos grupos es de cinco.

Conozca más sobre los extranjeros en Costa Rica accediendo a Ojo a la Migración.

 



 

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