País María Ledezma, estudiante y madre

“Los años hubieran pasado y yo estancada”

Con 29 años de edad, María Ledezma decidió volver a las aulas el año pasado y así cursar el octavo año.

Tenía 19 años cuando se embarazó de su primera hija, Michelle, y tuvo que salir del colegio para ser mamá.

Hoy, casi diez años después de desertar del sistema educativo, esta vecina de Naranjo, es también madre de Luis Andrés, de cinco años, y se encuentra luchando por sacar el noveno de colegio para intentar darles una mejor calidad de vida a sus hijos.

El CEN-Cinai y el comedor estudiantil del Colegio Nocturno de Naranjo significan un gran apoyo en su vida y su familia. Ahora, ella estudia mientras sus hijos reciben cuido, alimentación y también aprenden.

Los años pasaron, pero su deseo de superación aún prevalece. A continuación un extracto de la entrevista que sostuvo con UNIVERSIDAD.

¿Cuántos años tiene de utilizar el servicio?

-Tengo dos años de utilizar el servicio. Al CEN-Cinai traigo a mis dos hijos, Michelle de ocho años y Luis Andrés de cinco años.

¿Cuál ha sido el impacto que el CEN-Cinai generó en su vida?

-Antes de esto no podía estudiar, estaba en la casa. Sin este servicio, los días y los años hubieran seguido pasando y yo estancada. El proyecto ha sido un empuje grandísimo de superación, tanto como persona, mamá, alumna y todo.

¿De qué manera les ayuda?

-El proyecto ha funcionado tanto para ayudarnos con los niños en la guardería, como para darnos apoyo, y también mejorar nuestra actitud. Aquí ellas nos ayudan mucho cuando el chiquito no quiere comer, está disperso u otros problemas. Nos dan apoyo con terapia de lenguaje, psicólogo, nutricionista, etc. La guardería nocturna ha sido un empuje grandísimo.

¿Fue difícil volver al colegio diez años después?

-El cambio fue bastante porque antes yo iba con una mente adolescente a estudiar, ahora voy con un proyecto de vida, ahora es un placer.

¿Por qué?

-¿Por qué? Porque me están ayudando. Uno no puede defraudar a las personas que esperan algo de uno, uno paga estudiando.

 Y es que sin estudios es complejo entrar al mundo laboral…

-Si uno no tiene el noveno, o un curso básico de computación, usted no va a conseguir un trabajo mínimo. Yo tengo la meta de poder sacar el bachillerato.

¿Tiene pensado hacer una carrera universitaria?

-Como mis hijos van creciendo y dependen menos de mi, me van a permitir ir a la universidad. Tengo en  mente poder estudiar enfermería.



CEN-Cinai del Ministerio de Salud

Madres e hijos estudian juntos

Cerca de 500 madres utilizan las guarderías nocturnas para mantenerse en el colegio.

Educar y alimentar a cada niño que asiste al CEN-Cinai requiere una inversión de ¢115.000 al mes.

Una alianza entre el CEN-Cinai y el Ministerio de Educación Pública (MEP) ha hecho posible que hoy 483 madres puedan estudiar de noche, mientras sus hijos reciben el servicio de cuido y alimentación en guarderías nocturnas.

El convenio nació en el año 2014 y tuvo como primera sede el CEN-Cinai de Guararí, en Heredia, una de las zonas con más bajo desarrollo humano del país. Ahora funciona en 39 centros de cuido y brinda el servicio a 922 niños de todo el país.

Según la Jefe de la Unidad de Normalización y Asistencia Técnica de la Dirección Nacional de CEN-Cinai, Marcela Amador, el impacto que ha generado el servicio nocturno para ambas instituciones (MEP-CEN-Cinai) ha sido exitoso.

“En el 2014, por ejemplo, en el Cinai de Guararí hubo una promoción del 100% (madres que pasaron al siguiente nivel académico o ganaron bachillerato)”, señaló Amador.

Además, otro valor agregado recae en el hecho de que la comunidad se ve beneficiada porque su población juvenil, en especial las que ya son jefas de hogar, concluyen sus estudios secundarios; gracias a eso se les abre la puerta para obtener trabajo mejor remunerado y se va eliminando gradualmente su nivel de pobreza.

De acuerdo con Amador, también existe una reducción significativa  la exposición de los niños y niñas a situaciones de riesgo ya que en el CEN-Cinai cuentan con todo un equipo interdisciplinario de profesionales que asisten a los niños y dan asesoría y enseñanza a sus madres.

Impacto

El CEN-Cinai de Naranjo funciona desde el año 2015, su directora, Mariana Chinchilla, aseguró que la población que recibe el servicio de estos centros nocturnos es realmente vulnerable.

“Son madres de escasos recursos que no cuentan con redes de apoyo para el cuido de esos niños. Hay mamás que estudian y su esposo también, entonces a veces un día iba ella, y otro su esposo. Se alternaban para ir a clases”, aseguró Chinchilla.

De acuerdo a Chinchilla, el servicio ha sido tan favorable que, incluso, existe una lista de espera de madres que desean que sus hijos asistan al centro nocturno mientras ellas terminan sus estudios de secundaria.

“Aquí se inició con meta de diez niños, se empezó a promocionar y ya más bien tenemos niños en lista de espera, porque no tenemos los recursos humanos para recibir más gente”, aseguró Chinchilla.

Según datos de la Dirección Nacional de CEN-Cinai, la manutención de cada niño en uno de estos centros nocturnos cuesta alrededor de ¢115.000 al mes.

Dinámica

Las guarderías nocturnas abren sus puertas de lunes a viernes, a partir de las las cinco de la tarde. Desde ese momento, los niños ingresan a las instituciones y comienzan a desarrollar diversas actividades de aprendizaje e incluso se alimentan.

“En los centros nocturnos, los niños llegan a las cinco de la tarde en microbuses. Se les recibe y se inicia la jornada con actividades de hábitos de higiene como el lavado de manos. A las seis de la tarde se les da una cena, con todos los requerimientos nutricionales que necesitan los infantes; el menú es supervisado por una nutricionista”, indicó la Jefe de la Unidad de Normalización y Asistencia Técnica de la Dirección Nacional de CEN-Cinai.

Durante su estancia en el CEN-Cinai, los niños también realizan actividades reposadas y tranquilas, trabajan en otras que estimulan las áreas de motora fina, gruesa y cognitiva. Además, escogen tareas de esparcimiento como escuchar cuentos, música o pintar hasta que lleguen sus padres a las 10 de la noche.

Una joven madre que utiliza el servicio de guardería desde el año pasado es Rocío Villegas, de 21 años. Desde que lleva a sus hijos Sebastián de 5 años y Ehidan de 3 años, ella ha visto un cambio considerable en los niños.

“Sebastián era muy introvertido y ahora ya comparte más con los otros y participa en actividades. Es bonito ver cómo ellos se van desarrollando”, destacó la joven.



 

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