País Países y grupos internacionales piden medida ante avance de pandemia

Liberar patentes de vacunas contra COVID-19 tendrá pocos beneficios para Costa Rica

Director del Inifar de la UCR enumera la falta de capacidad para producir las inoculaciones localmente y la poca disponibilidad de más medicamentos a corto plazo como parte de las trabas ante una eventual aprobación.

En momentos en que la pandemia por COVID-19 se ensaña con países de Asia, como India, y América Latina, como Costa Rica, organizaciones internacionales y gobiernos de diferentes naciones celebraron la liberación las patentes de las vacunas contra el SARS-CoV-2 esperanzados en una pronta fabricación en varios países y a un menor costo.

Pero, mientras se mastica el anuncio estadounidense ante la Organización Mundial de Comercio de pedir la liberación de patentes a las farmacéuticas, el país no solo no reacciona desde la Cancillería o COMEX ante el anuncio estadounidense, sino que tampoco puede asegurarse beneficios en el corto o mediano plazo.

El científico y director del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar) de la Universidad de Costa Rica (UCR), German Madrigal Redondo, explicó que Costa Rica enfrenta tres grandes trabas para poder aprovechar una eventual medida de ese tipo. La primera es la imposibilidad de fabricar las vacunas en suelo nacional.

“En Costa Rica no tenemos infraestructura para producir las vacunas. No se cuenta con la tecnología para fabricarla, entonces vamos a depender de terceros”, German Madrigal Redondo, director Inifar – UCR.

“Decir que para Costa Rica es una gran ventaja a corto plazo no lo veo, porque no tenemos infraestructura para eso. Yo puedo tener libre la vacuna de Pfizer pero aquí en Costa Rica nadie puede producirla; no se cuenta con la tecnología para fabricarla, entonces vamos a depender de terceros”, señaló.

La falta de recursos para pensar en la creación local es un problema que se arrastra desde hace años, pero con la llegada de una nueva enfermedad queda evidenciado la urgencia de haber ganado terreno en la investigación y el desarrollo científico.

“Me preocupa que en el país no se habla de infraestructura sanitaria ni de construir laboratorios que puedan fabricar vacunas con métodos de diagnóstico. Aquí hay muchos científicos, personal técnico, pero no tenemos apoyo estatal, porque los requisitos para hacer esto son terribles. Se debería generar polos tecnológicos de ese tipo porque nos estamos quedando atrás”, afirmó.

UNIVERSIDAD solicitó una entrevista con el Canciller, Rodolfo Solano y el Ministro de Comercio Exterior, Andrés Valenciano, a través de sus oficinas de prensa, para conocer la posición del Gobierno ante la posible liberación de patentes; sin embargo, esta semana no se obtuvo respuesta.

Necesidad de registro sanitario para medicamentos

Aunado a que Costa Rica no puede autoabastecerse de las inoculaciones, si estas se producen en terceros países deben pasar por un riguroso registro sanitario antes de ingresar al país, por lo que tampoco se garantiza un aceleramiento de las compras.

“El registro sanitario es muy largo, según la legislación. Si se hace una vacuna nueva debe cumplir todas las fases y eso puede llevar un año o más solo en los estudios. Por registro sanitario no está ni cerca de que la tengamos más pronto”, indicó Madrigal.

Para el científico, actualmente el Ministerio de Salud se basa únicamente en las recomendaciones de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), por lo que hay una restricción a un ingreso más expedito de ciertas vacunas.

“Cuánto tarde el Ministerio de Salud en aprobar va a depender de factores comerciales, políticos, de aprobación de otras agencias sanitarias, regulatorios… Son muchas cosas y en este momento el Ministerio de Salud no tiene un lineamiento claro”, dijo.

Ausencia de más tipos de vacuna en el país

En la misma línea, Madrigal argumentó que las autoridades costarricenses de salud  han mantenido una política muy estrecha sobre cuáles vacunas son permitidas en el país.

Según el director del Inifar-UCR, el Ministerio de Salud debería recurrir a criterios más diversos para aprobar el uso de las inoculaciones.

“Aquí hay contradicciones ya que se dice que solo se utilizan las vacunas que estén aprobadas por FDA y EMA, y se descarta cualquier otra información. Hemos tenido una visión bastante estrecha y no hemos utilizado todas las posibles vacunas que están disponibles porque nos hemos limitado a criterios muy estrictos, en una situación que se está saliendo de las manos”, aseguró.

Por esta razón, aunque los medicamentos se produzcan en otros países y en mayor cantidad gracias a la liberación de patentes, las aprobaciones pueden ser limitadas. Dos ejemplos claros son los fabricados en Rusia y China, los cuales aún no se han usado en Costa Rica y de los cuales ya hay evidencia sobre su efectividad, a partir de la experiencia de otros países.

“Lo que parece es que si lo dice FDA, entonces está bien. Eso es el mínimo esfuerzo, no se quiere investigar y se desconfía del criterio científico de los examinadores nacionales y de los internacionales y desconfían de los resultados. En Argentina, Brasil, México, Chile se están aplicando otras vacunas y tienen datos epidemiológicos, de cuántas personas que se vacunaron se volvieron a enfermar, cuántas personas se agravaron o murieron. Son datos que existen pero no los usan y nos ponen contra la pared”, explicó Madrigal.

El científico destacó una contradicción en el accionar de Salud sobre estos temas, ya que vacunas como la de AstraZeneca han recibido serias críticas en otros países, pero tener la aprobación de la FDA y la EMA fue suficiente para que se aplique localmente.

“En Europa, agencias de salud como la danesa, la italiana y la española criticaron a la EMA por el uso de esta vacuna; en Sudáfrica se dejó de usar y en Estados Unidos prácticamente no se usa. No estoy diciendo que es una mala vacuna, sino que cuando se compara los efectos secundarios y la seguridad con la de Pfizer o Moderna la gente no la quiere, son criterios que a veces son muy difíciles de entender”, detalló.

Por estas razones, un cambio en los lineamientos para la autorización de las vacunas puede ayudar a que se tenga acceso a ellas de una forma más pronta (siempre dependiendo de la capacidad internacional para suministrarlas) y abrir un camino para una eventual producción a gran escala.

“Si el Ministerio de Salud dice que se va a utilizar todos los datos disponibles de la empresa y los que den otras agencias sanitarias, como la de Argentina o México, del resultado de usar esas vacunas en sus países, se puede durar una semana para aprobar el registro sanitario, pero mientras haya desconfianza de los datos que dan las empresas al Estado, va a tardar. Se dice que si FDA y EMA no las aprueban es por algo y eso no siempre es así, también hay bloqueos políticos”, finalizó Madrigal.


¿Qué significa liberar patentes?

La propuesta para liberar las patentes de la vacuna contra COVID-19 busca suspender temporalmente los derechos intelectuales sobre dichos medicamentos. De esta forma, la receta de las inyecciones debería estar disponible para que otros fabricantes puedan producirlos localmente de forma masiva y no solamente las casas productoras, como Pfizer o AstraZeneca.


 

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