País Entrevista con José Luis Iparraguirre, miembro del Age UK de Londres

La vejez debe atenderse como un proceso social e individual

Experto presentó estudios sobre riesgo de la soledad e índices de bienestar para adultos mayores.

Las economías de los países deben, necesariamente, incorporar modelos de estudio, análisis y planes de acción que permitan atender el envejecimiento de sus poblaciones desde dos ópticas paralelas, como un proceso demográfico que pasa por el consumo, fondos de jubilación, orientación de servicios de salud y programas gubernamentales y como un proceso individual que requiere acompañamiento y garantía de condiciones básicas para el bienestar.

Así lo explicó a UNIVERSIDAD el experto José Luis Iparraguirre miembro de la organización orientada a la atención de adultos mayores, Age UK de Londres, quien fue invitado por la Asociación Gerontológica Costarricense (Ageco) para brindar una serie de conferencias sobre la economía y el envejecimiento, así como el análisis de dos estudios vinculados con el riesgo de la soledad y los índices de bienestar en la vejez.

Según Iparraguirre, cuando se habla de envejecimiento, normalmente se circunscribe a la edad como un concepto cronológico, pero se ha demostrado que esta no es la única noción de edad, pues existen indicadores que determinan la calidad de vida de las personas que están en esta sección demográfica.

Está la edad cronológica que es el conteo de años, también la biológica o fisiológica que consiste en la condición del organismo a nivel celular, relacionado con el desgaste orgánico. También está la edad psicológica o subjetiva, que se refiere a la forma en que se siente la persona.

Esto demuestra que el envejecimiento no se puede ver únicamente como un parámetro económico, ya sea de erogación de recursos públicos destinados a la atención de este segmento poblacional, sino que debe establecerse una política de atención desde las diversas aristas que lo conforman.

De acuerdo con el Estado de la Nación, Costa Rica ha experimentado una reducción de los grupos de jóvenes con el consecuente incremento de las personas en edades avanzadas, anticipando un cambio demográfico importante.

En este sentido, el número de personas menores de 20 años dejó de crecer en 2002 y desde el 2010 este grupo ya no es el más importante, por lo tanto se espera que alrededor del 2022 suceda lo mismo con el segmento de 20 a 39 años. Serán las personas adultas mayores las que experimentarán un mayor crecimiento.

Esto enfrenta a la sociedad a un reto importante en materia económica y social, las instituciones y organizaciones deben enfocar sus esfuerzos en impulsar programas de desarrollo integral para los adultos mayores, las condiciones de atención de salud deberían orientarse más a la prevención de la enfermedad y la identificación de los sectores vulnerables, asimismo, se requiere que las modificaciones en los sistemas de pensión y ahorros se fortalezcan para que los índices de bienestar se mantengan al máximo.

¿Qué es la economía del envejecimiento?

Definitivamente prefiero hablar sobre economía y envejecimiento, pues de otra forma es excluyente.

Desde la visión económica, el envejecimiento debe tratarse como un proceso demográfico en aumento y desde el análisis y atención del impacto que esto implica.

Pero también es necesario atender como el proceso individual, identificando a los trabajadores mayores, a los consumidores adultos mayores, a los contribuyentes en proceso de vejez y a la forma en que viven su día a día.

Esta visión de economía y envejecimiento trata de incorporar todos los conceptos de las áreas del saber para entender qué es lo que está pasando entre las personas adultas mayores, cuál es su impacto en las economías y cómo ellas impactan a la economía.

¿Cómo impacta el envejecimiento poblacional?

Si lo planteamos desde lo demográfico tiene tres variables: la natalidad, la mortalidad y la migración que son los principales motores de cambio de la población, cada uno con determinantes económicos.

Hay cuestiones económicas que están impactando en el tema de natalidad como la incorporación femenina al mercado laboral o la decisión de tener menos hijos por las condiciones económicas y sociales.

En cuanto a la mortalidad y prolongación de la vida, evidentemente hay un aumento en la expectativa de vida, gracias a la mejora de la salud pública, pero cuando se trata de ingresos hay evidencia de gran desigualdad en personas de ingresos altos e ingresos bajos. La pobreza acorta la vida.

Por otra parte, hay presiones de los sistemas para cambiar las pautas del consumo y hay un impacto en los mercados financieros por las alternativas de ahorro y las decisiones de las carteras de activos de inversión.

Definitivamente, hay gran cantidad de efectos económicos provocados por los cambios demográficos.

¿Qué resultados han encontrado sobre la relación entre pobreza y envejecimiento?

Uno de los datos más interesantes encontrados a través de diversas investigaciones es que, por ejemplo en Reino Unido, que es un país pequeño y que uno esperaría que tenga más resueltos ciertos temas, hay una diferencia de 10 años de expectativa de vida, de un lugar a otro, considerando el índice de pobreza.

Cuando una persona cumple 65 y se ubica en una condición socioeconómica estable se espera que viva unos 23 años más, pero en una zona más deprimida económicamente la expectativa es de unos 14 años.

La persona que tiene una expectativa de 23 años más, se espera que de ese período viva unos 17 años libre de enfermedades, mientras que los más pobres que tienen una expectativa de 14 años, solamente se espera que pasen 7 años sin enfermedad.

Todo esto es resultado de la gran desigualdad y el bajo nivel de ingresos. Además, hay que tomar en cuenta que las políticas de aumento en la edad jubilatoria no distinguen de qué área socioeconómica es cada persona, por lo que los pobres no solo vivirán menos tiempo con poca calidad, sino que tendrán que trabajar una mayor porción de sus vidas.

En los estudios realizados por la Age UK, acaban de obtener resultados sobre el análisis del riesgo de la soledad en la vejez. ¿Cuáles fueron las conclusiones?

Identificamos que alrededor del 11% de las personas mayores de 65 años dicen sentirse solas todo el tiempo o la mayor cantidad del tiempo. La soledad es un elemento asociado con menor calidad de vida, menor extensión de la vida, con problemas físicos, depresión y de no participación en la sociedad.

Gran cantidad de estos adultos mayores tienen como compañía la televisión y aunque vivan con personas, aseguran sentirse solos.

¿Qué elementos inciden en la soledad?

Está relacionado con problemas de salud, limitaciones para realizar actividades de la vida cotidiana, problemas de audición o visuales, además del tema de género. La soledad está más arraigada en hombres que en mujeres.

 ¿Cómo se puede prevenir o atender la soledad en la vejez?

Estamos trabajando en la intervención a través de cultivar la amistad, visitas domiciliarias, llamadas telefónicas, sobre todo a través de voluntarios.

Es vital identificar la ubicación de los adultos mayores para intervenir y detectar los signos de la soledad.

También desarrollar actividades comunales que incluyan la participación de esta población de forma activa, ya sea mediante agencias locales y organizaciones de desarrollo local.

En cuanto a los índices de bienestar. ¿Cuáles son los sectores que han identificados vitales para el desarrollo de políticas orientadas a los adultos mayores?

Luego de llevar a cabo un estudio, determinamos que hay un total de 130 indicadores que determinan el bienestar de este grupo poblacional. De esa cantidad de elementos establecimos siete subgrupos, que permitan simular o establecer políticas para la intervención de la población adulta mayor de una forma más efectiva.

Esos índices incluyen la definición de características personales de la población, su participación social, la salud física, la salud mental, las finanzas personales, los servicios locales y la vivienda y recursos materiales disponibles.

 

 

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